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Capítulo 22 - El legado que supero a reyes y dioses

-Dime- dijo Tytos haciendo una agraciada reverencia y después de recomponer su postura, le dio una amigable sonrisa -¿Qué te trae a estos lugares? Viejo rey Trancos-

Muchos soldados que acompañaban al rey, pusieron un rostro serio y de desagrado ante tales palabras. Tytos no los tomo en cuenta y le dio un abrazo a su amigo. El viejo Trancos, ahora tenía un cabello cano, un cuerpo más delgado, por no decir huesudo y carente de músculos. Su andar todavía era correcto y erguido, pero ya no tenía ese ímpetu que tuvo antaño. A él lo acompañaba Arwen, que ahora se había olvidado de su misión y estaba conversando con Carmen. También lo seguían dos niños a los que Tytos conocía, a uno sobre todo. La princesa Sofia y el santo de la espada, Joseph. A pesar de que los dos niños eran jóvenes, no más de quince años, tenían gran mérito por su manejo de la espada. A la princesa no se le cuestionaría acompañar al rey aunque solo fuera la nieta. Pero el otro bribón era otro cuento, ven��a como guardia del rey. Según le contaron a Tytos, el puesto del niño fue cuestionado muchas veces, pero su habilidad con la espada dejo claro que era apto para el cargo. Aunque a más de algún noble no le gusto.

Tytos compartió un abrazo con el rey y este último le explico -vengo a pedirte un poco de ayuda mi viejo amigo-

Tytos con una sonrisa negó y se preguntó si estos tipos no aprendían. Tytos siempre se negó a este tipo de cosas, pero después de no haber sido molestado en un buen par de años, decidió escuchar primero y después negarse. Tytos por lo tanto lo invito a entrar, después de que avanzo Trancos, Arwen y Carmen. Tytos espero a los niños, uno se ruborizo y la otra lo miro como si estuviera mirando a una leyenda. Tytos no se molestó con esas expresiones y saludo a los dos con una abrazo. Bueno, al menos lo intento, por que el niño no lo quiso hacer.

Joseph puso un rostro serio, apretó el ceño y recalco -abuelo, ya estoy grande para ese tipo de cosas-

Pero Tytos no tomo en consideración sus sentimientos e igual lo abrazo. Joseph se dejó abrazar aunque el mismo no devolvió el abrazo, entonces Tytos le susurro en el oído -Joseph, nunca se es demasiado mayor como para mostrar afecto a tus seres queridos-

Después de eso se separaron y Tytos los llevo a la torre. Por supuesto, los otros guardias querían seguir a al rey, pero Tytos los amenazo y les dijo que tenían prohibido dar un paso en la torre. Mas de algún listillo trato de ignorar esta advertencia, argumentaron que era para proteger al rey, pero cuando ese listillo se vio suspendido en el aire sin respirar, el resto se detuvo.

Tytos lo miro molesto y le dijo -te he dicho que no puedes ¿eres sordo o qué?-

Pero el muchacho no contestaba, sin embargo alguien grito emocionada -ese es el famoso, agarre de telequinesis. Sr Tytos, yo leí de eso en los registros pero lo encontré una exageración, ¿Cómo lo hace? por favor dígame ¡¿Cómo lo hace?!-

Tytos soltó al hombre cuando noto que Sofia estaba al borde de la histeria. Nunca había visto a una persona que lo adorara por golpear a alguien. Carmen, por supuesto que lo regañaría, sus hijos no tendrían el valor para reclamarle. Nymeros, bueno, ella es de su grupo, así que diría "algo deben haber hecho, que molestó a papá". Pero nunca en todos sus años de vida, conoció a alguien que apreciara su forma "directa" de resolver las cosas. Tytos ignoro a Sofia y miro a los soldados y les repitió -no pueden entrar a la torre-.

El muchacho que había sido suspendido en el aire, le grito -¿sabes quién es mi padre?¿sabes quién es?-

Tytos puso una sonrisa suave, se paró relajado, cruzo lo brazos y le pregunto -¿Quién es tu padre?-

-El líder del gremio de comerciantes-

Tytos soltó una carcajada y le dijo -déjate de molestar niño. Cuando yo iba a ver al rey en Minas Tirith, veía a tu a abuelo y a tu padre. Los dos temblaban cuando me veían venir. Si eres un buen nieto, deja de decir tonteras, de lo contrario te podrían hasta desheredar-

El joven se puso colérico, vio cómo Tytos le daba la espalda y se iba con Joseph y Sofia a su cola. Quería intimidar a esta cosa, pero ¿y si fuera verdad?. El joven sabía muchos rumores que corrían detrás del nombre de Tytos Hill. El medio elfo, el demonio de llamas, el dios de la lucha, el inmortal. Un muchacho detrás de él, le palmeo el hombro y lo invito a dejar el lugar, también pensó que lo mejor sería no buscar problemas.

