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Filosofía de vida.

La Academia de Héroes, seguía de luto.

Estaban a mitad de febrero y a pesar de que había pasado un mes de la muerte del Director Vincent, la atmósfera de luto continuaba siendo deprimente.

Antón captó tal atmósfera de inmediato y sin inmutarse se adentró a la academia, dándose cuenta de que los profesores estaban reunidos.

Al verlo, se acercaron de inmediato.

"Por favor, primero déjenme adaptarme al lugar. Luego conversaremos." Intervino Antón y observando a algunos profesores que reconocía, se detuvo en la Profesora Santulli que se notaba algo cansada y dudó. "¿Edward está aquí?"

"Ya han escuchado a Antón. Retírense y luego pídanle autógrafos si quieren." Ordenó la Profesora Santulli y cuando los profesores se fueron algo avergonzados al ser descubiertos, respondió. "Sí, espera en la oficina del director… La antigua oficina."

Antón asintió y la Profesora Santulli, mantuvo su mirada en él durante unos segundos, llevando a que percibiera que ella deseaba privacidad.

Fue por eso que él activó un artefacto de su esposa para sellar el área a su alrededor, aun así, la Profesora Santulli se giró para ver a la persona que lo seguía en silencio.

"Ella es Nicole. Una amiga de mis hijas Aurora y Alice. Aunque ya la debes conocer." Señaló Antón con calma.

La joven no estaba tan nerviosa como había esperado y en vez de mostrar timidez, dejaba ver una seriedad que se adaptaba a su entorno.

La Profesora Santulli dudó un momento en vez de continuar.

"Mis hijas le contaron sobre lo sucedido con el Director Vincent y estoy seguro de que Víctor le debe haber revelado la verdad." Añadió Antón e ignorando la sorpresa de la joven, se giró a la Profesora Santulli y comentó. "Si lo deseas, luego puedes venir a hablar conmigo. Debes tener muchas cosas que deseas decir."

¿Fue la mirada? ¿La expresión cansada? ¿O la profundidad de los ojos de la Profesora Santulli? Independientemente de lo que fuera, Antón captó un dolor que superaba, el dolor por respeto del fallecimiento de un conocido o alguien cercano, era un dolor más profundo.

"Gracias." Respondió la Profesora Santulli y bajando la cabeza, dio una suave sonrisa y añadió. "También gracias, por resguardar el legado de Vincent. Él estaría feliz de que un compañero se haga cargo."

El legado de Vincent.

Esto era la Academia de Héroes para muchos y Antón estuvo de acuerdo.

La Profesora Santulli, se alejó en silencio, dando un sentimiento de soledad y él suspiró.

Lo único que podía hacer por alguien con quien compartió valores fue proteger el legado y eso fue todo.

Era incapaz de buscar al asesino y menos cuando utilizaron medios psiónicos del cual desconocía y como si fuera poco, tampoco se quedaría demasiado tiempo.

"Señor, ¿está bien que lo acompañe? Pensé que íbamos a entrenar." Murmuró Nicole dejando ver cierta curiosidad.

No iba a quedarse en este mundo, para Antón tal idea era un hecho, no obstante, no significaba que no ayudara a la nueva generación.

Nicole era esa siguiente generación y entre las compañeras de su hija, era la única a la que podía ayudar al compartir profesión y fue por eso que la invitó a entrenar.

A diferencia de Aurora que tenía maestro, lo único que había escuchado de la joven era que estaba cerca de Víctor y si bien no sabía si era oficialmente su aprendiz, para Antón era bueno apoyar a los jóvenes.

"No te preocupes. Luego de que termine algunos asuntos, iremos a entrenar." Respondió Antón, haciéndole una señal para que lo siguiera y con calma, dudó. "¿Vas en tu último año de la academia, cierto? ¿Qué piensas del lugar?"

El entrenamiento estaba en su lista de tareas, aun así, no significaba que no pudiera sacar provecho de una joven estudiante que estaba asistiendo a la academia.

Como si fuera poco, Nicole estaba entrando a su tercer año y en este punto ya debía tener una perspectiva propia.

"El primer año me permitió formarme con las 'prácticas' y en el torneo internacional pude lucirme lo suficiente como para que algunas puertas se abrieran. En cuanto a mi segundo año, permanecí entrenando bajo el Emperador Víctor." Respondió Nicole con calma y observando las aulas mientras caminaban por el pasillo, comentó. "Creo que la academia necesita mantener el formato que se aplicó a mi año. Los estudiantes llegan con demasiadas expectativas y es necesario que se le muestre la verdad."

"¿Cuál es la verdad?" Preguntó Antón observando de reojo a esa joven, cuya expresión era seria y solemne.

