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Jefferson

—Señora, ¿Qué ha pasado con Akira?— le pregunté a la madre de Lisa.

—Tuvo un paro cardíaco, pero el médico pudo estabilizarlo.

—Esta situación es cada vez mucho más difícil.

—¿Pudo saber algo de mi hija?— preguntó preocupada.

—Nada, pero le prometo que la encontraré.

—¿Cómo estará mi hija? ¿Se estará alimentando bien? ¿Cómo estará el bebé?

—Señora, no se aflija más. Le prometo que la encontraré.

—Gracias por todo lo que ha hecho, señor.

—Esto que les tocó no es justo, pero me encargaré de hacer pagar a quien les hizo este daño.

—Usted hace lo mismo que el Sr. Akira, ¿Verdad?

—No sé lo que le dijo Akira de lo que hace, pero créame, comparado a Akira se podría decir que soy peor, y más cuando se meten con mi familia. Akira no es mi hijo de sangre, pero fui yo quien lo vio crecer hasta ser la persona que es ahora y no dejaré que nadie le destruya más la vida.

—¿Usted sabe quién pudo estar detrás de todo esto?

—Tengo mis sospechas, pero no es seguro.

—Entonces ¿por qué no busca a esa persona?

—No es así de fácil, pero le aseguro que encontraré a quien tiene a su hija y le haré pagar caro.

Lisa

Al llegar a la casa entré con miedo de encontrarme a Keita y me dirigí a la habitación de Yuji.

—Gracias a Dios no estaba ahí. No quiero seguir aquí, Yuji.

—No te preocupes, ya saldremos de esta.

—Gracias por todo. Me daré un baño y me iré a dormir.

—Espero puedas descansar, lisa. Cuida bien de tu bebé.

—Buenas noches—nos despedimos y me dirigí a mi cuarto.

Sentía una presión en el pecho y unas ganas de llorar inmensas. Haber estado en ese lugar donde pasó esa desgracia me causa dolor. No he podido descargar todo esto y no creo poder hacerlo. Lo único que quiero creer es que Akira está vivo. No puedo aceptar que esté muerto.

Me di un baño y busqué algo de comer en la cocina. Luego subí al cuarto y no encontré a Keita por el camino, lo que me hizo sentir aliviada. Debe estar muy molesto, esta tarde era otra persona. Por más que quiero entenderlo, me es imposible. Fue muy lejos y muy cruel con sus palabras.

Me acosté en la cama intentando relajarme y descansar. Eran muchas las emociones que he tenido durante estos días. El dolor en mi pecho cada vez era mayor. No puedo estar en la cama sin pensar en Akira. Me hace tanta falta. Abracé la almohada queriendo pensar que estaba ahí junto a mí y apagué las luces para poder descansar. No quiero pensar en nada más. Estuve un largo rato meditando, hasta que senti un sueño muy pesado de la nada y terminé dormida.

Keita

Toqué suavemente la puerta de Lisa y, al haber silencio, entré a su habitación.

—Señorita, ¿Está despierta?— pregunté acercándome a la cama—. Supongo que ya le hizo efecto. Solo quería pedirle disculpas por mi actitud. Escuché que dijiste que tienes miedo de mí, que no me quieres cerca. Eso me dolió mucho. Quisiera poder tener la fuerza de voluntad para decirle lo que siento por usted, pero sé que no podría mirarla a la cara si hago algo como eso. Todo lo que hago, lo hago por protegerla— acaricié suavemente su rostro—. Estos sentimientos me están consumiendo por dentro. Sé que si supieras lo que siento me vas a terminar odiando, es por eso que mejor no digo nada, pero quisiera estar así de cerca a usted, aunque sea una sola vez. Eso es suficiente para mí— la besé en la mejilla —.bSerá mejor que me vaya— me levanté de la cama.

—No te vayas, Akira, no me dejes sola— murmuró sujetando mi mano.

