Víctor escuchó aburrido a un grupo de personas, que representaban la oposición de la argentina.
Hacía ya tiempo se había encargado atar a los poderosos, reunir a la gente capaz y alimentar rencor del pueblo para su llegada.
Era por eso que el congreso, los presidentes y ahora la oposición estaba en su poder.
No a todos los ato con fuerza o con amenazas, sino que usó diversos métodos que cambiaban con respecto a la persona.
Convertirse en emperador y unificar toda Sudamérica no fue algo que se le ocurrió de la noche a la mañana, fue un preparativo que le había llevado bastante tiempo.
No solo se estaba caldeando el contexto en los otros países sudamericanos, sino que también había usado a muchas personas y atado a su causa a decenas de miles.
Era por eso que el ejército estuvo a su mando de inmediato cuando se declaró gobernante de esta nación y en ese mismo sentido, fue la razón por la cual no hubo levantamiento.
Ahora las personas que estaban hablando al frente de él, se trataba de la oposición quienes estaban llevando las negociaciones con su equipo personal.
Ese equipo personal fue reclutado de las mejores universidades del mundo y era un equipo burocrático de elite que se mantuvo ocultó durante bastante tiempo y siempre mantuvieron un ojo sobre Sudamérica.
Que ahora estuvieran anotando, negociando e incluso arreglando los problemas como si en realidad supieran todo lo que sucedía en este país, fue la prueba de que habían venido preparado.
La oposición estaba claramente sorprendida, pero ante el ánimo de ese grupo de elite ellos hablaron tratando de arreglar todos los problemas que había padecido esta nación.
Desde la corrupción a nivel municipal, provincial, la desconfianza en la fuerza pública como la policía, el desmedido gasto público, las mafias, pandillas, gremios tiranos y decenas de otros problemas estaban siendo arreglados o al menos preparando un arreglo que se llevaría a cabo de forma progresiva.
Había trabajado en las sombras durante bastante tiempo, a veces trabajo con algunos conocidos ganando dinero otras veces, se disfrazó con algunos artefactos importantes.
Tenía dinero, bastante dinero y también individuos que estaba bajo su mando y que trabajaban para él.
Fuerza, riqueza y su propio poder… Los problemas eran arreglados con bastante claridad y la única razón por la cual estaba presente, era porque siempre llegaba un punto que la otra parte no deseaba entregar parte de sus beneficios.
Los políticos podían ceder con respecto a los beneficios de la gente y si bien no todos eran de esa forma, solo aquellos que mantuvieron sus beneficios eran los que llegaban a este punto.
Sin embargo, una vez que sus beneficios empezaban a disminuir, ellos cambiaban de mentalidad muy fácilmente y era por eso que él estaba aquí.
No iba a actuar como un emperador benevolente… Iba a ser un tirano, porque esa era la única forma en la que podía cambiar todo a su gusto.
"La mafia también es un gran problema. Ellos aceptan misiones para asesinato político, controlan algunos gobernadores e incluso se han apoderado de mazmorras enteras. Ellos son los nuevos caudillos." Dijo un miembro de la oposición y dando una mirada a Víctor, comentó. "Pero el mayor problema es la Cordillera de los Andes. Las bestias mágicas y los elementales son muy agresivos y no dejan que nadie se acerque."
La Cordillera de los Andes se había extendido y dividía prácticamente gran parte de Sudamérica.
Normalmente tal lugar se hubiera convertido en un punto de recursos para los humanos, pero no fue de ese modo.
En ese lugar se encontraban elementales y bestias mágicas con inteligencia, que no eran muy amistosos con los humanos, lo que hizo que se detuvieran muchos proyectos mineros.
"Lo peor es que las mazmorras temporales se desbordan y las criaturas descienden llevando a pueblos cordilleranos a la ruina." Agregó ese individuo con solemnidad.
Esa mujer no estaba bajo su mando y era un miembro honesto de la oposición, que ahora estaba pidiendo de forma indirecta su apoyo en el área.
"Si así lo desea, me haré cargo Su Majestad." Interrumpió Ersin con una mirada solemne.
Ella había estado a su lado todo el tiempo, pero a diferencia de él, que prácticamente ignoraba gran parte de la conversación, ella estaba pendiente a la situación.