-o-

En el piso treinta de la torre, Carmen mando a instalar una hermosa mesa de madera circular y un juego de seis sillas. Ahí estaba sentada con el rey, Arwen, Tytos y los niños. Compartían un ambiente familiar y agradable, la joven Sofia le preguntaba a Tytos un montón de cosas. Después de un rato, Tytos arranco y se ganó al lado de Carmen e ignoro a Sofia. Esta última quedo desalentada pero se supo comportar y siguió conversando con Joseph. Este último era muy paciente, escucho todo lo que dijo la niña y dentro de todo, eran visible sus sentimientos. Joseph estaba enamorado, pero como la mayoría de las personas que eran dotadas para una cosa, era inútil en otra. El mismo se encontraba no apto para la princesa, lo que no sabía era que el sentimiento era mutuo.

Todos compartieron durante el día y solo en la tarde, Tytos tomo a Trancos y lo llevo a caminar por el jardín. Ambos se alejaron del grupo y comenzaron a conversar el tema principal.

Tytos y Trancos iban con sus manos detrás de la espalda. Cómo dos viejos sabios que hablaban de la vida. Ambos estaban viejos o más viejos de lo que querían, aunque claro, a Tytos no se le notaba. Este último tomo la iniciativa y pregunto -¿Qué es lo que me quieres pedir?-

Mientras el rey miraba las flores que había por todo la zona, apretó su ceño y le respondió -Sauron- esa palabra congelo el tiempo y detuvo el ciclo natural del mundo -¿te acuerdas de él?-

Tytos respondió en tono molesto -sí, también de Frodo y Sam-

El rey lo miro a la cara y asintió de manera solemne, después continuo -Según mis fuentes, hay gente que se reúne en las noches. Gente que adora al señor oscuro y a todas sus criaturas-

-Ridículo- protesto Tytos -¿Cómo puede haber tal cosa?-

-La hay- asevero el rey -ya hemos detenido por lo menos a veinte personas por esto. No sé qué ha pasado o como ha sucedido, pero está pasando- Trancos los miro a los ojos y continuo -hay gente adorando al señor oscuro, igual como si fuera un dios-

-Estúpidos, ni siquiera saben a quién adoran- después Tytos entendió las intenciones del rey. Puso un mirada firme y le dijo -déjamelo a mí, los cazare a todos-

Trancos asintió, suavizo su expresión y le dijo -lleva a los niños contigo. Sofia quiere ser capitana de la guardia y tu nieto, bueno, tu bisnieto es alguien talentoso, más allá de lo que alguno de tus hijos fue- Trancos puso una sonrisa y siguió caminando.

-o-

Tytos al otro día, tomo a los niños y los llevo de excursión. Se asomaron a las praderas de Rohan y avanzaron por todo el camino. De noche acamparon yTytos les contó que se dirigían a las montañas occidentales. Sofia, por supuesto no le importo adonde fuera, iba con la leyenda a una misión, esto era algo que podría contarle a sus nietos y bisnietos en el futuro. Por solo esta experiencia la gente la honraría y la consideraría por sobre cualquier guerrero. Joseph no se lo tomo bien, argumento que era un lugar muy peligroso para la princesa.

Sofia con un rostro disconforme dijo -no me molestes Joseph, mi abuelo me dio permiso y tú no eres nadie para limitarme-

Joseph algo sorprendido le respondió -pero princesa-

Sofia algo cabizbaja le dijo -ahí vas de nuevo, si nunca te olvidas de los títulos, nosotros…- Sofia le dio la espalda y mascullo -estúpido- y se fue a varios metros de ellos, se acostó y se tapó con su capa y se durmió.

Tytos estaba sentado al borde de la hoguera escuchando en silencio todo este melodrama. Vio a Joseph que se sentó al frente de él, sin ánimos y triste. Tytos soltó un suspiro y le dijo -muchacho ¿Quién te enseño a comportarte como un idiota?-

-No soy un idiota- dijo Joseph algo molesto, pensó que toda la culpa la tenía este monstruo que estaba delante de él.

