Al frente de un pequeño pueblo marcado por el paso del tiempo, el espacio se distorsionó en lo alto del cielo.
*BOOM*
Una figura cayó en el suelo y formó un cráter levantando una nube de polvo bastante grande.
Cuando el polvo se asentó, se pudo ver la figura.
Era un hombre de dos metros y varios centímetros de alto, pero cuando se combinaba con su complexión fuerte y su físico musculoso, entonces las personas pensarían que era un 'gigante'.
A pesar de que llevaba ropa informal, todos podían ver sus músculos y cuando lo miraban daba la sensación de que podía aplastar todo a su paso.
Sus ojos parecían ligeramente apacibles y su rostro estaba bien marcado con la experiencia de un hombre adulto, agregando su calvicie, lo hizo ver como un hombre imponente en sus cuarenta y tantos.
"Cariño, eres demasiado llamativo." Murmuró una voz y una mujer descendió del cielo con suavidad.
Una mujer en sus treinta y tanto, su rostro era suave y delicado, mientras que su figura delgada y curvilínea era demasiado atractiva.
La sonrisa encantadora no combinaba con sus ojos azules que parecían fríos al mirar a los alrededores y que solo se apaciguaron al mirar a esa gran figura.
"Lo siento, estoy emocionado por verlas." Respondió el gigante entrecruzando sus brazos, mirando al pueblo que había sentido la conmoción.
La bella mujer se rio y miró al pueblo en donde un hombre africano se acercaba con una expresión que ocultaba miedo.
"¿Quiénes son?" Preguntó Turay tratando calmarse al ver que ambos salían del cráter cubierto por una ligera nube de polvo que había causado ese gigante.
"¿En dónde están mis hijas?" Preguntó el gigante mirando con seriedad.
Su sola figura liberaba una atmosfera intimidante e imponente, como si advirtieran que nadie se metiera con él.
Turay pudo ver bien sus figuras y los reconoció claramente, pero eso no hizo que su temblar disminuyera.
"Cariño, estás demasiado emocionado." Intervino la mujer dándole una mirada seria para que se tranquilizara.
El gigante soltó un suspiro y murmuró. "Es normal, no la hemos visto desde que 'eso' sucedió y estoy preocupado."
"Yo también." Murmuró la mujer cuando sus verdaderos sentimientos salieron a la luz.
Ambos se miraron y juntos soltaron largos suspiros.
"Somos malos padres." Anunció el gigante logrando que la atmosfera decayera un poco debido a su propia depresión.
"Lo somos." Respondió la mujer compartiendo la atmosfera.
Esa era la verdad.
Ellos mismos sabían que eran malos padres y si bien se podían excusar diciendo que su hija era incontrolable y demasiado entusiasta, la verdad al final era que ellos les permitieron salir al mundo.
Su hija, con tan solo quince años se alejó de su hogar luego de ser golpeado física y mentalmente por la realidad, tiñendo sus manos de sangre en el proceso y desapareció.
Recién cuando llamó era para pedirle que la ayudaran y le confesó que estaba en áfrica y que necesitaba su ayuda.
"Al menos de todos nuestros hijos, Alice es más obediente." Murmuró el gigante soltando una risa hueca.
Su hijo mayor fue extremadamente problemático, pero su hija también lo era a su manera.
Con un 'sistema' como ella lo llamaba, era capaz de muchas cosas y entrenar fue una de ellas.
Antes de que se diera cuenta, esa niña estaba saliendo para cazar monstruos y de los monstruos empezó a extender su área de influencia por zonas peligrosas y antes de que se dieran cuenta, ya estaba en áfrica tras haber perdido personas que conocía y quería.
En ese sentido, su otra hija era lo más obediente que podían tener, ya que se comunicaba con ellos y los llamaba para avisarle de todo e informarle de la situación.
"Aunque seguramente nos traicione si Aurora le da de comer." Murmuró la mujer con una sonrisa agradable.
Ambos se volvieron a mirar y soltaron una suave risa.
Problemáticos u obedientes eran sus hijos y siempre le dieron la libertad que deseaban, sin restringirlos si no lo querían.
Independientemente de lo brillante que fue su hija o de lo oscuro que fue su hijo, al final lo único que pudieron hacer era estar al lado de ambos cuando lo necesitaban.
