Caminando por unas de las calles de la Ciudad Atlántida más recurridas durante la noche, se encontraba una mujer con una figura delgada y muy bien cuidada.
Bares, hoteles, discotecas, clubes nocturnos y otros tipos de edificios se encontraba repartidos por los alrededores.
Como una ciudad cuyos ciudadanos eran de diferentes lugares de todo el mundo, en esta calle se podía sentir la diversidad cultural.
Ciudadanos de todo tipo de países se encontraba aquí preparando para disfrutar su noche en clubes nocturnos con todo tipo de músicas diferentes como premisa.
Los edificios brillaban durante esta agitada noche y la mujer no pudo evitar contener su sonrisa.
Si cualquier estudiante estaría presente, reconocería a esa mujer como la Profesora Villacrés de clase de historia.
Su sonrisa no era por al ambiente animado y las luces brillantes que iluminaban esta noche, sino que era porque se estaba acercando a la persona que amaba.
Amor…
Cada vez que lo veía, cada vez que escuchaba su voz, ella no podía contener sus emociones.
El deseo de estar a su lado… De ayudarlo… De protegerlo… De amarlo por toda la eternidad… Esa era la magnitud de su amor.
Ese hombre que era dueño de unos de los clubes nocturnos más importantes de la zona, la cual tenía el control de una pandilla, era la persona que amaba.
A la Profesora Villacrés su historial pasado no le importaba.
Su amor… Su devoto cariño que superaba los límites de cualquier otra relación, no estaba relacionado con temas materiales.
Conteniendo su emoción… Emoción semejante como cuando era joven y conoció a su…
Su línea de pensamiento se detuvo cuando la Profesora Villacrés se acercó al callejón oscuro del club nocturno que su amante tenía.
En la puerta trasera una figura lo estaba esperando.
Un hombre de treinta años con un traje muy bien cuidado y formal, la observaba llegar.
"Hola, cariño." Dijo el hombre con una sonrisa encantadora.
La Profesora Villacrés no pudo evitar estar encantada al escuchar esa tierna frase y al ver su sonrisa encantadora.
Sin dudarlo lo abrazó.
"Te extrañé." Murmuró la Profesora Villacrés.
Sentir el calor que le brindo su cuerpo, la hizo sentir aliviada y protegida.
¿Cuánto lo amaba?
"Lo siento… Tu plan fallo… Pensé que esta vez lo lograrías." Dijo la Profesora Villacrés con un tono débil y triste por el fracaso de su amado.
Su nivel de amor no se podía medir con palabras o acciones.
Una vez a su lado, nada ni nadie importaba.
Deberes… Obligaciones… Solo importaba él.
Esa fue la razón por lo que ayudo… Lo ayudo por amor.
"No importa cariño… Todo estará bien, mientras te tenga a mi lado." Murmuró el hombre y acariciando su espalda, susurró. "Será hasta que la muerte nos separe."
Su tono era sincero y cariñoso, la Profesora Villacrés sintió que había escuchado esa frase antes.
Una frase única, dicha en un momento inigualable de su vida.
Eso fue hace quince o dieciséis años, cuando ella se cas…
"¿Recuerda cuando nos conocimos?" Preguntó el hombre mirándola fijamente, despertándola de sus pensamientos.
Sus ojos brillantes en un color único, hizo que la Profesora Villacrés temblara del cariño puro que sentía.
Ante esa pregunta importante, la Profesora Villacrés respondió. "¿Importa?"
Ciertamente ella no conocía esa fecha.
¿Fue hace unos meses o medio año?
No tenía significada preguntarse sobre eso.
El hombre sonrió y asintió suavemente con una expresión cariñosa.
"Es cierto no importa… Y tampoco importa que haya fracasado." Dijo el hombre sin verse molesto y tomando la mano de la Profesora Villacrés, declaró. "Mi único objetivo es volverme fuerte por ti… Para protegerte."
Un tono verdaderamente honesto y la mirada del hombre era cálida a pesar de su pausa momentánea.
Una expresión de ternura apareció en la mirada de la Profesora Villacrés y tomando suavemente su mano, ambos se adentraron al club nocturno.
El callejón solitario y oscuro perdió la atmosfera brillante y tierna que antes esas dos personas generaron.
Y en el fondo del callejón, en el espacio más oscuro en donde esa oscuridad parecía tangible, empezó abrirse una grieta dejando dos a jovencitas a la vista.
"No la esperaba aquí." Murmuró Aurora con un tono sincero.
"Eso no es lo que importa. Lo importante es que no parece forzado, pero se sintió raro." Declaró Alice mirando la puerta y al ver que Aurora la miraba, explicó. "He visto muchas clases de 'amor', pero este es raro."
Su explicación no tenía pruebas y era algo puramente instintivo.
Sin embargo, Aurora se sintió igual y alcanzó una conclusión simple.
"Esto no es un trabajo que podamos encargarnos. Si una profesora de la Academia está involucrada, es deber del Director Vincent encargarse como un asunto personal." Declaró Aurora con un tono serio.
El director de la institución debía encargarse de los asuntos que provocaban sus miembros y este asunto particular era igual.
Alice asintió sin darle demasiada importancia.
Enviando la información que había obtenido de la persona que buscaban y el reciente incidente, Aurora no pudo evitar agitar la cabeza.
Nunca esperó que el primer día que vendría a investigar a su objetivo, se encontrara en esta situación.