La había visto aprender sobre la tierra, leyendo la historia de los países sudamericanos e incluso aprendiendo muchos temas modernos.
Esa expresión seria no podía engañar a Víctor… Y por eso fue que sonrió.
"Como has escuchado nos encargaremos." Respondió Víctor y observando que había algo de alivio en la otra parte, declaró. "Si me disculpan tengo otro tema que tratar, los dejaré solos. Espero que lleguen a un acuerdo."
Con tales palabras se retiró con Ersin a su lado, saliendo de la sala de reunión.
Si algo 'bueno' había hecho el terrible gobierno anterior fue que empujó a las personas comunes que se reunieran alrededor de alguien.
Eso significaba que mientras se tratara con las cabecillas, aquellos que estaban bajo de tales individuos, no podían hacer mucho.
Al menos hasta que alguien se levantaba para tomar la posición de liderazgo.
Ese resultado llevó a que él tuviera que tratar con aquellos que lideraban para solucionar los problemas y guiar al 'pueblo'.
Por supuesto, su equipo de relaciones públicas estaba haciendo un excelente trabajo poniéndolo como líder y no solo en este país, sino que en todos los países de Sudamérica e incluso de centro y Norteamérica.
Sin embargo, esos países fuera de Sudamérica en el norte iban a tener un destino muy diferente y su publicidad solo era para dar comienzo a que el norte se moviera.
"Me siento innecesaria." Declaró Ersin de repente y cuando Víctor se detuvo, ella explicó. "He traído bastante pequeños regalos para ti, pensando que lo necesitarías, pero al final estás mejor de lo que había imaginado."
"Pequeños regalos…" Murmuró Víctor con sus labios temblorosos.
Había guardado bastante riqueza en Terra nova sabiendo lo que sucedería con la tierra, pero lo que se le había traído del otro lado, fue mayor de lo que había pensado.
Y eso no vino de sus ganancias del pasado, gran parte de esa riqueza vino de Ersin… Quien lo estaba tratando como regalo.
Elixires, plantas mágicas extremadamente caras, armaduras y armas para calamidades, pergaminos, hechizos prohibidos, y decenas de otros elementos que harían babear a las personas más importantes de este mundo.
Hasta le trajeron ese antiguo 'Palacio Blanco' móvil que tanto le gustaba.
"En realidad, estoy agradecido. Tus regalos me serán muy útiles." Declaró Víctor y al ver que lo estaba mirando, se acercó y en un tono coqueto, agregó. "Además, nunca podría conseguir tan hermosa secretaria."
Los ojos blancos de la otra parte le dieron una mirada y cuando estuvo acercando su rostro, ella lo esquivó.
"Su Majestad por favor cuide su actitud. He escuchado que aquí es mal visto que trate de coquetear con su secretaria." Advirtió Ersin logrando que la expresión de Víctor temblara y cuando él la observó, informó. "En cuanto a la Cordillera de los Andes, déjemelo a mí. Estoy encantada de ver qué es lo que puedo hacer para ayudarlo."
Su advertencia lo hizo reír, ya que pudo ver que al momento siguiente un grupo de secretarios pasaba por el pasillo con la cabeza baja.
Era muy posible que hayan escuchado esa advertencia o vieran su coqueteo infructuoso.
"Bien, te lo dejaré a ti. De todas formas, la Cordillera de los Andes era una de los asuntos a tratar y si se soluciona bien, Rivas se rendirá y chile se pondrá bajo mío." Respondió Víctor con una media sonrisa.
Alfredo Rivas era conocido por ser un rango SS que se había quedado en chile a pesar de su fuerza y había ayudado bastante a ese país.
Había detenido tsunamis que muy posiblemente hubieran destruido gran parte de chile y era un hombre amado y querido por su país, hasta el punto de que los gobernantes pedían su permiso antes de hacer algo.
Pero Víctor sabía que ese hombre no era ambicioso y solo era alguien que amaba su país y su nación que era destruida lentamente por aquellos que buscaban su propia riqueza.
Una vez que se controlara las Cordilleras de los Andes se demostraría que era capaz y llevaría a que chile se pusiera bajo su mando al igual que ese hombre.
Por supuesto la otra idea era luchar, pero ese individuo no era un joven de sangre caliente pensando que ganaría en su contra o que realizaría un gran cambio.