Al igual que ahora donde dejaron todo para venir a este lugar.
Mirando al hombre que estaba dando una mirada extraña a su lado, el gigante se rio y señaló. "Antón Campbell y mi esposa Agatha Campbell."
"El Gigante de Acero y Luz de Plata…" Murmuró Turay tragando con severidad a ver a dos Rango SS altamente reconocidos.
Pioneros, héroes o ilustres figuras.
No importaba cómo lo llamarán, ambos individuos se crearon un nombre por ellos mismos luego del 'Gran Cataclismo'.
"Esos son nuestros títulos." Murmuró Agatha y dando una mirada al pueblo, preguntó. "¿Dónde están nuestras hijas?"
Una sola de su mirada fue suficiente para escanear todo el pueblo que se hizo demasiado grande como para soportar a toda la gente.
"Ambas han ido a ayudar a un pueblo con una mazmorra temporal y es muy seguro que se demoren debido a que probablemente traerá otro grupo de personas." Informó Turay con una expresión ligeramente agotada.
"Oh, la misión 'Arca'." Dijo Agatha y cuando ambos lo miraron, comentó. "Alice lo llamo así. Por qué reúnen personas de todas partes y lo acompañan a un lugar a salvo… Como un arca."
Ambos hombres se quedaron en silencio ante esa forma de ver las cosas, pero ambos no lo cuestionaron a pesar de que sonaba… Extraño.
Antes de que pudieran decir algo para aliviar la atmosfera, el reloj holográfico de ella sonó y dio una expresión seria.
"Ya vienen."
Con esas palabras se levantó y flotó en el aire, dirigiéndose un poco lejos del pueblo y entonces agitó su mano.
Las plantas que cubrían esa pequeña llanura fueron quemadas por completo hasta sus raíces cuando el fuego se extendió por la zona.
Agitando otra vez la mano, la tierra se aplanó perfectamente y se endureció al nivel de un edificio ajustado.
No lo estaba haciendo por varios metros, sino que todo eso se estaba llevando a cabo alrededor de cientos de metros.
"¿Una pista para aviones?" Murmuró Turay al ver que eso era lo que estaba tomando forma.
El camino para que los aviones aterrizaran no era pequeño, dejando ver que lo que deseaban recibir eran aviones grandes.
La calle se endureció completamente, logrando que fuera difícil romper y lo extendió por varios metros para lograr que no hubiera problema para que un avión frenara.
La mujer realizó todos los preparativos desde el aire únicamente agitando la mano y fue hasta el punto de que creo las luces de señalización con magia de luz y hasta formó una torre básica de varios metros.
Todo lo hizo con magia… Las múltiples magias que podía manejar.
Esa era la mujer que llevaba el título 'Luz de Plata', alguien con la capacidad de controlar la energía mágica y con la capacidad de emplear cualquier magia.
Reconocida Gran Archimago, era uno de los más fuertes Rangos SS con profundas conexiones con la Iglesia del Tiempo y el Espacio y también reconocida como uno de los antiguos héroes.
Quienes con su esposo, el 'Gigante de Acero' junto a individuos poderosos como el Gran Archimago Vincent, fundaron lo que fue la base del Gremio de Héroes.
A lo mejor la mayoría no los reconocería por sus nombres, no obstante, los títulos eran inolvidables.
Agatha al terminar el trabajo aterrizó asintiendo al observar su creación y entonces tras esperar varios minutos vieron un avión.
Era un avión bastante grande y rápido.
La primera vez voló sobre ellos escaneando toda la ciudad y el aeropuerto, permitiéndole a la vuelta aterrizar con calma.
Ese aeropuerto se podía considerar como algo de 'emergencia' a pesar de lo excelente que era, pero funcionó a la perfección.
La cola del avión se abrió y decenas de personas empezaron a bajar junto a algunas máquinas que llevaban cajas.
"Bajen todo con cuidado. Esas cajas tienen un espacio de almacenamiento en su interior y se guardan mucho equipo." Ordenó un anciano con un cabello blanco canoso llevando un traje formal y al ver que más personas bajaban, agregó. "Quiero que mejoren este aeropuerto, necesitamos algo decente y grande para cuando lleguen los aviones."
Su tono era estricto, pero seguro y confiable, logrando que todos los demás se pusieran a trabajar.
