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Después llegó el Fin de semana, Isabella estaba muy feliz, paso la noche sin dormir pensando en Sam y en todo el tema de vivir juntos, siempre soñó desde pequeña casarse con Sam y tener a pequeños bebes revoloteando por toda la casa, pero eso tenía que esperar a un futuro juntos estaba hablando sola y riéndose cuando fue interrumpida por una elegante que llevaba puesto un vestido que llegaba hasta sus rodillas, mostrando sus hermosas curvas, el pelo rubio ondulado al igual que Isabela y unos hermosos ojos verdes, era su madre, pues sus padres estaban en casa para poder ayudarla con el cambio de hogar.

Su madre le pregunta:

-Bella estás contenta?

Isabella emocionada le responde

-¡¡Siii! Estoy muy emocionada y contenta, aunque también estoy un poco triste porque los voy a dejar solos.

-Qué bueno mi niña. Yo quiero que tú seas feliz. Siento mucho que tu padre y yo no seamos los mejores padres del mundo. Siempre estamos ocupados y no podemos estar a tu lado, y en el caso de dejarnos solos no te preocupes que te estaremos visitando. Responde su mama

-Mamá... No estoy enojada porque ustedes siempre estén ocupados. responde isabella tomando de las manos a su mama - Yo sé, mi papá y tú son los mejor padres de mundo. Los quiero con todo mi corazón. Estaré muy contenta cada vez que vallan a visitarnos.

-Muchas gracias mi niña hermosa. Eres la mejor hija del mundo responde su madre entre llantos- Eres muy amable. Te amo mucho.

-Yo igual mama. Responde Isabella a su mama, la abraza secándole las lágrimas del rostro.

Entre ese abrazo de madre e hija entra el papa de Isabella, es un hombre de una estatura alta, este vestido igual de traje, pero el de este es de color gris, posee unos ojos color café y el pelo rubio, bien peinado y amoldado hacia atrás. Se sorprende al ver a madre e hija abrazadas llorando

-espero que esas lagrimas sean de alegría y no de tristeza- dice su padre- ven déjame abrazarte también pequeña.

-Mi hija ya está grande- le dice su padre- cuídate mucho en la casa y no salgas muy tarde, no quiero que corras ningún peligro, pequeña.

-Si papi... prometo cuidarme mucho- le dice isabella- Sam está conmigo, el me cuidara mucho al igual que cuando éramos pequeños.

-Claro que sí, sé que Sam cuidara de ti, confió en él, es como si fuera mi hijo- le explica su padre-. Él es muy amable y tierno, se parece mucho su padre, fue criado por una muy buena familia. Tu madre y yo estamos muy felices.

-Si. Yo no quiero una vida perfecta, quiero una vida feliz. Te amo mucho papá. Gracias por todo, son los mejores padres del mundo- le dice Isabella un poco triste- me han ayudado en cada cosa que necesitaba, me han mostrado su cariño.

- yo también te amo mi vida, eres la mejor hija del mundo y el mejor regalo que tu madre me pudo dar en esta vida- dijo su papa.

Su madre dijo que ya era hora de dejar la melancolía a un lado y terminar de organizar todo.

Sam ya había llegado, pero estaba nervioso, se decidió en tocar el timbre, al rato la puerta se abre mostrando a una triste Carmen, le dice que su hija está en el cuarto, entra a la casa y saluda a Erik, el padre de Isabella y va hacia el cuarto de esta. Al llegar esta estaba mirando hacia todos lados como si le costara mucho despedirse de todo lo que dejaba, la toma del brazo y le pregunta que si el pasaba algo a lo que ella niega con la cabeza.

-estas bien- le pregunta Sam- parece que no estas lista aun, ¿no quieres ir?

-No pienses así. Solo me estoy despidiendo de mi cuarto, aquí es donde pasaba la mayoría del tiempo mientras estaba en la casa.

-Está bien. Yo solo quiero que tú estés feliz, al fin podremos vivir juntos y no estarás mas sola lo prometo.

- estoy muy feliz- le dijo isabella.

Sam toma sus cosas y baja para acomodarlas en el carro ya que sus padres los estaban llamado para despedirse, al salir Isabella abrazo fuerte a sus padres y se despidió de ellos, al girarse vio el carro de Sam, era de color negro como la mayoría de cosas que el usa.

- que pasa- le pregunta Sam - ¿te gusta?

-Si me encanta- responde Isabella emocionada

-viajaremos mucho en el así que no te preocupes

Unos minutos después

Ya están todas las cosas acomodadas en el carro de Sam, Isabella se despide por última vez de sus padres y se monta en el auto. Su padre le dice a Sam que por favor cuide mucho de su pequeña pues él es mayor y ella aun no es mayor de edad, él le explica que la quiere mucho y que nunca permitiría que le pasara algo.

Sam abraza a sus padres y se monta en el auto, no sin antes revisar que todo está bien, cuando arranca y coge rumbo a su nuevo destino mira a Isabella varias veces y la nota un poco triste y nerviosa. Por otro lado, Isabella está pensado en como decorará su cuarto y como será todo lejos de sus padres.