Era por eso que, si cumplía parte de sus exigencias y mantenía unos ciertos valores a la hora de administrar y mejorar a las naciones de su futuro imperio, ese hombre se uniría.
"También en Uruguay y Paraguay pronto habrá unos estallidos sociales, que los llevará a querer estar bajo alguien poderoso. Solucionar este tema ahora ayudará a que presentemos al Imperio Sudamericano." Dijo Víctor con un tono serio.
Ahora mismo bastantes personas bajo su mando estaban llevando todo tipo de tareas en toda Sudamérica.
Aquellas que presionaban para que los estallidos sociales sucedieran eran la mayoría, pero entre medio estaban aquellos que inclinaban la balanza a su favor y todo ello, era para cuando empezara a moverse al unificar Sudamérica.
Su objetivo era unificar América en este año lo más rápido posible mientras durara la guerra europea-demoniaca y todos estuvieran ocupados en otros asuntos.
¿Y cuándo terminará?
Víctor se rio para sí mismo mientras continuaba caminando.
Esto solo era el principio.
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Aurora observó cómo los refugiados pasaban al hospital para la realización de la revisión médica de rutina.
Todo el equipo médico estaba trabajando duramente para encargarse de la mayoría de los problemas e incluso curar gran parte de las enfermedades.
La tecnológica médica era bastante avanzada, pero era la magia traía un mayor desarrollo y daba la posibilidad de curar enfermedades únicas.
Si bien había nuevas enfermedades mágicas, aquellas tradicionales eran solucionadas y aquí ahora estaban trabajando para darle las soluciones necesarias a toda la gente.
Se había pagado bastante para comprar elementos tecnológicos médicos y traer los profesionales, así que tenían que utilizarlo.
Hasta la Cardenal Brousseau estaba en ese gran edificio trabajando duramente y como un rango S, estaba solucionando bastantes problemas.
Normalmente contratar a un curador de ese tipo era caro, pero ella prácticamente realizaba ese trabajo gratis.
Aurora observó la entrada del hospital y no pudo evitar suspirar.
Acababa de salir de ese lugar tras revisar a aquellos heridos de gravedad y sabía que todo estaba agitado en el interior.
Por supuesto, este no era el único lugar.
Habían llegado ayer y los funcionarios contratados se hicieron cargo de asentar a los refugiados en las cabañas temporales y era ahora que estaban encargándose de distribuir las casas.
Los programas sociales de ayuda económica eran los más pequeños de los asuntos y había decenas de otros programas activos.
El de comprobaciones médicas, aquel programa de vivienda, el programa de reclutamiento del ejército, el programa de reinserción para profesionales, el programa que se encargaba de entrenar usuarios de habilidades, el programa de educación y el programa de trabajo, junto a varios otros.
James era el ejecutivo en jefe de la Empresa Apicius y si algo le gustaba, era que cada acción de Zerzura tenía que estar registrada y ejecutada de manera sistemática.
Eso llevo a que el número de funcionarios aumentara y si bien en la actualidad se estaba educando a funcionarios locales como Jibrin Turay, se había traído expertos del extranjero.
Cada 'programa' estaba detallado con sus ventajas y desventajas, junto a los resultados que buscaban.
Los refugiados que llegaban, se le otorgaba una casa que difería dependiendo de la familia, su capacidad personal o sus posibilidades futuras y luego pasaban por los diferentes programas.
Si era un profesional con un título habilitante en un antiguo país africano, entonces pasaba por una comprobación de habilidades para actualizar su título y poder ejercer en Zerzura.
Los niños iban a la escuela de forma obligatoria, tratando de incluirlos en una educación rápida y progresiva para que aprendan lo que antes no pudieron y al mismo tiempo para que en el futuro puedan estar en el año educacional acorde a su edad.
En caso de los usuarios de habilidades podían unirse al ejército o al gremio de los Orisha Oko que estaban organizándose a sí mismo, mientras reclutaban a otros.
Si una persona no tenía título ni habilidades, podía pasar por el programa de trabajo que, dependiendo de sus capacidades, podía ser utilizado en múltiples áreas.
