El festejo de navidad estaba comenzando a prepararse y Xaali, que estaba caminando en dirección de la iglesia que seguía en construcción, no pudo evitar sonreír.
Los negocios estaban decorando sus entradas y vidrieras de forma muy navideña y las tiendas de ropa empezaban a mostrar algunos conjuntos navideños.
El 'espíritu navideño' era algo nuevo… Esa era la única forma que podía describirlo Xaali.
La mayoría de los ciudadanos, exceptuando a los extranjeros que cada vez llegaban en mayores cantidades, no disfrutaban las festividades mundiales desde hace demasiado tiempo y era igual que las fiestas locales.
Para ellos la navidad era como otro día, en donde había que pensar en cómo conseguir la comida para la próxima semana, si es que no debían preocuparse por mantenerse vivo por algún peligro.
Tal vez su situación no fuera la misma para todos los refugiados, pero lo que cada uno tenía claro, era que en esta época no se festejaba y lo máximo que se tenía era esperanza de que algún día todo mejorara.
Y lo hizo… Xaali no pudo ocultar su sonrisa sincera, al ver los negocios abiertos, algunos más llenos que otros, mientras demasiado transeúntes caminaban por el área.
Miles y miles de personas llegaban a cada día desde las tierras del General McLean, algunas escoltadas por mercenarios o aventureros, pero la mayoría traído por los milicianos de Makeba y las fuerzas leales a ese gran señor de la guerra.
Mostrando lentamente que la conexión con Zerzura no era simple, ya que de cierta forma se estaba 'desolando' las tierras del oeste, sin dejar nada a quien gobernaría.
Llevando a que la ciudad, creciera y mucho… Muy mucho.
"Nadie creería que hace un año esto era un pequeño pueblo." Murmuró Xaali y sin contener cierta sonrisa, añadió. "Y ahora está por empezar un nuevo año y Zerzura es una ciudad."
El año 2044 terminaría una vez que diciembre acabara y el pequeño pueblo que había aparecido en la nada se estaba convirtiendo en una ciudad llena de esperanza y futuro.
Las misiones arcas que estaban siendo llevadas a cabo de forma repetida por las fuerzas del General McLean y Makeba, traían miles de personas en tan solo una caravana de las misiones arcas y varias misiones se llevaban a cabo al mismo tiempo.
Desde el este, en las tierras de Sudan en donde estaba Jasar el Pálido, las misiones arcas estaban comenzando mientras que la iglesia, daba apoyo humanitario para esas tierras problemáticas.
Sin embargo, Xaali sabía que desde aquí todo se aceleraría y era inevitable.
El primer año resultaba ser el más difícil para Zerzura, y la ciudad tuvo que sobrevivir no solo a olas y hordas de bestias, sino que a señores de la guerra e incluso influencias más poderosas, como lo fue la Gran Señora de las Bestias.
Protegerse, defenderse, conseguir aliados o incluso mantenerse, la ciudad de Zerzura había mostrado todo su potencial, instaurado su gobierno en este lugar, con sus propias leyes y su propio sistema.
Y que el Gigante de Acero y la Luz de Plata derrotaran junto a Zerzura a la Señora de las Bestias, dejo en claro que Zerzura era incuestionable.
Por eso tantas personas ahora deseaban venir a este lugar, tras haber escuchado las historias, los rumores y sabiendo que esta ciudad no estaría en peligro al mes que viniera o al siguiente año cambiara de 'gobernante' porque otro lunático más fuerte decidió controlar todo.
Era imposible para ella no estar contenta y a la vez deseosa de ver el progreso, pero a la vez no podía ocultar su cierto deseo de ayudar a las personas que la salvaron y a la ciudad que le brindo cobijo.
Tal pensamiento pasó por su mente, cuando vio el gigantesco templo que estaba siendo construido en este lugar.
Las escaleras desde la vereda se elevaban, a la cima para adentrarse al templo que estaba construyéndose con sus grandes pilares blancos.
Un estilo arquitectónico similar a los antiguos griegos y lo suficiente ostentoso como para que cualquiera pensara que este sería el templo principal de toda la Iglesia del Tiempo y el Espacio.
Bajo ese templo, bajando por una escalera se encontraba lo que fue el refugio y el lugar en donde ella obtuvo los poderes de su 'señor', a la vez que era el lugar en donde el gran portal estaba instalado.
