En un almacén en la Ciudad de Belo Horizonte, Nicole disfrazada de Bastet comprobó el interior de algunas cajas.
Estaba en un almacén de una organización criminal que decidió unirse y ahora estaba revisando el cargamento.
El interior del almacén estaba lleno de cajas de gran tamaño y esas cajas en la parte de arriba tenían vinos, mientras que en el fondo estaba lleno de armas.
Cientos de armas antiguas estaban en el interior y Nicole al tomar algunas notó los encantamientos simples.
No era una experta en encantamiento, pero aprendió como identificar los encantamientos o tallados mágicos en la Academia de Héroes y ahora frunció el ceño.
"Al parecer obtuvieron armas viejas y luego la encantaron para aumentar la eficacia. De esta forma pueden volverse una amenaza para los usuarios de habilidades de bajo rango." Dijo Octavio en un tono experto.
Octavio era un Señor de las Armas, básicamente un traficante de armas y a pesar de que no era un usuario de habilidades, era un experto en ese tipo de negocios.
A su lado estaba el jefe de la organización que estaba tenso por su mirada y la de prácticamente un par de usuarios de habilidades entrenados por María.
"¿De dónde vino este cargamento?" Preguntó Nicole en un tono curioso.
Hacer el papel de Bastet se le estaba haciendo cada vez más fácil y simple, ya que la personalidad no era tan compleja.
Y desde que volvió de China, su reputación creció más, ya que Ye An contó que la descubrió devorando cadáveres… Prácticamente culpándola de lo que Alice hizo.
Aunque fue bueno y ahora la gente estaba tensa a su alrededor y era más obvio para los nuevos como el jefe de esta organización criminal, que le costaba mirarla a los ojos.
"Es un cargamento traído de Bolivia. Algunos funcionarios corruptos se han encargado de vendernos sus armas viejas y nosotros la encantamos y mejoramos." Respondió el hombre dando una sonrisa nerviosa.
¿Bolivia? Nicole trató de recordar si la red de información de Víctor tenía identificado esa clase de negocio y no pudo recordar demasiado.
Había tantos negocios que estaban surgiendo desde la caída de la mafia, que era difícil mantener la información al día.
Aunque la red de información de Víctor era confiable, ya que controlaba algunos criminales y él obligaba a algunos funcionarios a que fueran corruptos mientras cumplían sus tareas.
Como deshacerse de armas viejas mientras ganaba dinero… Quizás este negocio era de esa clase.
"¿A quién se la venderás?" Preguntó Nicole mirando al hombre.
Quizás su curiosidad despertó cierta confianza en el hombre, ya que se enderezó y la miró a los ojos.
"Nuestro cliente es de la República de África Occidental. Queríamos usar uno sus puertos de Río de Janeiro para vendérseles a ellos. Una vez que los barcos salgan cuando entren, no necesitamos pasar por controles." Detalló el hombre mientras daba una sonrisa.
La República de África Occidental era prácticamente una nación corrupta controlada por los poderosos de la zona y antiguos señores de la guerra, así que no era raro que no hubiera controles.
"Tengo un contacto que es un antiguo señor de la guerra, te podré en contacto con él." Dijo Nicole y observando a Octavio, señaló. "Tratemos de evitar negocios con la República. El emperador tuvo un altercado con uno de los rangos SS de allí hace tiempo y no sabemos lo que hará."
Su contacto era Jasar, o específicamente Melgar, quien estaba en control del bajo mundo de Zerzura y si bien la ciudad no necesitaba armas viejas cuando ellos eran suministrados por la Empresa Cosmos, era diferente para otros.
Nicole había hablado con Melgar y sabía que él tenía influencia en antiguas ciudades y controlaba zonas enteras bajo las órdenes de tanto la ciudad como de la Empresa Apicius.
Mantenían orden en parte y en otra parte se encargaba de que individuos desagradables no se convirtieran en tiranos.
Como sería mal visto que Zerzura armara a milicianos de señores de la guerra, a veces se necesitaba otros medios… Como, por ejemplo, una criminal que le vendiera directamente a esos criminales.
En cuanto a no hacer negocios con la República, Nicole sabía que tenía conflictos con Zerzura y prácticamente esa nación era un vertedero de todo lo ilegal.
Las armas que ella permitía que vendiera probablemente terminaran matando inocentes y Nicole al menos quería reducir esa posibilidad.
