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Es un manjar.

Aurora esquivó a un par de tigres mientras el artefacto de cebo estaba en sus brazos.

Sus movimientos eran muy rápidos y a la vez ágiles.

Usando los árboles o las plataformas que creaba a sus pies, Aurora se movió con movimientos rápidos en todas direcciones.

La situación era complicada y Aurora sabía que había varios heridos de gravedad entre la fuerza principal, sin embargo, también se mantenía informada de las muertes o las situaciones de peligro de muerte.

Eso se debía a que la 'carta oculta' que era la Sumo Sacerdotisa Xaali solo se podía utilizar una vez.

Que la Sumo Sacerdotisa Xaali implorara a su dios sucesivamente podía ocasionar una gran carga a su cuerpo a pesar de que el Dios del Tiempo y el Espacio, solo absorbía energía mágica como sacrificio.

"Grrr…"

Esquivando a otro tigre, la expresión de Aurora se hizo tensa mientras observaba que decenas de felinos que la estaba persiguiendo.

Si tenía la posibilidad evitaría que las personas mueran, aunque sabía que algunas situaciones eran imposibles de evitar.

Aun así… Incluso si tuviera que arriesgarse ella misma, lo haría.

"GRrrr…"

Los salvajes gruñidos resonaron por sus alrededores y Aurora se dio cuenta de que decenas de felinos la estaban persiguiendo.

Tal vez no había tantos Rangos A, pero los Rango B superaban las decenas.

Esta era todos los restos de la horda y las criaturas menos inteligentes que eran influenciadas por el artefacto.

Corriendo por medio del bosque, cuando Aurora vio que se había alejado lo suficiente dio media vuelta y pateó a un jaguar que trató de morderla.

"Grrr…"

Cuando aterrizó en el suelo, ella dejó caer el artefacto y cerró sus ojos.

A pesar de que no podia ver nada, todavía era capaz de sentir las presencias y escuchar los gruñidos y pisadas que, ante sus oídos, se ralentizaron.

Una espada enfundada apareció en su mano izquierda y cuando Aurora tomó el mango de su espada tembló.

Las dificultades de su pasado aparecieron delante de ella, como si no tuviera sus ojos cerrados.

La sangre, la muerte sin sentido, el dolor, la ira y la sed de sangre, se mezclaron en su mente.

Antes había sido una niña con altos ideales que fue golpeada duramente por la realidad hasta el punto de que cayó al fondo de un pozo, rompiendo cualquier valor que hubiera mantenido.

Y fue por medio de vidas inocentes perdidas, que le demostraron que la realidad era cruel.

En el punto más bajo de su vida cuando estaba manchada con la sangre de todos los que pensó que una vez muertos cambiaria las cosas, ella se levantó.

A pesar de las pesadillas, de los sueños destrozados, de la ansiedad constante y del llanto nocturno, volvió a surgir de vuelta.

Los dolores del pasado fue la razón por la cual ella se concentró en el trabajo como si deseara olvidarse de todo.

Pese a que había pasado cinco años en Zerzura y había vivido múltiples eventos, algunos más problemáticos que otros, incluso en este momento, su mano temblaba al tomar su espada.

Sin embargo, era eso, un temblor que no cambiaba ni su pasado ni su presente.

Fue por eso, que Aurora apretó el agarre de su espada e hizo lo que tuvo que hacer, como siempre lo hizo.

Balanceando su espada con todas sus fuerzas, Aurora abrió sus ojos al mismo tiempo.

"…"

No hubo explosiones, sonidos atronadores o gruñidos desesperados.

Como una pintura cortada a la mitad, los árboles se deslizaron dejando ver que fueron cortados a la mitad, al igual que las criaturas que cubrían su visión.

Entonces como si los sonidos volvieran a sus oídos, las bestias cayeron, deslizando sus mitades por el suelo, manchando de sangre la tierra y los árboles también cayeron, aplastando los cadáveres.

En esa escena de sangre, entrañas y cadáveres, Aurora que observó con cuidado se dio cuenta de que su corte estaba inclinado, más de lo que ella había querido.

Las bestias estuvieron en la posición correcta para ser cortados, aun así, la escena dejo ver que estaba oxidada.

"¡Aquí 'Protector' ha llegado! Perdón por la tardanza, chicos."

La voz de un soldado llegó a los oídos de Aurora y pudo contemplar como los helicópteros de combate sobrevolaban su posición.

De los helicópteros de transporte empezaron a descender usuarios de habilidades y entre ellos descendió el Coronel Makeba lanzándose del helicóptero, cayendo como un meteorito cerca del campamento.

Mirando como un helicóptero se acercaba a su dirección para perseguir las bestias mágicas, que huyeron, Aurora observó la espada en su mano.

Ahora podía sostenerla y balancearla, sin embargo, todavía seguía teniendo problemas, incluso cuando sus oponentes eran criaturas y bestias.