Ya sea que una persona supiera recolectar plantas mágicas, desollar criaturas mágicas para usar sus partes, sabía alguna artesanía o cualquier otro medio de subsistencia, ese programa daba la posibilidad de profesionalizarse en esa área y aumentar su conocimiento, junto a su eficacia.
A la vez que daba trabajo a la gente y empezaba a darle un sueldo digno para que pudieran sobrevivir.
El último programa era el programa de oportunidades que prácticamente era una inversión para que las personas pudieran abrir sus negocios.
Abrir panaderías, áreas de artesanía, su propia tienda alquímica o cualquier negocio que fuera posible y rentable.
Sin embargo, James hizo que cada programa exigiera algo de la otra parte, rompiendo la idea de que era 'gratis'.
La casa era pagada con cuotas módicas cuando la familia trabajara, las inversiones dependían del monto que se otorgaba y lo que se buscaba abrir, podía exigir una parte de las ganancias o parte de control del negocio.
Cualquier programa tenía una exigencia ya sea monetaria como pagar a futuro o responsabilidad como ir a la escuela y educarse.
Aurora observó el hospital y luego tras suspirar se dirigió a su oficina.
Estaba en la zona céntrica en donde algunos edificios estaban siendo construidos dando una sensación de 'ciudad' y este lugar ya no estaba tan vacío.
Los edificios estaban siendo construidos por los robots y drones mientras que los trabajadores se encargaban de reponer los recursos.
Algunos autos estaban moviéndose por la zona y había bastantes tiendas, algunos eran negocios que abrieron los refugiados mientras que otros eran negocios internacionales.
Los hoteles, los restaurantes y las tiendas de armas eran los tres lugares más concurridos en la zona.
Siendo mercenarios, aventureros y algunos pocos héroes quienes estaban presente en esta zona.
Por supuesto, Aurora sabía que estos pocos negocios no eran rentables para Zerzura, pero era el comienzo y resultaba ser agradable.
James estaba gastando toneladas de dinero para levantar la ciudad y a pesar de que parecía simple, tambi��n estaba llevando a cabo negociaciones a gran escala con diferentes lugares del extranjero.
El banco local estaba preparado para abrir y ya se había construido el edificio, lo que significaba que se podrían presentar proyectos por ese lado y obtener inversión, a la vez que facilitaba préstamos para toda clase de necesidades.
A nivel público lo que la Empresa Apicius estaba haciendo era una locura, pero James estaba demostrando que iba bastante serio con esa locura.
Ahora la ciudad se encontraba en la fina línea para dar por primera vez su paso real a nivel internacional.
Y la razón de ello era la Iglesia del Tiempo y el Espacio quienes estaba reclutando juristas a nivel internacional y otros profesionales para formular códigos de leyes que puedan reglamentar todo aspecto de Zerzura.
Aurora estaba bastante pendiente al tema debido a que deseaba aumentar las regulaciones con respecto a las bestias mágicas.
En cierta forma, no hacerles daño a las bestias mágicas y prohibir esa clase de acción en Zerzura, ayudó a que durante la misión Arca, no fueran atacados por ese gran Homotherium y todas las bestias mágicas.
Para ella, esa era una manera de ayudar, pero solo era una parte secundaria.
Moviéndose al edificio en donde estaba su oficina, pudo notar que en la sala de estar estaba su glotona amiga leyendo un libro y tras saludarla, se dirigió a su propia oficina.
En ese lugar pudo ver que ya se le había dejado varios documentos y Aurora dio una mirada seria al ponerse a leer.
Había pedido a James, la Cardenal Brousseau, Zhan Tian, Cynda y a Makeba que la ayudaran a buscar información.
Su sistema tan extraño como era había grabado parte de la batalla con su reloj holográfico y pudo captar sus rostros.
La Cardenal Brousseau utilizó las fotos para realizar una comprobación por medio de la iglesia y por su parte James, se encargó de buscar información usando sus propios medios.
Aurora no deseaba molestarlos, pero sin ellos no podría conseguir nada debido a que no tenía ni idea por dónde empezar su búsqueda.
Revisando los informes rápidamente, una pequeña sonrisa apareció en su rostro cuando vio que la Cardenal había logrado descifrar sus nombres.
Ahora solo faltaba buscar toda la información posible para preparar su siguiente misión… Una misión de asalto.