Tytos no se molestó y con una sonrisa le pregunto -¿Quién fue?-

-Mi abuelo-

-¿Charles?-

-No, mi otro abuelo-

Tytos soltó un suspiro y le dijo -muchacho. Primero que todo, nunca vuelvas a tratar a tu mujer como una florecita. ¿hace cuantos años la conoces?-

Joseph miraba al fuego y contesto de forma involuntaria -dos-

Tytos asintió y continuo -¿en todo ese tiempo la haz visto luchar?- Joseph asintió y Tytos le pregunto -¿entonces porque dudas de ella?-

-Yo, bueno- Joseph dudo y respondió -¿y si le pasa algo?-

Tytos soltó una carcajada que molesto a Joseph, pero Tytos no se cortó, después de limpiarse las lágrimas le dijo en un tono serio -¿eres idiota? Este mundo es peligroso. Los esfuerzos del rey por unificar la región han dado frutos, pero la tierra media sigue siendo una tierra precaria. Las leyes que hay apenas resguardan a las personas, dime ¿te sientes seguro ahora mismo?¿te sientes seguro en Minas Tirith?-

Joseph quedo mirando el fuego, no supo que responder, como quedo sin una respuesta, miro a su abuelo esperando a que él lo iluminara.

Tytos negó con su cabeza y le dijo -el mundo es un lugar impredecible muchacho, hoy estas bien, mañana no lo sabes. Nadie sabe que pasara el día de mañana, entonces ¿Por qué limitarte por el miedo?. Ah, sí, por favor no seas como tu abuela Magdalena, está bien ser valiente pero no seas estúpidamente temerario- Tytos recordó una experiencia pasada que le dejo un sabor amargo. Después de volver de sus pensamientos continuo -bueno, como te decía, no te límites y tampoco límites a los que amas. Esa muchacha te quiere, lo más probable es que seas el único idiota que no se da cuenta. Por lo tanto, si quieres que ella sea feliz, ayúdala en lo que quiere hacer, protégela cuando sea necesario. Pero no empieces con mierda y mucho menos a decirle que la cuidas porque es la princesa. Cuando ella se aburra de tu discurso, habrán muerto tus posibilidades con ella-

Joseph asintió y quedo en silencio meditando todo lo que dijo Tytos. Después de apagar el fuego, se fueron a dormir.

-o-

Durante toda la jornada, por lo menos, durante una semana. Joseph y Sofia no se dirigieron la palabra. Tytos lo encontró chistoso, porque en medio de todo esto estaba él. Un día aprovecho para dar una vuelta y cuando volvió los pillo a ambos muertos de frio porque no prendieron la hoguera. Uno había conseguido leña y la otra tenía el pedernal. Pero como no querían hablarse, ninguno compartió ni le hablo al otro, por ende, no prendieron la hoguera y estaban entumecidos.

Al otro día Tytos los trato como a retardados y tuvo que darles medicina, habían pescado un resfriado. Tytos recordó su juventud mientras los miraba y no recuerda qué Carmen y él fueran tan retardados. Se pregunto si es por el medio ambiente en el que crecieron, la era en la que estaban o solo era la edad. Al final perdieron dos días de viaje. Después de eso algo cambio y los dos soquetes se comportaron de manera más abierta y más relajada. Tytos intuyo que habían llegado a un consenso o algo. Esto dentro de todo lo hizo un poco feliz, porque cuando los dejaba solos y después volvía. Los encontraba besándose o abrazados.

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Un día antes de llegar a la zona occidental de Mordor, Tytos tomo a los niños y acampo una última vez. Preparo una excelente comida y los alimentos como a reyes. Después de eso les dijo que avanzarían por las montañas y qué sería difícil hacer fuego. A cada uno le puso un sello para que capearan el frio y Sofía empezó a gritar como una loca. Estaba emocionada, una vez le había preguntado a la abuela de Joseph, Éowyn, si eran reales lo sellos. La señora le dijo que sí, pero ver tal legendaria habilidad la llenaba de emoción. Por supuesto, ella era feliz, pero Tytos y Joseph llegaron a pensar que se le había zafado un tornillo. Tytos continuo con su explicación y les dijo que sería peligroso y que nunca se separen. Les paso espadas especialmente hechas por él y después de dormir, los llevo a las montañas.

