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Historia Paralela La Caída Capítulo 85: Pronto todo acabará.

27 de agosto de 2042.

Aurora abrió los ojos y sin darle una mirada al techo desconocido, se levantó de la cama y se sentó en la orilla de la cama.

Ella no reconocía la habitación en donde se encontraba y esta no era la primera vez que despertaba en un lugar desconocido y como todas esas veces se levantó de inmediato de la cama.

Se equipó su equipo de batalla que fue limpiado por un artefacto y le dio una mirada a Alice que había estado durmiendo en su cama y que ya tenía los ojos abiertos al verla.

"Vamos."

Aurora ignoró la mirada preocupada de su hermana y dio ese murmullo mientras se dirigía al baño de manera mecánica.

Sus sentidos alerta y agudos la guiaron al baño y al entrar, ella sacó un artefacto de limpieza y lo utilizó, entonces se quedó mirando en el reflejo del espejo que estaba arriba del lavamanos.

Ojos negros completamente inmóviles, piel blanca con tintes de palidez, ojeras visibles y labios partidos, que probablemente ella misma se mordió sin darse cuenta al tener pesadillas.

Estaba demacrada.

Dormía apenas un par de horas si es que las pesadillas la dejaban descansar y apenas tenía tiempo para el llanto, ya que la pasaba cazando y eliminando a esos bastardos.

En cuanto a la comida si no fuera porque Alice le insistía sobre comer, ella ni siquiera almorzaría o cenaría hasta que su cuerpo estuviera al límite.

¿Si ellos estuvieran aquí se preocuparían por ella?

Tal pensamiento hizo que Aurora temblara y sus manos rompieran el lavamanos.

Al darse cuenta, ella cerró los ojos y al volverlos a abrir, salió del baño notando que su hermana la esperaba observándola con una expresión preocupada y perdida.

Alice no sabía qué decir ni hacer, pero para Aurora no era momento de parar. No era tiempo para descansar, pensar o perder tiempo.

Necesitaba moverse sin parar, aunque fuera mecánicamente.

"Vamos…" Murmuró Aurora.

El murmullo estaba dirigido para ella.

No pararía hasta que todo terminara… Aunque llegar allí la desgastara por completo.

******

Aurora abrió sus ojos y vio su visión mezclada con la sangre que había caído en sus ojos.

Ella se limpió usando sus manos y luego parpadeó tratando de darse cuenta de sus alrededores.

Por un momento había perdido el conocimiento y ella no sabía si era por el cansancio, la falta de sueño o la pérdida de sangre.

Su cuerpo se había acostumbrado al dolor o quizás su cerebro ya había dejado de captar las señales de dolor, ella no lo sabía, pero estaba segura de que la sangre en su armadura plateada era una mezcla suya como la de los cadáveres que estaban a su alrededor.

"Brugh…"

Ella vomitó sangre y se afirmó con su espada clavada en el suelo, mirando cómo la sangre mezclada con lo poco que había comido caía sobre un par de brazos cortados.

Sus ojos se ajustaron a la visión y estabilizó su mente lo suficiente como para que ella observara los cuerpos a su alrededor.

Los jugadores… No, Aurora, al observar las cabezas cortadas, notaba la juventud de los cuerpos en el suelo.

Quizás diecinueve o veinte años era la persona con la menor edad entre el grupo de veinte cadáveres cortados en esta pequeña habitación.

Llamarlos a ellos jugadores era mentir. Esos hombres y mujeres eran jóvenes que habían alcanzado la adultez no hace mucho, y ella fue la asesina.

Quien les quitó la vida…

"Brugh…"

Aurora volvió a vomitar y ella no supo si era por las náuseas de sus pensamientos o si era por los olores nauseabundos que los cadáveres emitían al morir por miedo.

Ella se limpió de nuevo y trató de respirar, ignorando esos olores para calmarse, pero al mirar el techo tratando de alejar su vista de los cadáveres, vio arriba una espada clavada en el techo, todavía sostenida por un brazo cortado.

La sangre goteando era el único sonido que ella captaba todavía con su mente inestable.

"Se lo merecían…"

Tales palabras salieron de su boca.

¿Era para justificarse? ¿O simplemente para acallar aquellos pensamientos que de vez en cuando surgían en su mente?

Esos pensamientos que le decían que era una asesina desalmada, un arma frenética y despiadada que solo servía para asesinar.

!

Ellos eran criminales y en este punto ella era igual o incluso peor que muchos de ellos.