Ahora la entrada estaba abierta, pero esa zona era capaz de cerrarse y lo sería cuando el templo finalmente acabara de construirse.
"La Cardenal Brousseau se encuentra abajo." Informó el paladín luego de saludar.
Venía de forma tan seguida para trabajar, que ya era reconocida por los paladines y sacerdotes del lugar.
"Gracias."
Dejando esas palabras detrás, ella bajo por la escalera, recordando lo que había sucedido en este lugar.
Recordó el día que deseo ser útil y obtuvo la respuesta que necesitaba de un dios, que no adoraba, al menos no en su totalidad.
Ahora tampoco podía decir que lo adoraba, al menos no con el fervor de los creyentes más devotos, pero lo respetaba como su 'Señor' y quien le dio el poder para cambiar sus alrededores… Para ayudar.
"Vayan a informarse con el Paladín Claus, él les designara el área en donde trabajaran y los enviaran con el equipo con el cual cooperaran. No se olviden de leer los informes del sistema de seguridad." Ordenó la Cardenal Brousseau, recibiendo a un escuadrón de paladines y sacerdotes.
Acababan de salir del gran portal y esos paladines que mostraban expresiones serias, asintieron antes las órdenes y se movieron sin dudarlo.
Los sacerdotes y sacerdotisas también hicieron lo mismo cuando otros vinieron a guiarlos por el área e informarle de la situación.
"¿Quiere que me encargue de guiarlos?" Preguntó Xaali al acercarse a la Cardenal Brousseau, que estaba firmando varios documentos.
Estos paladines eran aquellos que estuvieron en la primera línea de la guerra europea-demoniaca y que estuvieran presente aquí, dejo en claro que el frente se estaba 'desarmando'.
Dejando ver de cierta forma que la paz estaba más cerca que nunca.
Y estos equipos de paladines formados por la iglesia y que lucharon en el frente de batalla fueron movidos a Zerzura, para que se hicieran cargo de cualquier situación o se movieran a donde era necesario.
Ella se había encargado de guiar otros grupos antes, pero esta vez la Cardenal Brousseau agitó su cabeza.
"No. Deja que otros se encarguen de esa tarea. En cuanto a ti, debes venir conmigo a mi oficina." Dijo la Cardenal y le hizo una sonrisa, como si le pidiera un favor.
Xaali sabiendo lo que pedía, controló el espacio a su alrededor con solo su voluntad y con tan solo querer dirigirse al pasillo de la oficina de esa cardenal, el espacio obedeció y ambas se movieron.
"Estás aprendiendo rápido. ¿Los magos enseñan bien o son los paladines?" Preguntó la Cardenal Brousseau con curiosidad.
Estaba aprendiendo de magos espaciales de la iglesia sobre el movimiento espacial y a la vez seguía la guía de algunos paladines.
Buscando entender tanto la teoría mágica detrás del movimiento espacial como así también, la mirada detrás de los paladines quienes podían usar el mismo poder que ella.
"Si, pero es un poco diferente. El espacio me favorece y obedece mis pedidos. Más que control directo del poder del Dios del Tiempo y el Espacio, diría que me lo está dejando fácil." Respondió Xaali de forma honesta.
No estaba 'controlando' el poder de su Señor, sino que sentía que le pedía algo al 'espacio' y este respondía.
Era tan misterioso y a la vez tan mágico, que hasta ahora le costaba asimilarlo a pesar de que lentamente trataba de dominarlo.
"Es muy raro que el Dios del Tiempo y el Espacio de su poder de forma directa como a ti, así que tu experiencia puede ser diferente con otros paladines." Informó la Cardenal Brousseau y con una sonrisa entrando a la oficina, añadió. "Pero no te preocupes, una vez que lo empieces a controlar, aprenderás más y más, entonces entre más control tengas y tu cuerpo se adapte, podrás utilizar una mayor fuerza."
Si bien los paladines podían tener rangos similares a otros usuarios de habilidades, las formas que controlaban ese poder era diferente y la fuente también era otra.
La 'fe' y la 'creencia' en su dios era importante, pero no para el Dios del Tiempo y el Espacio, lo que llevaba a que los requisitos fueran bastante básicos a la hora de que alguien pudiera recibir el poder de ese Primordial.
Un cuerpo sano, capaz y fuerte, que actuara como 'recipiente' era todo lo que se necesitaba y entre más grande ese 'recipiente', más poder podría recibir si el Dios del Tiempo y el Espacio lo deseaba dar o era reconocido por tal deidad.