La forma que dio su respuesta, las emociones en su voz, no solo llevaba reminiscencia a su primer año, sino que sus propias creencias.

"Que los ideales sin la fuerza, poder o autoridad solo es un concepto vacío. Y que, para mostrarlos en hechos, algunas veces se necesita ensuciarse las manos." Respondió Nicole y con una media sonrisa algo difícil, añadió. "Sin embargo, no soy la indicada para hablar y menos cuando siento que cada vez me alejo más de lo que alguna vez quise ser."

Estaba entrenando bajo Víctor y por la reacción de cuando reveló sobre la muerte de Vincent, dejó ver que ese 'emperador', probablemente no se guardaba muchas cosas.

¿Qué le reveló y que entrenamiento le dio? Al final, Antón se detuvo un momento y observó a la joven.

"Difiero. La fuerza, el poder y la autoridad te ayudará a llevar a cabo tus ideales, pero todo empieza por el deseo de ayudar. Si tienes el deseo de ayudar, no necesitaras ni poder ni autoridad o fuerza y puedes ser la persona más normal del mundo, que ubicada en el momento y tiempo correcto, puede cambiar la vida de alguien. Convirtiéndote en un héroe en el corazón de esa persona." Comentó Antón y dándole palmadas a la joven, añadió. "Si tienes ese deseo de ayudar es suficiente."

¿Qué se necesitaba enseñarles a los estudiantes? ¿Era que necesitaban fuerza, autoridad o poder para que pudieran llevar a cabo el ideal de 'heroísmo'? ¿Qué para llevar a cabo esos ideales en hechos necesitaba ensuciarse las manos?

Para Antón no era necesario.

Solo necesitaban inculcar el deseo de ayudar y aquellas personas que lo sintieran, se movieran sin dudarlo buscando llevar a cabo sus deseos y creando sus propios ideales, con lo cuales buscarían cambiar el mundo.

Y esa persona no necesitaba ser un poderoso héroe, una autoridad importante, o alguien influyente, lo único que necesitaba era ayudar y dar una mano en el momento correcto.

Ambos siguieron caminando y Antón en vez de presionar a la joven, dejó que asimilara sus palabras, esperando a que se animara a hablar.

"Eso tiene sentido, pero..." Murmuró Nicole y en voz baja, cuestionó. "¿Quién determina que el modo en el que ayudamos es el correcto? ¿Quién se encarga asegurar que siguiendo nuestras creencias no causaremos daño?"

Ayudar.

Una palabra simple, que dependiendo de la persona podía complicarse y hasta algunos la podían distorsionar.

Había tantos lunáticos, que retorcían el significado y al final, que creían que hacían lo correcto, sin saber que causaban daño.

En ese mismo sentido de ayudar, a veces eran torcidos por los métodos que en algunos casos podían considerarse excesivos.

Matar a maleantes, creyendo que 'ayudaban' a que algunas situaciones no volvieran a suceder era lo que su hija y su esposa, alguna vez hicieron… Lo que él mismo hizo.

¿Y quién le daba la razón para creer que tal actuación era correcta?

"Tú misma determinarás eso. Cuestiónate y pregúntate si lo que quieres hacer es correcto. En caso de que no lo creas, nunca es tarde para arrepentirse y volver al camino correcto o buscar uno." Declaró Antón y observando a la joven, anunció. "Y si un día encuentras el camino correcto continúa no importa lo que otros te digan."

Hacer lo que era correcto, no significaba seguir algún valor que otros imponían o una creencia general que una considerable parte de la sociedad compartía.

Era darse cuenta por uno mismo que el camino que tomaba y las decisiones que realizaba, no estaban equivocadas.

Tal filosofía de vivir por lo que se creía correcto podía terminar en alguien como Aurora, quien, a pesar de su larga historia, seguía haciendo lo que debía hacer o alguien como su hijo mayor… Quien hizo todo lo que quiso hacer sin arrepentimientos.

Aun así, Antón la pregonaba porque el deseo de ayudar, aquello que la empujara a moverse y actuar no necesitaba venir de nadie más que la persona misma.

Al darse cuenta de que la joven tenía bastante de que pensar, Antón siguió su camino y fue a la ubicación en donde podía captar la presencia de Edward.

Tocando la puerta con calma, luego de recibir el permiso de pasar entró a la antigua oficina del Director Vincent.

"Gracias por venir." Dijo Antón observando a Edward quien asintió sin decir demasiado y señalando a la joven que la seguía, añadió. "Supongo que se conocen."

Lo supuso ya que tanto Nicole como Edward se miraron unos segundos, antes de desviar la mirada sin decir demasiado.