Tales problemas provenían de su propia psique.

"Que patético." Murmuró Aurora con una sonrisa despectiva.

Guardó su espada y solo observó el desastre delante de ella, como si la causante no hubiera sido ella.

******

Dentro del domo en donde la nieve cubría el lugar, el grupo se movió.

"Ja, parece que solo quedas tu gatito." Bromeó Akira mientras la tempestad de hielo y nieve congelaba todo a su paso.

Normalmente, la nieve hubiera cubierto por completo su vista, sin embargo, Akira era capaz de ver todo el interior, como si la nieve fuera invisible para ella.

Levantando su mano condensó una enorme roca de hielo y la lanzó con toda su fuerza al Smilodon Fatalis.

*BOOM*

El Smilodon Fatalis que estaba escondido tras un pilar de hielo, realizó un salto en las sombras y apareció cerca de Akira mientras la oscuridad empujaba la nieve para observar la situación.

Sin embargo, entre la nieve que rodeaba se reveló cinco drones que apuntaron al Smilodon Fatalis.

*BOOM*

Una onda sónica golpeó al Smilodon Fatalis logrando que sus oídos sangraran y fuera empujado con gran fuerza a una dirección especifica.

La desorientación que vino con la onda sónica atravesó la barrera del Smilodon Fatalis, y mientras intentaba volver a la normalidad, movió su cuerpo siguiendo sus instintos.

Logrando esquivar decenas de afiladas lanzas negras que volaban por el cielo buscando empalarlo.

"Tch. Molesto."

Una voz resonó y al momento siguiente esas lanzas liberaron cientos de púas que empalaron todo alrededor en donde el Smilodon Fatalis se había encontrado.

Sin embargo, cuando las lanzas se retrajeron, lo único que quedó fueron rastros de sangre, sin su objetivo a la vista.

El trío se miró entre ellos y Akira volvió a observar hacia fuera en donde los helicópteros estaban barriendo con toda la zona de enemigos.

Disparando sus metralletas o cohetes si era necesario.

También se escuchaba unas explosiones aterradoras mientras que los árboles eran derribados y Akira comprendía que tal destructividad probablemente lo ocasionaba un poderoso luchador de Rango S.

"El gato es más difícil de lo que había esperado." Comentó Akira con un suspiro mientras le prestaba atención a los alrededores.

Era cierto que la nieve blanca no podía obstruir su visión, sin embargo, las enormes piedras de hielo y los árboles congelados si lo hacían.

Agregando que el Smilodon Fatalis tenía fuertes capacidades de ocultación, era capaz de ocultarse en este lugar y aunque estaba encerrado, igualmente era un poderoso enemigo.

La única ventaja en esta situación era…

"Allí." Apuntó Alice con calma y Liam que había preparado sus drones realizó un poderoso ataque láser, que atravesó algunos árboles congelados.

El Smilodon Fatalis se volvió a mover mientras la oscuridad se retorcía a su alrededor, sin embargo, otro láser apareció en otra zona y golpeó la barrera de oscuridad.

*BOOM*

Hubo una explosión y el Smilodon Fatalis rodó por el piso y cuando apenas recuperó su estabilidad, envió hacia ellos, decenas de lanzas de magia de oscuridad.

Akira abrió su mano señalando esas lanzas negras.

Las lanzas de oscuridad bajaron su velocidad y luego empezaron a congelarse, cayendo antes de que llegara al grupo.

Alice podía encontrar al Smilodon Fatalis, tal vez por su afinidad de oscuridad y aunque era útil, su oponente era tan escurridizo que no podían derrotarlo con la facilidad que hubieran deseado.

Akira mantenía su tempestad y Liam también controlaba a sus drones de la barrera usando su fuerza para mantener la barrera en su máxima capacidad, lo que resultó que tuvieran que concentrarse menos en sus ataques.

En cuanto a Alice, el Smilodon Fatalis era demasiado esquivó logrando escapar utilizando el 'Salto de Sombras', complicándole a su compañera acertar sus golpes.

Por supuesto, no era como si no tuvieran ningún plan.

"Parece que pronto estarás muerto." Comentó Akira mientras la barrera se volvía más pequeña.

Ahora ya era la mitad del tamaño del que había empezado y se había reducido los drones para mantenerla a la vez que se había fortalecido.

La 'Tempestad' de Akira también redujo el área de efecto inicial con el cual había sido lanzado y a causa del menor tamaño, los efectos negativos habían aumentado.

Alice pudo por primera vez hacer que su sombra descendiera a sus pies extendiendo la oscuridad para cubrir todo el suelo y parte de la barrera, cubriendo todo el lugar.

La expresión del Smilodon Fatalis se volvió enloquecida al darse cuenta de lo que sucedía.

"¡Asquerosos humanos! ¡Ustedes mataron a mi hijo!" Gritó el Smilodon Fatalis, generando réplicas de oscuridad de sí mismo.