"Lo entiendo. Me esforzaré para estar a la altura de su voluntad." Respondió Xaali de forma honesta.
La Cardenal Brousseau se detuvo al escuchar su voz tan decidida y dedicada, entonces al sentarse en su oficina, dudó un momento.
"¿Sabías que la Iglesia del Tiempo y el Espacio es más una organización humana que algo divina? Si bien el Dios del Tiempo y el Espacio puede dar designios por medio del Sumo Pontífice, fuimos los mortales quienes nos organizamos." Dijo la Cardenal Brousseau de repente y viendo que ella no comprendía, añadió. "Organizar paladines que reciben su reconocimiento, controlar los sacerdotes que obtienen respuesta, es algo que nosotros organizamos, pero no obligamos a que otros se unan."
"¿Cuál es su punto?" Preguntó Xaali con cierta seriedad que dejaba ver curiosidad.
El Dios del Tiempo y el Espacio era conocido por algunos de sus errores como crear una máquina de realidad virtual y conectarlo a Terra nova, sin utilizar su poder para revelar la verdad y solo utilizando redes sociales, llevando a que muchos no creyeran del tema.
Algunos paladines que lo defendían decían que esas redes sociales eran la única forma de comunicarse, pero otros creían que lo que hizo fue algo de forma indiferente.
Como la forma que prestaba su poder a diferentes personas, a pesar de que muchos de ellos no necesariamente lo adoraban de forma devota, como ella.
La iglesia fue creada por mortales que organizaron a los creyentes, buscando cumplir un mismo objetivo y guiando a aquellos que recibieron el poder del espacio y el tiempo.
Por eso no tenían símbolo de adoración y tampoco tenían algún credo o algo de ese estilo, como algunas otras iglesias más organizadas.
Y si bien pudo comprender que era posible que algún que otro sacerdote o paladín del mismo dios, pero no de la iglesia podía estar llevando a cabo la voluntad de su dios o de lo que creía que su dios quería, no era capaz de entender a lo que apuntaba.
"Mi punto es simple. ¿Deseas pertenecer a la Iglesia del Tiempo y el Espacio? ¿Seguir la jerarquía, las reglas y apoyar la iglesia?" Preguntó la Cardenal Brousseau y solo sonrió ante su rápido asentimiento, entonces comentó. "He hablado con otros cardenales. La forma que utilizas tu poder es similar a la Cardenal Najjar, pero a diferencia de ella, no lo has recibido siendo una cardenal y ni siquiera eres una sacerdotisa, así que decidimos darte un nuevo puesto."
Junto a esas palabras, la Cardenal Brousseau se levantó sacando de un anillo espacial una túnica similar a las sacerdotisas, pero más decoradas y le sonrió.
"Serás la nueva Sumo Sacerdotisa de la Iglesia del Tiempo y el Espacio. Esto no es un título vacío, es un puesto en la iglesia, de la cual serás miembro. Con su propia autoridad y obligaciones, en este caso para apoyar y ayudar a Zerzura." Informó la Cardenal Brousseau y viendo que ella temblaba algo emocionada, añadió. "Será un gusto trabajar contigo."
Le estaba dando la oportunidad para ayudar de forma directa y ya no quedarse atrás, solo mirando.
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Caminando por el nuevo edificio, Aurora dio una mirada algo curiosa a la encargada que le estaba presentando su nuevo hogar.
"El primer piso esta la sala, la cocina y el comedor, junto a varias oficinas y otras áreas de entretenimiento. En el segundo piso, se encuentra el laboratorio, la sala de los drones, la biblioteca. En el tercer piso están las habitaciones de invitados y en el último piso están sus habitaciones privadas, que tiene su propia cocina, comedor, sala y oficinas privadas." Dijo la encargada y con calma, añadió. "En el sótano se encuentra el área de entrenamiento con el nuevo diseño de campo de entrenamiento y solo puede usarse el ascensor para llegar a ese lugar, a diferencia de los otros pisos en donde están las escaleras."
Hablaba bastante rápido, pero a la vez trato de ser lo menos clara posible para de esa forma, simplemente invitar a que ellos miraran por sí mismo el lugar.
Aurora que estaba en la sala, junto a Alice y a Liam, no pudo evitar dar una mirada al lugar.