Venderla a Melgar que la distribuiría a su gente o aquellos relacionados con Zerzura era algo bueno o al menos lo más cercano a algo bueno.
"Tiene razón…" Murmuró el hombre y se puso pálido.
Quizás recordando que el Emperador Víctor tuvo un conflicto con Raiden de la República y ambas naciones no estaban en buenos tratos y menos desde que ellos aceptaron los criminales que antes pululaban por estas tierras.
No era extraño que el Emperador Víctor se moviera si criminales mantenían negocios con la república… Tal idea era la que dio Nicole y como esta organización se basaba en no ir en contra del Imperio, su orden fue aceptada con facilidad.
"Lo tendré en cuenta e informaré a los demás." Respondió Octavio inclinándose.
Ese hombre había tomado el puesto del encargado de los asuntos comerciales exteriores y como alguien que tenía múltiples contactos y había hecho varios negocios era bueno.
"Bien." Respondió y mirando a María que estaba tan seria como siempre, preguntó. "María, ¿hay algo más para hoy?"
"No, esta es la última cita del día de hoy." Respondió María con un tono profesional como siempre y al ver que ella apenas podía contener su deseo de retirarse, preguntó. "¿Nos vamos?"
Nicole asintió de inmediato y María utilizó un artefacto de movimiento espacial para moverse, entonces al ver que todo se distorsionaba, ella dio un suspiro.
Había terminado todas las tareas que tenía para ir a asistir a la reunión de Aurora y Alice, quien se convirtió en un rango SS.
¡Un rango SS! Nicole estaba emocionada y quería visitarlas a ambas, no solamente para luchar, sino que para ver como todos estaban.
Al aparecer en la sala de su mansión, Nicole se quitó la máscara y dio un suspiro agotado.
"Recuerde que pronto nos moveremos a São Paulo." Dijo María y al ver que ella estaba distraída, preguntó. "¿Tan emocionada estás?"
Nicole observó a María que preguntaba con sincera curiosidad.
Ojos marrones y cabello atado en una cola, vestida de secretaria formal… La vestimenta de María y la formalidad destacaba un lado curioso de ella.
"Por supuesto. No tengo muchos amigos." Dijo Nicole mientras cambiaba su ropa y se ordenaba el cabello, entonces al notar silencio, vio a María.
María por lo general era silenciosa y distante, pero para Nicole la mujer era alguien amable en el fondo, al menos con aquellos que consideraba cercano.
"Debe ser difícil para ti tener una amiga como yo." Dijo María dando una media sonrisa.
¿Se refería a que era una criminal y una asesina? Nicole comprendía que prácticamente llevaba dos vidas.
En una donde estaba 'Nicole' y otra 'Bastet', pero la verdad era que a veces se mezclaba con bastante facilidad.
María creía que sus amigas eran personas brillantes y heroínas y quizás lo eran, aunque también eran personas que harían lo que fuera por sus objetivos o personas que no le importaba ensuciarse las manos.
"¿Quieres ir?" Preguntó Nicole girándose para observar a María.
No estaba mintiendo cuando mencionó que ella no tenía muchos amigos fuera de su grupo y tenía aún menos amigos en esta parte de su vida.
María era prácticamente la única persona en la que confiaba totalmente y que podía llamar amiga.
Los demás eran subordinados a los cuales no podía confiar.
"No. Se enterarán de quien eres de verdad." Respondió María y dándole una sonrisa, añadió. "Ve y disfruta. Luego si quieres podemos ir a beber unas copas."
Lo bueno de ser la jefa era que por lo general no trabajaba demasiado y simplemente se encargaba de revisar todo lo que sucedía, así que tenía tiempo y ese tiempo libre la pasaba entrenando o descansando.
María era de acompañarla, pero muy pocas veces fueron a tomar algo y si Nicole era sincera, le agradaba esa idea.
"Tomaré tu palabra." Respondió Nicole con una sonrisa.
Siempre era bueno pasar un tiempo con sus amigos y por eso hoy estaba yendo a Zerzura.
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En el templo del Fénix, en el Plano Astral, Clémentine se acercó a la pluma que flotaba en el interior de su habitación.
"Debo irme. Luego volveré." Avisó Clémentine a la pluma.
