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Según llegamos a nuestro destino, emprendimos camino a la clínica.

—Mi mamá está en una clínica privada. Todo lo que necesite lo va a tener, solo debe pedirlo.

—¿Realmente tienen que llegar tan lejos?

—Sí, es la salud de mi madre la que está en juego; así como usted atesora a sus pacientes y a su esposa, así atesoro la vida de mi madre. Si alguien no la ayuda la puedo perder, y no voy a dejar que eso pase.

—Existen muchos doctores que puedan ayudarlos. ¿Por qué tienen que obligarme a esto?

—Vine en paz, pero fue usted quién no aceptó mi oferta.

—¿Luego que termine, me van a dejar regresar?

—Sí, tiene mi palabra. Si hace su trabajo bien y ayuda a mi madre, estaremos eternamente agradecidos con usted. No somos malas personas, pero como ve, mi madre es lo único que tengo y no me puedo permitirme perderla.

—Al menos bajen el arma, me pone muy nervioso—dijo, y Akira bajó el arma.

—No intentes una estupidez o quién sabe lo que suceda— advirtió Akira.

—Tranquilo, mi amor. Él es muy inteligente y no hará nada como eso, ¿Cierto, doctor?

—No intentaré nada.

—Mas te vale. Espero pueda hacer bien su trabajo, porque si algo le pasa a la madre de mi esposa, toda su familia va a pagar las consecuencias. ¿Estoy siendo claro?

—Muy claro, señor.

Subimos al cuarto de mi madre, y por suerte, aún estaba dormida.

—Le haré un chequeo a la paciente para ver su estado y debo evaluar bien el caso.

—Haga lo que tenga que hacer, doctor. No acepto ningún tipo de error— le dijo Akira, y puse mi mano en su hombro.

—Relájese, sé que hará un excelente trabajo por mi madre, por su esposa y por usted— sonreí, antes de salir del cuarto con Akira.

Estoy segura que no hará una tontería, y si lo hace, terminaría peor. Solo espero que valga la pena y pueda curar a mi mamá.

Mi teléfono sonó y respondí.

—¿Mr. Jefferson?

—Lisa, tenemos un problema en la empresa.

—¿Qué sucede?

—Hay un oficial que quiere hablar directamente contigo.

—¿Sobre qué?

—Tal parece que hicieron una demanda a la compañía. No sé los detalles, quieren hablarlo directamente contigo.  ¿Ya regresaste del viaje?

—Sí, estoy en el hospital. Ven para acá, Akira y yo iremos a la compañía.

—Esta bien.

—Necesito que vigiles al médico mientras soluciono ese problema.

—Ya salgo para allá— colgué la llamada.

—Akira, hay un problema en la compañía. Tenemos que ir los dos para allá.

—¿De qué tipo?

—Aún no sé detalles. Me llamó Mr. Jefferson, porque al parecer hay un policía en la empresa con una supuesta demanda. Llama a Kanji y pregúntale si todo está en orden en la empresa. Él no está, y no vaya a ser que sea por el trabajo sucio que andan haciendo los dos bajo mi nombre.

—No te preocupes por eso, princesa. Kanji sabe lo que hace, no es un imbécil.

—A mala hora nunca ladra el perro, querido, es mejor prevenir que lamentar.

—Como me gusta que pienses en todo. Luego me preguntas porque me encantas— me acorraló en la pared.

—No es momento de calentarme, Akira. Tenemos que ir enseguida a la empresa. Dejemos eso para la casa— lo empujé para seguir caminando.

¿Ahora qué mierda puede querer ese policía?

Nos fuimos a la empresa, Akira por el camino llamó a Kanji y le dijo que todo estaba en orden, por ende, no sé quién pudo haber hecho una demanda en contra de la empresa.

Al llegar a la empresa, fui directamente a mí oficina y ahí me estaba esperando.

—Cuanto tiempo sin verla, Srta. Tsukino, ¿Me has echado de menos? — el policía agarró mi mano, me tomó totalmente desprevenida. ¿Quién es este hombre?

No quería mirar a Akira porque ya sabría la cara que debía tener. Solté su mano tratando de lucir lo menos sospechosa posible.

—Cuanto tiempo sin verlo.

—¿Te casaste?— olvidé por completo quitarme el anillo de matrimonio.

—No, el amor no es lo mío. Es solo una prenda. ¿Qué lo trae por aquí?— algo me dice que iré castigada por lo que acabo de decir. Podía sentir esa presencia maligna detrás de mi.

—¿Y él es...? — preguntó mirando a Akira.

—Es un socio de confianza.

—Hace mucho no sé de ti, haz cambiado mucho. Cada día estás más hermosa.

¿Y este pendejo porqué me habla con tanta confianza? ¿Habrá sido amigo o pareja de Leiko?

—Deberías guardar esos piropos para alguien que los quiera— respondí cortante.

—No has dejado de ser tan cortante.

—¿Qué lo trae por aquí?

—Recibí una demanda sobre unos números que fueron alterados en un contrato que hicieron en esta empresa, ¿Sabes algo sobre eso?— arqueó una ceja.

—No, no tenía conocimiento. ¿Qué procede?

—No voy a proceder, solo vengo a advertirte. ¿Olvidas nuestro trato?

—Sí, lo olvidé por completo.

—La cama no creo que lo haya olvidado, pero parece que tu si.

—No sé de qué hablas, pero hablemos de esta situación, es mucho más importante que hablar de temas insignificantes. ¿Quién hizo esa demanda?

—El dueño de una empresa muy conocida.

—¿Quién?

—De los Huswan.

Imaginé que esto sería un problema. Necesito que Kanji regrese y resuelva este maldito problema.

—Ya veo.

—¿Qué vas hacer? — intentó acercarse a mí y retrocedí.

—¿Sobre qué?— pregunté.

Escuché la cerradura de la puerta y me giré en dirección a Akira.

—Pongamos las cartas sobre la mesa — se veía muy molesto.

Si intenta hacer una estupidez en este momento por sus celos, podemos tener problemas serios. Aún no sabemos quién demonios es este idiota, ni que tipo de relación tenía con Leiko.

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