Al final…

"Se lo merecen…" Murmuró y sin dejarse atrapar por sus pensamientos se movió.

Caminando entre los cadáveres, ella cruzó la puerta rota y observó el pasillo de este edificio que había atacado.

Ella ya no sabía de quién era la sucursal o a qué gremio pertenecían. Lo único que entendía era que cada uno de ellos, por más jóvenes que eran, se lo merecía y eso era suficiente para mover su espada.

Aurora caminó y sus pasos se hicieron más firmes, entonces salió a una sala destrozada y antes de que ella se dirigiera a las escaleras para subir a los otros pisos, escuchó un ruido.

Al girarse notó que detrás de unos cadáveres un par de ojos la miraban y ella se acercó, notando la respiración oculta entre tantos cadáveres.

"No… No… Por favor…"

El hombre que se ocultó detrás de los cadáveres empezó a rogar al darse cuenta de que fue descubierto y en la mente de Aurora de inmediato vino el historial con los crímenes de ese hombre.

"Noo…"

La información de su sistema fue suficiente como para que ella moviera su espada y liberara un corte rojo que prácticamente dividió el cuerpo a la mitad de ese hombre.

Al momento siguiente se giró de inmediato y levantó su espada en alerta, pero se relajó al ver que era su hermana quien salía de la oscuridad.

"Ya está todo. Vamos a descansar." Dijo Alice con una expresión preocupada al acercarse.

Su hermana no mencionó qué hizo con aquellos que se toparon con ella y Aurora tampoco necesitaba escucharlo. Ella ya lo sabía y lo había visto cientos de veces antes.

Aun así, ver la expresión de su hermana y verla como Alice trataba de ayudarla a sostenerse, sin saber qué hacer o qué decir, pero a la vez queriendo llevársela, hizo que Aurora durara.

Sus ojos se cruzaron por un momento y…

"Lo siento…"

"Vamos." Interrumpió Alice y, viéndose incómoda al recibir su mirada, suspiró y dio una pequeña sonrisa que no concordaba con el ambiente ni con los alrededores. "Vamos a descansar y a comer. Necesitas dormir y guardar energía." Tales palabras salieron de la boca de Alice y Aurora, al recibir la mirada de su hermana, supo que ella no quería su disculpa. Aurora de vez en cuando se arrepentía de haber traído a su hermana, pero en el fondo era egoísta y sabía que si Alice no hubiera estado, ella quizás ya habría dejado este mundo. —No te dejaría sola. Su sistema dio ese mensaje y Aurora suspiró. Estaba agradecida con ambos cuya compañía era inigualable.

******

En una oscura habitación se escuchaban llantos y lamentos mientras las sábanas se movían.

"No… No…"

Alice, que estaba despierta, abrazó a su hermana mientras tenía una pesadilla y, a pesar de que su hermana se movía y pataleaba, ella la siguió abrazando.

"Estoy contigo... Estoy a tu lado…" Murmuró Alice, sabiendo lo complicado que era despertar a su hermana cuando entraba en una pesadilla.

Al principio, ella no supo cómo reaccionar cuando sucedía esto y terminaba despertando a Aurora, pero ya había pasado mucho tiempo con su hermana y sabía qué hacer.

"Estoy aquí… Puedes descansar." Susurró Alice al oído de su hermana mientras la abrazaba.

Aurora detuvo los pataleos y la respiración agitada se fue tranquilizando.

No era únicamente su voz lo que tranquilizaba a su hermana, Alice había estado usando múltiples artefactos para que su hermana descansara bien.

Ninguno de ellos afectaba la mente de manera extrema y eran utilizados para relajarse, pero como su hermana era un rango S con una fuerte voluntad y mentalidad era difícil tranquilizarla.

A pesar de que podía ser fácil llevarla a un estado inestable.

Pero había algo más que los artefactos que tranquilizaban a su hermana.

"Pronto todo acabará… Todo terminará…" Susurró Alice y su voz llevaba confianza.

No eran palabras de consuelo o para tranquilizar a su hermana, en su voz había confianza inigualable y tal confianza estaba respaldada.

Alice, al ver que su pequeña hermana se tranquilizaba y volvía a dormir, respiró aliviada y volvió a acariciarle el cabello suavemente mientras la sostenía para que descansara.

Pronto todo terminaría y cuando eso sucediera, Alice esperaba que su hermana pudiera descansar o al menos parar.

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