A la mañana siguiente nos presentamos a la corte, la cita era en una hora, aún teníamos tiempo demás. Estaba acompañada de Akira y Kanji, esperando el momento para encarar a los Huswan. Cuando llegaron no podían acercarse, se mantuvieron a lo lejos, viéndonos con una sonrisa llena de malicia, que en una hora se les borraría.
Vi al agente de la policía que estuvo en la empresa realizando la investigación, y sentí curiosidad al ver que cuando nuestras miradas se cruzaron, cambió su semblante a uno serio. Sonreí como si nada estuviera pasando.
La hora llegó y como dijo Kanji, todo salió como tenía que salir. Abrirán una investigación a la empresa de los Huswan. Fueron sancionados por una suma muy alta de dinero. Les tocará pagar todo lo que hicieron, ahora las cosas se pondrán color de hormigas. No encontraron pruebas de nada contra nosotros y eso es algo positivo.
—Todo salió como debía salir— comentó Kanji al salir.
—Así es otro problema resuelto — secundo Akira.
—Iré al baño antes de irnos. Permiso— les dije a ambos, antes de caminar en dirección al baño.
Vi al agente con otro más y quise detenerlo, buscaba la forma de acercarme, estoy segura que podré sacar algo de esto. Quisiera saber porqué me dio esa mirada tan seria, debe ser porque conoce a Leiko.
—¿Qué quiere, Srta. Tsukino?— preguntó directamente al verme.
—¿Por qué esa seriedad conmigo?
—No crea que voy a olvidar lo que está sucediendo. Estoy seguro que estás detrás de todo esto, lo más probable moviste todas las fichas a tu favor. Todos saben que no eres una flor, ni mucho menos una santa.
—Que trato tan cortés de su parte, señor agente— comenté sarcásticamente—. ¿Tiene evidencia sobre lo que me acusa? Si no la tiene, será mejor que guarde silencio. Una acusación como esa, es muy grave y puede tener problemas por eso; como agente debe saberlo— me jaló del brazo y me metió a una de las salas vacías de la corte.
—Nos conocemos más que nadie, Srta. Tsukino. ¿Así que porqué te vas hacer la santa conmigo?
—No sé de qué estás hablando, y este comportamiento es inapropiado.
—Casualmente Lucas fue a visitarte y no volvió aparecer por la oficina. ¿Qué le hiciste, perrita?— supuse que estaba hablando del oficial que fue advertirme. ¿Así que son amigos? Ya sabía que no podía estar tan limpio como creía.
—No sé de qué hablas, a Lucas no lo he visto hace mucho tiempo. No levantes calumnias en mi contra sin tener pruebas.
—Como si no te conociera. Sé muy bien de lo que eres capaz. Deja el teatro conmigo, Leiko.
—Pasa por mi oficina mañana y hablemos sobre el tema, tenemos mucho de qué hablar; en especial de tu amigo. Ahora si me permites— traté de irme, pero me acorraló a la pared.
—Espero no trates de jugar sucio también conmigo, Leiko. No soy ese viejo imbécil a quien puedes engañar fácilmente. No lo olvides.
—Tienes tu carácter. Solo pasa mañana y hablaremos. Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer — lo empujé y salí de la sala.
Al caminar por el pasillo me encontré a Akira.
—¿Dónde estabas?— preguntó dudoso.
—En el baño. Vamos al hospital, querido— le agarré el brazo y lo hice caminar conmigo. Estoy segura que no me creyó una sola palabra, Akira no es estúpido y su mirada lo decía todo.
A la mañana siguiente, me fui a la empresa como de costumbre. Akira estaba con Kanji, cuando llegó el agente. Lo pasaron a mi oficina y me quedé a solas con él. Al no conocer quién es, o de lo que es capaz, quise prevenir. Traje el arma conmigo y lo cité en mi oficina, por si sucede algo hayan personas cerca.
—¿Ahora me dirás qué quieres decirme?— dijo directamente, sin saludar ni nada.
—Iré directo al grano, ¿Qué tipo de relación teníamos?
—¿Qué tipo de pregunta estúpida es esta?
—Responde.
—¿Estás tratando de hacerme confesar?
—No me interesa tu suciedad. Está más claro que el agua que no eres tampoco un santo. No tienes que usar la máscara ni ocultar lo que eres. Sé honesto contigo mismo, ¿Quién eres, y qué relación tienes conmigo?
—Trabajamos juntos, ¿Eres estúpida?
—Eso era lo que quería saber. En pocas palabras, ¿Eres otro corrupto como tu amigo Lucas?
—Cuidado con lo que dices, perra.
—Sin insultos, señor. Creí que eras alguien serio, pero veo que me equivoqué.
—Esta conversación me está aburriendo, creo que será mejor que me vaya. No soporto cuando te haces la estúpida.
—No tan pronto, no te he ordenado a que te vayas.
—Tu a mi no me ordenas nada.
—Quiero que trabajes para mí.
—Eso estuve haciendo, pero no puedo confiar en alguien que desaparece a mi compañero sin dejar rastros.
—Si nos unimos puedes ganar mucho más de lo que ganabas con Leiko.
—¿De qué hablas, niña?
—Te diré un secreto y espero lo guardes, o tendré que también deshacerme de ti.
—¿Estás admitiendo que lo mataste?
—Eso no importa. Hablemos de negocios. ¿Qué es lo que ganabas con Leiko?
—¿Por qué estás hablando como si no fueras Leiko?
—Porque no lo soy, imbécil — le conté por encima lo que estaba sucediendo, y lo que quería de él.
—Eres igual de falsa que ella. ¿Por qué tendría que ayudarte? ¿Por qué simplemente no te mato ahora mismo, y termino con mis problemas?
—Porque no te conviene. Según lo hagas y salgas de aquí, vas a salir lleno de plomo. No me decepciones, considero que eres muy inteligente y debes saber lo que te conviene. Solo necesito que busques una o para mí, compañero. Te pagaré el triple de lo que ganabas con Leiko. Yo cumplo mi palabra. Solo buscas la información que necesito y listo. Podemos ser un buen equipo. Si te niegas debes estar consciente de lo que tendré que hacer, y no me gustaría ensuciarme las manos contigo, no soy ese tipo de persona, ¿Me entiende?— abrieron la puerta y era Akira.
—¿Qué está pasando aquí, lisa?