—Señorita, no me haga esto. No sé si pueda controlarme— me senté en el borde de la cama—. No puedo tenerla así de cerca ahora— miré su hermoso rostro—. Se ve muy hermosa dormida. Eres muy linda, ¿Sabías? Te amo, lisa — me acosté a su lado y la abracé.

Al tenerla tan cerca, no pude evitarlo y la besé en sus labios. Sé que no debo hacer esto, pero yo no puedo soportarlo más.

—Akira…—murmuró.

—Siempre estás pensando en él, incluso lo llamas en tus sueños. Yo no soy Akira— acaricié su mejilla y volví a besarla —. Perdóname, soy un monstruo, pero no puedo detenerme ahora— me subí sobre ella. No quisiera hacer esto, pero no puedo controlarme. Me odio a mi mismo, te juro que lo hago.

Besé su cuello mientras tocaba suavemente sus senos por encima de su blusa. Su olor, sus labios, su cuerpo, todo de ella me enloquece. Quisiera tener todo de ella. Soy lo peor. Sus suspiros me hacían descontrolarme mucho más y, aunque no dijera mi nombre, podía sentirme satisfecho de tener un momento así con ella. Siempre deseé poder tenerla así de cerca y que sus ojos sólo pudieran verme a mí, pero estoy consciente que eso no sucederá, no mientras siga pensando en Akira. ¿Por qué me duele saber eso?

Robé cada gemido o palabra que pudiera dedicarle a Akira. Él jamás mereció su amor y, aún así, se ganó el corazón de ella. Siempre quise protegerla de todo lo que le hizo, pero nunca pude hacer nada. No quiero verla llorar más, no quiero que sufra más por ese maldito. Quisiera que no piense en nadie, solo en mi. Quisiera que el nombre que mencione sea el mío y no el de él. ¿Cómo pudo enamorarse de alguien como Akira? Yo siempre he estado para ella, ¿Por qué no puede amarme a mi? Soy lo peor que existe, ¿cómo pude aprovecharme de su dolor? Quizá después de todo, soy mucho peor que Akira.

Lisa

Anoche soñé con Akira y se sintió muy real. ¿Por qué tengo que despertar a la triste realidad de que no está? No puedo vivir de esta manera.

Tengo que arreglarme, debo persuadir a Keita para que me deje ir a donde Jefferson. No puedo quedarme tranquila.

Al levantarme sentí mi cuerpo extraño. Sentí una sensación de humedad en mi parte baja. Me di un baño enseguida, el sueño que tuve con Akira creo que es lo que me tiene así. Esto es incómodo. No es el primer sueño que tengo con él de esa manera. Daría todo por poder verlo, aunque sea por última vez. No puedo ver una vida sin despertar a su lado.

Luego de darme un baño fui a la cocina, Yuji y Keita estaban en la mesa desayunando. Keita se levantó y caminó hacia mí al verme.

—Buenos días, señorita. Tenga su desayuno.

Keita estaba actuando extraño. En el día de ayer tuvimos esa discusión y hoy me trata como si nada hubiera pasado.

—Iré directo al asunto, Keita.

—¿Sobre qué?

—Quiero que me lleves a donde Jefferson.

—¿Sigue con esa idea, señorita?

—Sí, y seguiré con ella. Contigo o sin ti, buscaré la manera de ir.

—Esta bien, yo la llevaré, si eso la hace sentir tranquila—no esperé que aceptara tan rápido, pero es algo bueno a mí favor.

—Desayune primero y luego iremos al lugar.

—Entendido.

Al terminar nos dirigimos los tres al lugar. Keita se bajó conmigo, pero no le permitieron entrar. Se quedó esperando en la puerta, mientras que yo entraba. Al entrar me dirigí a donde la empleada.

—Buenos días, ¿Se encuentra Mr. Jefferson hoy?

—No, señorita, aún no ha pasado por aquí.

¡Maldición! No puedo aguantar ni un minuto más sin saber de Akira. Al voltearme y dirigirme a la salida, tropecé con una persona.

—Lo siento mucho, no lo vi—al levantar la mirada me di cuenta que era Jefferson.

—¿Srta. Lisa?

—¡Mr. Jefferson!

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