Tytos avanzo por el mismo camino que anduvo hace años, seguían habiendo arañas, pero estas solo eran de un tamaño más grande que las normales. No eran tan monstruosas como esa cosa que pillo aquella vez. Avanzaron por los túneles, siguieron el camino, avanzaron por una escalera y llegaron a lo que parecía ser una bodega. La puerta estaba empotrada a la montaña, he incluso si la mirabas desde lejos, apenas se notaba. Tytos siguió el camino y acabo con cinco orcos que custodiaban la puerta, todo en silencio y sin armar mucho escándalo. Sofía quiso gritar pero gracias a dios, Joseph le había tapado la boca.

Después de darse cuenta de lo que casi hace, Sofia se disculpó -perdón-

Joseph soltó un suspiro y le dijo -yo también pienso que el viejo es genial, pero ahora no es el mejor momento para ser tan emocional-. Sofia asintió y le dio un beso en la mejilla.

Tytos torno los ojos al cielo y les dijo -no es el mejor momento para ponerse amorosos el par de tortolitos-

Sofia y Joseph se ruborizaron, Tytos les hizo una señal y lo siguieron a la bodega. Una vez que entraron, revisaron el lugar, movieron varios muebles hasta encontrar un estante y detrás de él, encontraron una caverna. La entrada no era muy grande, pero era lo suficiente como para que pasaran dos personas. Tytos entro primero y les hizo la señal para que permanecieran callados. Continuaron avanzando, Tytos mato a otros tres orcos en el proceso y después de llegar al final del pasadizo, se encontró una escalera que descendía hasta una amplia recamara subterránea. No obstante, su sorpresa fue otra. Un orco gigante, como del tamaño de un troll. Estaba sentado sobre un trono de piedra. Varios humanos le rendían oraciones y suplicas. El orco con un raciocinio anormal para su raza, permanecía impasible como si fuera un dios, un ser superior.

Tytos miro a los niños y les dijo en voz baja -yo me encargare de la mayoría, ustedes se ocupan del resto-. Sofia y Joseph asintieron y coordinados los tres, salieron a cortar a todo lo que hubiera en frente.

Tytos corto a una gran cantidad de orcos y humanos, mientras que Sofia y Joseph remataban a los que quedaban. Tytos de vez en cuando le daba una mirada a los niños y vigilaba que el gran orco no arrancara. Se sintió aliviado por una parte y asustado por otra. Los niños se desenvolvieron con toda naturalidad, se protegían el uno al otro y luchaban como un solo cuerpo. Ahora, lo que asusto a Tytos fue que el gran orco estaba impasible, con una sonrisa en la cara. Lo normal, pensó Tytos, es que el orco intentara arrancar o se pusiera nervioso después de ver toda esta masacre, pero eso no paso y lo obligo a ponerse serio.

Una vez que mataron a todos, Tytos llego frente al gran orco. Este último a su vez se levantó de su trono y saco una hacha que tenía la hoja dentada. Era solo un metal malamente fundido, pero solo su tamaño y forma te hacían pensar en lo peor. Tytos mantuvo su temperamento, no sabía que pasaba, pero pensó que algo debe estar ocurriendo. Compartió una mirada con el orco, ambos se evaluaron y en un súbito movimiento. El orco ataco. Tytos esquivo los ataques, espero a que el monstruo desvelara su poder, pero solo era fuerza bruta. Entonces Tytos tomo la opción de empezar a atacar, espero a que el orco hiciera un gran ataque. Una vez que llego ese momento se escabullo por debajo y le cerceno el brazo. El orco dio dos pasos hacia atrás y se empezó a reír, algo le caía en gracia y Tytos no sabía lo que era. El orco se acercó a su brazo cercenado, se lo volvió a colocar y miro a Tytos una vez más. Sus ojos se volvieron negro como la noche, tomo el hacha con las dos manos y continuo con el combate. Tytos esta vez tuvo que ser más serio y con varios cortes, le amputo las extremidades. Sin embargo lo raro era que el orco no sangraba ni moría, Tytos pensó que para ese momento, cualquier criatura viviente debería estar muerta. Pero esta cosa no lo estaba.

Entonces Tytos al ver que no podía matar al orco de la manera normal, emitió la segador de almas y calcino el cuerpo. Ese fue el final, Tytos se aseguró enfocando su vista espectral de que el alma del gran orco dejaba el mundo físico.

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Tytos termino su misión, trato de recoger toda la inteligencia que pudo pero no fue suficiente. Lo único que podía concluir es que todo esto no había acabado. Después de salir de las montañas, tomo a los niños y juntos cabalgaron hasta Minas Tirith. Ahí Tuvo una reunión con el rey y con sus más leales.