Cerca de diez copias de su cuerpo creadas con magia de oscuridad.

"Ah, ¿sí?" Preguntó Alice desinteresada mientras su sombra se seguía extendiendo con más velocidad a la vez que se contorsionaba y empezaba a temblar como si algo deseara salir.

Liam liberó más drones de su anillo especial y les ordenaba que se unieran, preparando un ataque especial.

Los drones con encantos mágicos de luz empezaron a ensamblarse conformando un cañón satelital de cerca un metro.

El cañón empezó a recargarse, liberando una poderosa cantidad de energía mágica y aunque fue lento, cualquiera podía sentir la potencia.

"He asesinado demasiado en toda mi vida. E incluso tal vez me los haya comido, pero no te preocupes." Dijo Alice y con una sonrisa encantadora, agregó. "Apreció toda la comida."

Cruel y desalmado… Esa era la única forma que podía describirse y tal provocación fue efectiva.

Estaban luchando a muerte, era inútil pensar sobre las razones y el primer equipo que dude o enloqueciera, perdería.

Dejar que huyera y entrara en cólera, eso era lo que Alice buscaba y lo consiguió.

*RUGIDO*

El Smilodon Fatalis rugió con una furia tremenda y mientras sus colmillos brillaban con tonalidad oscura, empezó a correr en dirección del grupo.

Sus clones de oscuridad fueron iguales, pero cuando llegaron a la zona donde la sombra de Alice se había extendido, todo cambio.

Decenas de brazos aparecieron como si incontables manos quisieran llevar a sus enemigos al abismo.

El Smilodon Fatalis rugiendo enloquecido esquivó varios de esos y creando plataformas con su magia de oscuridad, se adelantó mientras la energía mágica a su alrededor se contorsionaba preparando su mayor ataque.

Akira sin perder el tiempo redujo el área de su tempestad y la dirigió todo a congelar los alrededores del Smilodon Fatalis.

La temperatura disminuyó a una velocidad perceptible a simple vista, congelando el aire a los alrededores y mientras los brazos negros rompían el hielo para moverse, el Smilodon Fatalis bajo de velocidad cuando la oscuridad que la cubría empezó a congelarse.

Fue por un momento y ese momento fue suficiente para que los brazos negros de Alice, atraparan la pata trasera del Smilodon Fatalis.

"Eres mío." Murmuró Alice revelando una encantadora sonrisa en su rostro.

Agitando su mano decenas de brazos empezaron a atrapar al Smilodon Fatalis y aunque esa bestia cortó varios brazos, queriendo escapar, esos brazos volvían a unirse, atrapándolo fuertemente.

Las manos de esos brazos atraparon la cola, piernas, patas, orejas y boca mientras que arrastraban al Smilodon Fatalis hacia atrás, como si estuvieran por tragarlo en la oscuridad de donde esos brazos salieron.

El Smilodon Fatalis se dio cuenta de que se había dejado de llevar por la ira y su expresión se volvió aterrorizada.

Su energía que había reunido empezó a cambiarla para escapar de la situación y aunque la velocidad fue elogiable, para su lamento fue demasiado tarde.

"Fuego." Ordenó Liam que ya había cargado y apuntado su cañón.

Una poderoso viga de luz fue disparado hacia el Smilodon Fatalis.

La luz destruyó la oscuridad y dañó los brazos negros que empezaron a regenerarse a una alta velocidad, sin embargo, el Smilodon Fatalis se llevó todo el impacto directamente.

Su oscuridad que lo protegía fue disipada y luego recibió un disparo del atributo luz que quemó su cuerpo.

Cuando la viga de luz desapareció, el Smilodon Fatalis siguió respirando tenuemente por un momento.

"…"

Luego un brazo negro se transformó en un cuchillo y atravesó su cuello completamente, dándole un fin inmediato.

Sin ni siquiera darle tiempo para que utilizara alguna magia para escapar o que pudiera decir sus últimas palabras.

"Por fin." Murmuró Alice y mientras retraía su sombra, abrió una bolsa de papitas y mirando al grupo, preguntó. "¿Quieren?"

Estaba de tan buen humor, que ofreció sus 'sagradas papitas' a ellos dos y la razón no fue el haber derrotado a su enemigo, sino que…

"¿Alguien ha probado la carne del Smilodon Fatalis? Tiene demasiado músculo, pero si encuentro un chef, puede terminar convirtiéndose en un manjar." Comentó Alice con mientras se acercaba al cadáver.

Alice no tenía simpatía por la causa que llevo a que el Smilodon Fatalis la atacara.

Para ella desde que los atacó para luchar a muerte, era un enemigo y como era comestible, terminaría en su plato.

Akira y Liam se miraron entre ellos, pero al final suspiraron y no dijeron nada.

No era como si pudieran.

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