El living, los sillones, los cuadros y las decoraciones, el televisor y prácticamente toda la decoración no fue elegida por ella, al menos no totalmente.
"Nuestra diseñadora de interiores siguió su idea de algo acogedor y modesto para el edificio. Esperemos que le gusten los muebles, aunque siempre que lo desee podemos cambiarlo por otro estilo." Añadió la encargada con calma, al notar su mirada.
"Está bien por mí." Dijo Aurora y viendo que Alice se sentaba en el sofá, asintiendo ante la comodidad, añadió. "Y se ve bien."
Ella tras ocuparse de Urfin y guiarlo por el bosque, la ciudad y sus alrededores, se centró en las misiones arcas, ayudando de vez en cuando en Sudan.
La gente a su alrededor la impulsaba a que descansara y si bien le costaba hacerlo, ella tomó menos trabajos pesados, al menos por estos días y en ese tiempo el edificio termino de construirse y amueblarse.
Los trabajadores solo seguían su guía o sus comentarios cada vez que le preguntaban de algo, pero desde la construcción en el exterior, el pequeño jardín que se veía por la ventana o la entrada, cada paso fue hecho siguiendo su voluntad.
Un edificio que desde afuera no se veía tan impresionante, en el interior, era un lugar muy agradable y acogedor, lo suficiente como para llamarlo su casa.
"La seguridad es bastante alta y lo mejor es nuestro centro de control que permite aumentar la energía mágica y psiónica en cualquier parte del edificio. Para mantener un ambiente a gusto o simplemente para generar barreras que sellen habitaciones o todo el edificio." Informó la encargada con una sonrisa orgullosa y con calma, precisó. "También permite que ustedes se muevan a diferentes pisos utilizando portales. Luego le enseñaré como funciona."
Caminando por la cocina, el edificio seguía viéndose algo modesto, como una casa hogareña, pero esa sensación solo era dada por los muebles.
El edificio estaba construido con la última tecnología mágica y psiónica junto a diferentes mejoras, que Aurora no sabía de donde salió.
Comprendía que James fue quien apoyo, aun así, fue impresionante al ver la obra terminada.
"Mis padres vendrán en navidad, así que será interesante poder comer aquí." Dijo Aurora y mirando a Liam, que estaba conteniendo su emoción por subir al segundo piso, precisó. "Espero que no te moleste comer con ellos."
"¿Comer con ellos?" Dudó Liam algo sorprendido.
"Sí. ¿O tienes algunos planes para navidad o año nuevo?" Preguntó Aurora y con calma, añadió. "Claro, si no lo deseas, puedes cancelar."
Tras dejar de ver el jardín cuyas plantas habían crecido dejando ver que utilizaron magia de naturaleza, se dio cuenta de que Liam estaba bastante sorprendido por su invitación.
Lo había contado, ya que desde que llego estaban viviendo juntos y lo habían invitado a que viviera en este edificio junto a ellas.
Si bien era difícil llamarlo compañero de habitación, cuando el edificio era más grande de lo que había pensado y tal vez la habitación de Liam fuera un departamento propio, era bueno conocerse y más cuando iban a trabajar juntos.
Y por los informes que había leído de él, no era alguien que tuviera familia.
"Gracias, es un agradable gesto." Dijo Liam y tras mostrar un poco de incomodidad, su hermana dio una risa.
"No creo que desee compartir mesa con madre o padre." Comentó Alice y solo se rio al ver que ese hombre asentía, finalmente expresando lo que sentía.
Más que no agradarle sus padres, tenía miedos de ellos y Aurora se preguntó si era de su madre que lo había obligado a trabajar para ellas en su momento o fue por su padre, que le dio una charla privada.
"De todas formas piénsalo. No es que ellos te molesten si nosotras estamos aquí." Dijo Aurora con calma, volviendo a seguir a la encargada que la guiaba por el edificio.
Si era sincera el bienestar de ese joven hombre era lo único que podía asegurar, después de todo si dos rangos SS decidían hacerle algo, no esperaría hasta navidad o año nuevo para hacerlo.
Y de cierta forma sus padres estaban bastante ocupados y más recientemente, pero se encargaron de asegurar tanto los días de navidad como de año nuevo, para pasarlas juntos, algo que ellas aceptaron.
Viendo que Liam asentía, Aurora simplemente sonrió al seguir a la encargada.
Estuvo claro que su madre atemorizó a ese hombre lo suficiente como para que no quisiera cenar en la misma mesa.