-¿Cómo te fue?- pregunto el rey con una sonrisa afable al ver que todos volvieron sin problemas. Sin embargo, Tytos puso un rostro lo suficiente serio como para que el rey cambiara su semblante.

Tytos lo miro a los ojos y le dijo -esto no ha terminado. Toma- estiro su mano y de su anillo saco varios libros y pergaminos -es toda la información que pudimos obtener. Ahora- Tytos soltó una exhalación y continuo -nos encontramos con orcos y humanos por igual, adorando a un orco como si fuera un dios. Era gigante, tenía una complexión como los uruk-hai, pero del tamaño de un troll. Peleé con él pero a pesar de que le corte las extremidades, la bestia no moría. Al final tuve que incinerarla-.

La sala quedo en silencio, Boromir que ahora era una noble con el título de supervisor de la guardia pregunto -¿pero ese fue el fin?-

Tytos negó -fue el fin de la criatura, pero no creo que sea el fin de todo esto. Hay que estar atentos a cada movimiento-

-Gracias- dijo Trancos mientras meditaba toda esta información. Boromir se juntó con él y lo acompaño a una reunión, en la cual Tytos no estuvo.

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Después de entregar la información, Tytos fue al distrito comercial, a un sector en donde habían construido una gran mansión. Una vez que llamo y una mujer de pelo cano salió a recibirlo. Ella se presentó con una gran sonrisa y se colgó del cuello de Tytos -hola papá- dijo Magdalena.

Tytos la abrazo como si estuviera sosteniendo lo más hermoso del mundo y le respondió -hola mi amor ¿Cómo haz estado?-

Magdalena, le dio un beso en la mejilla y le respondió -bien, aunque me duelen los huesos de las rodillas con las putas escaleras, me siento bien-

Tytos apretó su ceño y la regaño -ese vocabulario-

Magdalena sonrió y al igual que cuando era niña, puso una sonrisa inocente y se disculpó -perdón-

Tytos le dio un beso en la frente y entraron juntos a la mansión. Era la mansión más bonitas de la ciudad. Faramir, que ahora también estaba cano, flaco, con una prominente barriga de bebedor, los esperaba en la entrada. Estaba apoyado en un bastón ya que su problema de rodillas era más serio que los de Magdalena. Tytos dejo a Magdalena y le dio un abrazo. Después lo invitaron al comedor para cenar.

Magdalena iba entre medio de los dos hombres y le pregunto a Tytos -¿Cómo te ha ido ?-

-Bien- sonrió Tytos, se impresiono de lo callada que estaba la casa. Después siguió -estuve haciendo un encargo para Trancos, pero ya lo termine-

Magdalena perdió su sonrisa y le pregunto -papá ¿llamo a Charles?-

Tytos soltó un suspiro, pondero cual sería la mejor curso de acción y asintió -sí, yo creo que sería bueno. Pero primero comamos, después hablamos de cosas desagradables-

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Después de que Tytos volvió de Minas Tirith, fue directo a ver a Carmen. Ella por supuesto, a esta edad, su labor como directora de la torre era solo de nombre. Ya no tenía las fuerzas como para andar de sala en sala enseñándole a los niños. Ahora ella se dedicaba a leer, tomar a una que otra persona talentosa como su aprendiz o descansar. En estos momentos, una mujer madura es la subdirectora. Galadriel, que después de que llego a su mayoría de edad vino a aprender. Estuvo un par de años hasta que se graduó, después se fue, hizo una familia y después de varios años volvió. Cuando volvió, la sorpresa de Tytos y Carmen fue mayúscula, ya que el esposo de esta niña, fue su desvergonzado hijo. Charles la había tomado como su segunda esposa, esto incluso sorprendió a Tytos. Pero el hecho es que Galadriel, con la ayuda y guía de Carmen, tomo el liderazgo de la torre.

Ahora Carmen y Galadriel conversaban de los siguientes cursos que tomaría la torre. Conversaban sobre qué alumnos habían destacado este año, cuales eran la recomendaciones para que Carmen los tomara como sus aprendices. Todo esto continuo hasta que el piso treinta, fue invadido por un hombre. Tytos paso sin ningún disimulo y cuándo llego a la mesa, fue recibido por ambas damas. Ambas mostraron una agradable sonrisa y después de saludarse, Galadriel los dejo solos. Tytos le agradeció y cuándo se fue, el tomo a Carmen y la beso de manera efusiva.