Técnicamente, todo este templo fue creado por el Fénix, así que cualquier murmullo sería escuchado por ella.
Aun así, hablarle a la pluma daba una sensación de ubicación cuando hablaba con la otra persona.
"Recuerda avisar que no estarás disponible por un tiempo. También avísale a tu familia." Ordenó Fenghuang.
Clémentine asintió.
Ya había aceptado la misión y había estado preparándose para el viaje, lo único que faltaba era avisarle a su familia y a sus conocidos de que estaría ocupada.
Era una misión clasificada, así que era complicado decir la verdad, no obstante, podría avisarle que estaría ocupada y que no tendría tiempo ni para comunicarse.
Fenghuang mencionó que podría utilizar como excusa que se iba a quedar meditando en el templo en donde no tenía contacto con el exterior.
Ella asintió y saliendo de la habitación apareció en la sala principal en donde estaba la gigantesca llama flotando e iluminado el interior.
Clémentine saludó algunos monjes y se dirigió a la entrada principal en donde empezó a flotar.
Vino con su propio cuerpo, así que en vez de ir al templo en Nepal decidió viajar por este plano.
Ella había marcado tres ubicaciones para guiarse en este plano.
La casa de su padre, el templo en Nepal y el edificio de Aurora y Alice en Zerzura y en este momento ella empezó a viajar hacia esa ubicación.
El mundo púrpura que la rodeaba daba la impresión de tragarla en cualquier momento mientras todo se torcía en un sinsentido incomprensible.
Aun así, este no era el primer viaje de Clémentine y había aprendido como moverse y viajar con facilidad.
Guiado por la marca en la casa de Aurora, a ella le tomó un par de minutos y entonces sintió que se acercaba y luego de un paso, rompió la brecha entrando a la ciudad y llegando al frente del edificio de Aurora y Alice.
La ciudad tenía seguridad en caso del movimiento espacial y el viaje psiónico tenía similitudes a la hora de aparecer repentinamente.
No obstante, como la mayoría de las ciudades, algunos tenían artefactos de permisos y Clémentine tenía uno de esos permisos, lo que le permitió entrar.
Al aparecer al frente de la mansión, ella se acomodó la ropa y se acercó a la puerta, tocando varias veces.
No iba a negar que estaba emocionada de que Aurora, Alice y Akira volviera, aún más con Alice revelando que era un rango SS... Ahora podía decir que oficialmente tenía una amiga que era un rango SS.
Tras esperar y darse cuenta de que nadie la atendía, ella flotó al sentir una presencia y subió la muralla verde del jardín y entró.
"Oh, lo siento, no me había dado cuenta de que tocabas." Dijo Nicole mientras llevaba una maceta moviéndose lado a lado mientras la levantaba en lo alto.
"¿Qué estás haciendo?" Preguntó Clémentine sin comprender a su amiga.
La maceta tenía un tallo pequeño que parecía agitarse a la luz del sol.
"Estoy buscando un lugar indicado para que le dé sol. Alice me dijo que si encontraba un punto que le agradara a la planta, luchara conmigo." Dijo Nicole y frunciendo el ceño, murmuró. "Es difícil saber cuál es lugar es más indicado."
¿Alice no le había dado una tarea sin sentido para rechazar la batalla? Nicole se lo estaba tomando con tanta seriedad que era difícil ver la verdad.
Al final, Clémentine tomó la maceta con su telequinesis y la movió en el aire, notando que el tallo se agitaba sutilmente al sol, hasta que encontró una zona perfecta en donde se quedó quieta.
¿Una planta mágica? Clémentine sin importarle demasiado, levantó la tierra del jardín con telequinesis conformando una plataforma en donde puso la maceta.
"¿Y las demás?" Preguntó Clémentine curiosa.
"Aurora se fue a buscar a Serafín… Alice estaba leyendo libros. Érica vino, pero se fue a visitar a sus conocidos de la ciudad. Nosotros somos las dos primeras en llegar." Respondió Nicole y entonces sonriendo, comentó. "Escuche que Andrés estaba ocupado y Leslie iba a llegar tarde, ya que tenía una misión."
Generalmente, se juntaban en la noche, pero la mayoría era de venir temprano para estas fiestas y por eso le pareció raro a Clémentine que nadie le respondiera.
Aunque eso demostraba que sus compañeros estaban cada vez más ocupados.