Emprendedores, ¡salid del armario! Creo que toda persona lleva dentro de sí un emprendedor que aguarda manifestarse. Pero para mostrarlo al mundo debes conocer los tres secretos para emprender con éxito. Dar estos tres pasos revela al mundo al héroe o la heroína que hay dentro de todos nosotros.
El 1.er secreto del éxito es cambiar la mentalidad de empleado a emprendedor. No me refiero a un cambio de trabajo nada más, sino a un profundo cambio de mentalidad (no es opcional, es obligatorio). No se trata tanto de hacer algo diferente sino de ser alguien diferente. Y este cambio de mentalidad no es negociable.
Conocí a personas, cuando trabajaba en el mundo de la banca, que pensaban como empleados; mientras, trataban de abrirse camino como emprendedores. No funcionó. Estaban desubicadas, pensaban de un modo cuando el contexto requería otro nivel de pensamiento. Eran incoherentes y el desgaste que eso creaba les hizo desistir en algún momento.
Que a alguien no le guste su trabajo o empleo no es razón suficiente para convertirse en emprendedor. Quedarse sin empleo no es razón suficiente para convertirse en emprendedor. Emprender es una mentalidad, una vocación, un estilo de vida. Para llegar a ser emprendedor hay que cubrir un proceso. Y en el proceso debe morir el empleado para que pueda nacer el emprendedor. Aprendí en mi propio proceso que la transición de empleado a emprendedor es más que cambiar de empleo o de lugar de trabajo, es una metamorfosis. Tan espectacular como la descrita en la novela de Kafka.
El 2.º secreto del éxito al emprender es saber qué quieres y estar dispuesto a pagar el precio para conseguirlo. La vida no premia las buenas intenciones sino los esfuerzos. Muchos son los que desean hacer dinero, pero pocos están dispuestos a pagar el precio. Regatean, se hacen a sí mismo rebajas y acaban por obtener saldos. Quieren conseguir más dinero, pero no quieren esforzarse. Quieren una pareja, pero no quieren renunciar a nada. Quieren paz interior, pero no quieren renunciar a sus conflictos. Quieren aprender, pero no quieren practicar las lecciones... Me encuentro con personas desajustadas con sus metas: desean un efecto pero detestan la causa. Como están desalineadas, no consiguen sus deseos y se sorprenden cuando afirmo que «querer» algo no sirve de nada, lo que vale es la acción disciplinada. Y lo que no vale es decirse «Bueno, ya lo haré algún día» porque ese día nunca llega.
Cuando sepas lo que deseas, averigua el precio y luego págalo con gusto.
A mí me encanta pagar precios; y cuanto más altos, mejor, porque sé que me conducen a grandes sueños. De hecho, yo no lo considero un precio sino una inversión. Para quienes regatean el precio de sus sueños, podrían encontrarse con que mañana el precio fuese mayor, cosa que suele suceder.
Saber qué quieres es más importante que saber cómo conseguirlo. ¿Por qué? Porque en la vida hay infinidad de caminos para llegar a donde vas, pero lo importante es tomar la decisión de dónde quieres ir y no apartarte de tu destino.
En mis cursos presenciales no pocas personas expresan no saber a qué dedicar su vida. Yo creo que todo el mundo sabe de algún modo lo que quiere (su corazón sí lo sabe), pero dicen que lo ignoran (en realidad lo que quieren decir es que no saben cómo hacerlo real, lo cual es irrelevante).
El 3.er secreto del éxito para emprender consiste en que el proyecto depende un
15% de la aptitud y un 85% de la actitud. Llama la atención que las personas, por lo
común, invierten gran parte de su vida mejorando su aptitud o formación convencional (escuela, universidad, máster, postgrado, doctorado...) e invierten nada, o casi nada, en educar su actitud.
Con esto no digo que la formación convencional no sea importante (en realidad sólo es importante en un 15% para el logro) sino que la actitud (un 85% del logro) es mucho más importante que la formación. Los jóvenes de hoy se dan cuenta de que con una licenciatura se gana poco. Dispongo de datos: un licenciado universitario sólo gana un
43% más que un graduado de ESO.
Pobre diferencia en el resultado para un esfuerzo e inversión de tiempo tan grandes. Cada vez compensa menos económicamente sacarse una carrera. Una vez afirmé esto mismo en una emisora de radio, de inmediato llamó una joven universitaria para preguntar: «Entonces, ¿qué hacer?».
Respuesta:
Joven, por supuesto que te animo a que vayas a la universidad (hoy un título universitario o un máster no garantiza ni empleo ni un buen sueldo; aunque es muchísimo mejor tenerlos que no tenerlos), pero aún más te animo a que desarrolles una actitud hiperpositiva de autosuperación y esfuerzo. Ahí esta la diferencia. Adicionalmente, fórmate de por vida, al margen del sistema educativo convencional ya que éste suele ir varios pasos por detrás de la realidad y el mercado. Pero aún más importante es que modeles tu actitud. Sí, la actitud ganadora. El mercado, ya lo verás, no te pedirá las calificaciones de la escuela o de la universidad, te pedirá resultados. Y valorará no tanto lo que hayas aprendido, sino que aprendas a aprender.
Que la actitud lo es todo lo sé desde los siete años, cuando hice mi promesa de ingreso en los boys scouts: «Tanto como puedo», y ése ha sido el mantra de mi vida, hacer el máximo que está en mi mano en cada cosa y cada día. En cualquier cosa que haga... ¡Tanto como puedo!
Alvin Toffler (futurista estadounidense, autor de La Revolución de la Riqueza): «El analfabeto de mañana no será la persona incapaz de leer. El analfabeto de mañana será la persona que no ha aprendido a aprender». Podría pasarme toda la noche en vela y no ser capaz de expresarlo con tanta exactitud.