Para cuando Jeong Yeon había oído el mensaje de voz que Sun hee le había dejado, ella ya llevaba 10 minutos sangrando en la bañera, 15 si cuentas el tiempo que le tomó llegar a la casa de la mayor y 20 si tomas en cuenta el tiempo que le tomó llevarla a la sala de emergencias. Ella estaba desangrándose sin control, tenía por lo menos 32 cortes profundos en ambos brazos, sin contar los más de 120 superficiales que se hizo estando ebria. Les tomó más de dos horas a los cirujanos controlar el sangrado, suturar las heridas y transplantarle sangre, pero al final, resultó estar bien, estable y con vida que recorrer todavía.
Jeong Yeon sin embargo sentía que este solo era el principio, no sabía cuál fue la razón por la que intento quitarse la vida ni porque decidió solo despedirse de él, pero algo tenía por seguro, nadie podría ayudarla mejor que Namjoon. Inmediatamente tomó su celular y lo llamó
En su apartamento, después de recibir la llamada de Jeong Yeon, Nam se vestía con la velocidad de un rayo, preocupado por la salud de su amiga. Entre tanto alboroto, Yang Mi despertó, sosteniendo la sábana por encima de su hombro, se frotó la cabeza mientras le decía al mayor.
—¿Qué estas haciendo?– le pregunta ella con la cara desaliñada.
—Ahora no puedo hablas mucho amor, Sun hee está en el hospital y tu primo me pidió que fuera ahí de inmediato. Perdón por despertarte.— termino diciéndole mientras le daba un suave beso en la frente para después tomar su abrigo y salir por la puerta.
—La encontré en la bañera con los brazos cubiertos en cortes, y un cuchillo colgando de su mano. ¿Tienes alguna idea de porque puede haber hecho semejante cosa?— le pregunta Jeong Yeon inquisitivamente a Namjoon.
—No la verdad, no he hablado mucho con ella desde que...
—Desde que te empezaste a acostar con mi prima.—termino por él. Nam solo pudo verlo con una cara de desconcierto.—Tranquilo, no tengo ningún problema con ello, pero tal vez ella si.— dice mirando a Sun hee, quien todavía dormía en la cama del hospital.— Confío en que tú eres un adulto responsable Nam, por eso te pido que cuando ella despierte, hables con ella y le expliques todo, porque ella realmente lo necesita.
—¿Estás seguro que es lo mejor para ella?
—No podría estar seguro aunque mi vida dependiera de ello, pero si confío en ti.— terminó Jeong Yeon para después darse la media vuelta y salir de la puerta de terapia intermedia.
Dos horas después
Namjoon ya llevaba más de una hora sosteniendo la mano de Sun hee sentado junto a su cama en el hospital, esperando pacientemente a que ella despertará. Finalmente, después de dos horas pudo vislumbrar cómo sus ojos se abrían débilmente mientras ella apretaba la mano del mayor.
—Hola—dijo él con suavidad.
—¿Qué haces aquí? Pensé que estarías revolcándote con tu noviecita ahora. Dijo ella con un hilo de voz, aunque con el tono sarcástico intacto.
—Veo que la cirugía no afectó tu sentido del humor. Vine aquí por que por alguna razón estúpida decidiste cortarte los brazos hasta que fueran más corte que brazo.—dijo el mayor alzando la voz.
—Razón estúpida. ¡Razón estúpida! Eso es lo que piensas en verdad. Sabes me dolió mucho ver cómo te la comías cuando iban por el parque. Igual que cuando fui a dejar todas tus cosas que dejaste en mi casa. ¡Al igual que cuando quise sorprenderte con una visita a tu departamento y oí los gemidos de tu amante hasta el elevador!
Namjoon no podía decir nada a estas acusaciones, pues todo era cierto, aunque no la hubiera visto la vez del parque, indiscutiblemente vio su cabellera cafe entrar al elevador esa vez que besó a Yang Mi.
—Entiendo por que te sientes así.—dijo él intentando mantener la compostura de su voz—Entiendo que te sientas así, de verdad. Yo también pensaba que tú eras la indicada para mí. Pero algo pasó, y no se como explicarlo pero me enamore de Yang Mi.
–¿Por qué me mientes Nam?— ella respondió con una lágrima cayendo por su rostro— Ambos sabemos que aunque tú te hayas enamorado de alguien más, no me estás diciendo toda la verdad, al igual que con esto— dijo apuntando a su ojo verde— dime que es lo que sucede desde que regresamos de Seúl hace tres meses.
—Dile que me puedes ver.— le dijo su hermana apareciendo a su lado— Ya basta de mentiras.
Fue una tarde muy larga, explicándole todo lo qué pasó desde que Namjoon vió a su hermana en su departamento hace ya casi cuatro meses. Ella tomó un poco en aceptar la verdad, pero al conectar los cables, todo tenía sentido. Sin embargo, le quedaba una duda todavía.
—Nam, si tienes que salvar mi alma. ¿Por qué me abandonaste?— preguntó ella cubierta en lágrimas.
—Me costó un poco admitirlo, pero al final llegué a la conclusión de que salvarte tal vez no sea que yo te salve, sino dirigirte a la persona que te salvaría.— dijo él ahora con lágrimas corriendo por sus mejillas.
En ese momento, Jeong Yeon entró a la habitación e inmediatamente se dirigió a abrazar a Sun hee.
—Pensé que te había perdido— dijo Jeong Yeon entre sollozos— pensé que nunca te volvería a ver con vida.
—Te amo.— fueron las palabras que salieron de la boca de Sun hee a la oreja de su amado.
—Y yo a ti.— respondió él.
Namjoon decidió que lo mejor sería que saliera de la habitación para darle su espacio a la feliz pareja. Salió al estacionamiento, seguido por su hermana. Ya llegados al estacionamiento Lee le dijo a su hermano.
—Lo hiciste— dijo ella mientras una lágrima fantasmal caía por su rostro— lo lograste Nam.
—¿De qué hablas?— preguntó mientras se daba la vuelta para ver que de su fantasmal hermana emanaba una luz tan brillante que hizo a Namjoon entrecerrar los ojos al verla.
—Salvaste su alma, puedo descansar ahora.— le dijo mientras sus piernas desaparecían en la luz.
—Entonces supongo que es todo hermana.— respondió él con la voz quebrándosele a causa de las lágrimas que corrían por su cara y chocaban contra el pavimento al caer.
—Te cuidaré desde allá arriba— le dijo ella dándole un último beso en la frente. Namjoon cerró los ojos y lo único que quedaba en ese lugar eran él y una bella mariposa carmesí que se posaba sobre su hombro.
—Gracias Lee— dijo él mientras veía cómo la mariposa se iba volando a la distancia.