Entonces se acercó al grupo mientras Turay estaba aturdido al ver las cosas que estaban sacando del avión que llevaba un logo reconocido.
Quizás era un marinero que había permanecido en su barco durante mucho tiempo, pero ese logo era bastante reconocido y las palabras grabadas en el avión demostraba a quien pertenecía.
Empresa Apicius.
Sus negocios de comida se extendían por varias zonas y a pesar de que áfrica era agitado, algunos gremios que estaban en estas tierras le vendían materiales.
"Oh, James, no pensé que fueras tan entusiasta." Dijo Agatha y mirando que otro avión de carga se acercaba, señaló. "Cuando Alice me dijo que te pidió ayuda, pensé que enviarías algunos suministros y no… Esto."
El primer avión trajo a muchas personas y algunos eran mercenarios que estaban encargados de mantener la seguridad, pero los suministros eran numerosos.
Cajas y cajas que cuando se abrían dejaban ver bastantes cosas, desde comida, medicina y materiales de construcción de todo tipo.
El segundo avión también tenía otro gran grupo de personas y trabajadores que bajaron la caja junto a algunos mecánicos que abrieron una caja y ensamblaron varios robots de construcción.
La robótica no estaba tan avanzada al nivel de ser usada en la guerra, pero en la construcción se encontraba bastante avanzado y como si fuera poco también sacaron varias centrales de drones que liberaron decenas de drones.
Algunos drones exploradores, otros drones médicos hasta drones cocineros y constructores.
Lo primero que construyeron fueron los almacenes que se empezó a construir a una alta velocidad gracias a que tenían todo preparado.
Hasta había cajas que sacaron decenas de muebles de todo tipo.
"Había pensado que no vendrías, pero esto…" El gigante no supo qué decir al mirar tal escena.
"Me sorprendió cuando Su Exece… La joven señorita deseaba ayudar a un pequeño pueblo en medio de áfrica, pero aquí estamos." Respondió James Wiley con una sonrisa muy normal.
Su 'aquí estamos' era como si diera la respuesta definitiva ante todas las dudas que alguien podía tener.
Turay tragó sin saber lo que estaba ocurriendo, aunque lo podía suponer al observar cómo se estaban construyendo almacenes temporales.
"¿No habrá problemas con los demás accionistas?" Preguntó Agatha con curiosidad y una mirada seria.
Lo que se estaba dejando ver con esos almacenes y con todo lo que estaban sacando de los dos grandes aviones no era algo a nivel de simple 'ayuda' humanitaria.
Parecían que estaban viniendo para asentarse… Y se notaban preparados para ese objetivo.
"Sí, hubo bastantes problemas por parte de los demás accionistas. Ir a áfrica para asentarse es una locura. Pobreza, peligros con los señores de la guerra O el bosque mágico. Asentados en medio de la nada, teniendo como vecinos a bestias mágicas que por años han sido cazadas y atacadas. Si es una locura." Dijo James asintiendo con seriedad y con una sonrisa, agregó. "Sin embargo, es una oportunidad única. Si fallamos tal vez vayamos a bancarrota y si lo logramos… Seremos unas de las empresas más ricas y replicaremos la hazaña de la Ciudad Atlántida, solo que en medio de áfrica."
Estaba dejando ver su entusiasmo como comerciante y a la vez estaba demostrando la actitud del CEO de unas de las grandes empresas que se formaron tras el 'Gran Cataclismo'.
¿Confiable o seguro? No, solamente audaz y decidido.
Lo suficiente como para convertir a la Empresa Apicius en una multinacional de lo más importante en la actualidad.
"Claro. Solo es una idea y a pesar de que esto parece mucho, solo es una primera y pequeña inversión cuyas pérdidas incluso puedo pagar de mi bolsillo." Comentó James encogiéndose de hombros y dando una mirada seria, reveló. "He logrado recibir la aprobación de los demás accionistas, pero para llevar a cabo tal colosal tarea, primero necesito conseguir el apoyo de la principal accionista. Bueno, la de ella y seguramente su hermana."
Una sonrisa apareció en el hombr.
Hoy acabo de terminar "Lord of the Mysteries" y la recomiendo... Quieres otra historia para leer? Esa seguramente te gustara, la recomiendo.