Carmen puso una linda sonrisa y le comento -ver el amor de esos niños te encendió-

Tytos sonrió y le respondió -mas o menos-. Entonces la tomo en brazos, la puso en su regazo y conversaron toda la tarde de todo lo que paso en esta travesía. Carmen por supuesto, le pidió a Tytos que estuviera atento y que ayudara con todas sus fuerzas. Tytos le aseguro que haría lo mejor, que se esforzaría porque nada malo pasara, así que le pidió que no se preocupara. Ambos compartieron esa tarde y parte de la noche, fumando, bebiendo, conversando, besándose. Fue una buen relajo.

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Veinte años habían pasado. Los adoradores de Sauron fueron erradicados o al menos eso se cree. Tytos ayudo a combatir estas fuerzas. En este lapsus muchas cosas se movieron al siguiente nivel. Galadriel finalmente fue nombrada directora de la torre. Faramir murió, Éowyn también. Años después Charles, seguido de Magdalena y por último Nymeros, cada uno de estos sucesos fue un duro golpe para Carmen que había aguantado hasta ese momento. Tytos pensó que su mujer duro tanto solo por el hecho de asegurarse de que sus hijos vivieran bien y murieran en paz. Ahora Carmen que estaba llegando al final de su vida, miro a Tytos a los ojos. Sus manos no tenían fuerzas pero de alguna manera afirmo la mano de Tytos. Este a su vez estaba sentado al lado de su cama. Le corrían lágrimas. Por el flujo de energía en el cuerpo de Carmen, podía decir que estaba cerca del final. No dijeron nada y cuando llego el final, Carmen hablo en voz baja.

-Tytos, en esta vida nos conocimos. Me amaste y te ame, fui feliz. Me diste hijos y una vida maravillosa, no tengo quejas, solo una petición-

Tytos se limpió las lágrimas con la manga y tratando de forzar una sonrisa mientras le respondía -lo que quieras-

-Por favor, comparte tus bendiciones con otros. No utilices tu poder para ser temido, si tienes el poder…- Carmen dio una respiración forzada -ocúpalo para ayudar a otros-

Tytos tratando de aguantar el llanto, asintió y le dijo -sí-

Entonces, sintiéndose en paz, Carmen esbozo una sonrisa, cerro sus ojos y murió en paz.

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Tytos, después de que se hizo un gran velatorio, en donde el rey Joseph y la reina Sofia se presentaron. Tomo el cuerpo de Carmen y lo incinero. Después fue al mar y disperso las cenizas, él dijo que era para la protección de su esposa. La ciencia que trajo Carmen a este mundo, trajo mucha luz, mucho bienestar, pero a su vez atrajo sombras. Los adoradores de Sauron habían sido erradicados pero su influencia quedo.

Por otro lado, Tytos coloco un monumento, el cual estaba en la entrada del valle, en frente de la torre de Isengard. Era un gran obelisco, en su cima, coloco la estatua de una mujer con un libro y una linterna. Después de eso, Tytos Hill dejo de ser visto en la Torre. Muchos estudiantes dicen haberlo visto como un fantasma, como un espectro que cuida de la torre. Se inventaron historias románticas de que el esposo de la primera directora, cuidaba su legado. Sin embargo esa fue en parte, la verdad del asunto. Tytos vivió en la tierra media, durante doscientos años cuidando de la torre.

Él estuvo ahí, cuando la realeza cayo, cuando volvió a subir al poder. Vio el cambio político, vio el crecimiento de una nación. Vio el cambio a una república, vio la prosperidad y vio la decadencia. Vio el final de su linaje y vio cómo de toda su progenie, solo quedo un descendiente.

Cuando la torre fue reconocida por todo el mundo como un tesoro que ilumino al mundo. Tytos supo que ya no tenía nada que hacer. Vio como niños con túnicas de escolares caminaban por los adoquines que llevaban a la torre de Isengard. Vio como la directora de esa época, daba el discurso inaugural el primer día de clases. Vio como muchos rostros estaban expectantes y entusiasmados. Vio como todo el trabajo de la mujer a la que él amo, dio más frutos que cualquier imperio o fuerza divina. Su trabajo no fue ayudar a otros, pensó Tytos, sino que fue iluminar el camino para que otros pudieran avanzar.

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-Bien- dijo Tytos mientras subía por las montañas y el viento ululaba -veamos que tenían guardado esos malditos espectros-

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