"Me gustaría saber lo que piensas de la academia." Pidió Antón con calma al revisar la sala.

"No creo que sea necesario. Confiaré en usted." Respondió Edward sin revelar sus emociones.

¿Qué era lo que pensaba? Resultaba difícil averiguarlo y más cuando se estaba encerrando tanto en sí mismo y Antón suspiró.

"Bien. Pídele los profesores que vayan a la sala de entrenamiento más grande. Necesitamos preparar un día para llamar a todos los estudiantes y profesores de la academia." Ordenó Antón con calma.

"¿Para un comunicado?" Preguntó Edward dejando ver curiosidad.

Llamar a todos los estudiantes y profesores, hizo que Edward pensara que se trataba de un comunicado y Antón en vez de negarlo, sonrió.

"Solo diles que vengan preparados para soportar golpes. Haremos una práctica grande." Determinó Antón de forma simple.

Estuvo seguro de que nadie se perdería un entrenamiento con un rango SSS y tal acción era lo mejor, cuando deseaba que todos asistieran.

******

Clémentine que dejó su cuerpo meditando en la habitación en Zerzura salió del edificio flotando por una venta.

Ese día que conoció a los padres de Aurora, se dio cuenta de lo aterradora que era alguien tan poderosa como la Luz de Plata.

Quien fue capaz de seguirla y rastrearla a pesar de que había usado el Plano Astral para volver a su cuerpo.

Tenía algunas preguntas que hacerle de ese tema y a la vez también le hubiera gustado aprender lo que esa leyenda sabia de su madre, pero se abstuvo.

No solo se trataba de que no deseaba molestar a un rango SSS como la Luz de Plata, sino que sintió que buscar consejos aprovechándose de la amistad de Aurora y Alice no era lo correcto.

Aunque su curiosidad por su madre, seguía presente…

"¿Qué debo hacer?" Murmuró Clémentine cuando dejó el edificio y recorrió un par de calles.

¿Qué debía hacer con esas dudas? Y mayormente, ¿qué debería hacer en este momento?

Había querido salir para distraerse y lo hizo de esta manera, ya que como le dieron la oportunidad de dejar su entrenamiento, quería intentar explorar la ciudad.

En su forma intangible, era capaz de ver las barreras en la mayoría de los edificios, algunos usuarios de habilidades, las patrullas, los escáneres de los drones y ella decidió moverse explorando mientras su consciencia flotaba.

Estaba prohibido volar o flotar por la ciudad y ahora que ella lo estaba haciendo en secreto sin que nadie pudiera verla, pensó que era una pena.

La vista de los autos recorriendo las calles, los transeúntes caminando, los negocios, las vistas interiores de los departamentos, fue maravillosa a pesar de que ella no intentaba espiar la vida privada de los ciudadanos.

Una vista única de una ciudad magnífica y ella flotó hasta que vio a alguien que reconoció.

"¿Esa es Alice?" Dudando para sí misma, sabiendo que nadie la escucharía, Clémentine observó a la reconocida 'Glotona' saliendo de un negocio y pidiendo un taxi.

Sin dudarlo, se acercó a ella y antes de que el taxi comenzara su viaje, se adentró al interior y se sentó cerca de Alice.

Alice llevaba una típica bolsa de papitas en sus manos y su mirada estaba centrada en el reloj holográfico, frunciendo el ceño con molestia y aburrimiento.

Tratando de aguantar su curiosidad, no pudo y se acercó para mirar los mensajes, sin embargo, Alice bajó su reloj holográfico.

"…"

Clémentine levantó su mirada avergonzada, pero a diferencia de lo que esperaba, Alice simplemente continuó comiendo de su bolsa de papitas, como si nada.

¿La había visto? ¿Era posible? ¿O fue algo al azar?

Un rango S normal no podría sentirla, Clémentine estaba segura de ello y aunque Agatha la había descubierto, esa mujer era un rango SSS que utilizaba múltiples magias.

"Déjeme aquí." Ordenó Alice al taxista y luego de pagar y descender, observó el centro de la ciudad y fue tragada por su sombra.

Literalmente tragada en su totalidad, desapareciendo en menos de un segundo y la sombra desapareció, como si no hubiera existido.

¿Qué acababa de suceder? Clémentine que todavía no estaba segura si la habían descubierto, dudó un momento, pero al final lo dejo estar.

"Debería haberle intentado robar sus papitas por la traición." Murmuró antes de alejarse y explorar la ciudad en esta forma.

No sabía si Agatha había dicho la verdad, no obstante, robarle una bolsa de papitas y huir de la 'Glotona', sin duda iba a ser una forma de entrenamiento única.

Aunque estuvo claro, que bastante arriesgada y peligrosa.

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