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El Director Vincent flotó prestando atención un edificio en particular.
El informe de Aurora le había llegado y el Director Vincent se movió a una gran velocidad con su magia de aire y llegó en unos minutos.
Aun así, solo creó decenas de ráfagas de aire que distorsionaban su alrededor para ocultarse en la noche y sin dudarlo observó su reloj holográfico.
"Celeste Villacrés. Cuarenta años, nació en Madrid, España. Se casó cuando cumplió los veinticinco años, sin hijos. A principios de año empezó un proceso de divorcio con su actual exesposo, sin causas aparentes. Su desempeño como profesora disminuyo a pesar de su Profesorado de Historia de la Tierra y de Terra nova, junto a sus diferentes maestrías." Leyó el Director Vincent y con un suspiro, murmuró. "Pensé que su bajo desempeño fue debido a su divorcio."
La Profesora Villacrés siempre fue una mujer trabajadora y muy dedicada a su profesión, pero tras su divorcio su desempeño disminuyo bastante.
Hasta el punto de que se estableció un viaje solo para realizar unas entrevistas.
En su momento el Director Vincent no pensó demasiado en ello y solo decidió usarlo para encargarse de la mente maestra y de la persona que iba tras del grimorio.
Nunca esperó que ella terminara ayudando a la persona que buscó tomar su grimorio.
Mirando a través del edificio, mientras el aire a su alrededor se retorcía siguiendo su voluntad, el Director Vincent pudo 'ver' lo que sucedía en el interior.
Quizás de la mejor forma que se podía describir era sentir a través del aire.
Podía escuchar y sentir todo lo que sucedía dentro del edificio con solo quererlo.
Era un Rango SS, un Gran Archimago de magia de Aire… Esta clase de existencia estaba asimilándose al mundo.
El Directo Vincent se había asimilado con el elemento aire... No solo controlando esta mezcla homogénea de gases que constituía la atmosfera terrestre, sino que en cierto sentido convirtiéndose en ella.
Entre más fuerte los humanos se volvían, ya siendo por la energía mágica o psiónica, ellos más 'evolucionaban'… De esa forma fue nombrado por los científicos.
Escuchando todo lo que sucedía en el interior del edificio, el Director Vincent suspiró.
Con su suspiro, se convirtió en una ráfaga de aire que se adentró por las ventanas del edificio y se dirigió hacia su objetivo, traspasando pasillos, puertas e ignorando a los guardias de seguridad.
En tan solo unos momentos se encontró en un departamento de ese edificio donde un hombre y una mujer estaban cocinando.
Según el informe el hombre era Yann Claeys un europeo de treinta años, y un psiónico de Rango A que era dueño de unos de los clubes nocturnos más importantes de la zona, pero en la oscuridad controlaba una pandilla que le permitió protegerse de todos sus adversarios.
No importa si la ciudad Atlántida era segura, en el lado oscuro de la ciudad siempre habría crimen y peligros que no eran fáciles de descubrir.
Sin embargo, Yann Claeys era un hombre limpio… Si no fuera por sus últimos meses.
Antes de que sucediera lo de la clase de historia, Yann Claeys viajo a Grecia para encargarse de unos asuntos privados, en donde se presumía que tenía contactos en ese lugar.
Contactos que no fueron tan cautelosos como él, y que cuya información se pudo obtener, revelando que ese contacto le presentó a Yann Claeys, un grupo de sectarios.
Sectarios que eran los mismos que atacaron el hotel de los estudiantes.
Y este último caso de la mazmorra se reveló que aquel que había filtrado la información del trato que tendría otro grupo de pandilla con demonios en el puerto abandonado, fue un miembro de la pandilla de Yann Claeys.
Este hombre hubiera estado desconectado del último asunto si no fuera por la captura del demonio por parte de Aurora y Alice, junto a la subsiguiente interrogación que realizaron tan perfectamente.
Había filtrado la información de otra pandilla para ocultar a su verdadero equipo.
Ahora este hombre estaba…
"Oh, cariño tu comida es deliciosa." Dijo el hombre abrazando por la espalda a la Profesora Villacrés.
Su tono era simple y cariñoso, lo que hizo que la Profesora Villacrés se regocijara, pero para el Director Vincent fue muy diferente.
Esto no era amor, solo era…
"Te quiero cariño." Declaró el hombre mientras le daba un beso, al mismo tiempo que una ligera perturbación psiónica se generaba en sus dedos mientras tocaba a la mujer.
Los ojos de la Profesora Villacrés se iluminaron con cariño puro y ella sonrió de forma amorosa.
Al igual que los vampiros o súcubos tenían una habilidad de 'encanto' innato, algunos psiónicos hábiles podían generar el mismo sentimiento afectando la mente de las personas.
Una cantante psiónica de gran fama tenía una habilidad parecida con la cual a través de su voz podía calamar o trasmitir las emociones que ella quería con sus canciones… Solo que en este caso era completamente invasivo.
Esto era solo una invasión mental por parte de ese hombre.
"Esto es suficiente." Dijo el Director Vincent revelándose a su lado y sin importarle que la Profesora Villacrés se pusiera pálida al verlo, declaró. "Me encargaré de ambos ahora."
"Inténtalo." Rugió el hombre apartando a la Profesora Villacrés para cubrirla a su espalda y lanzó un ataque mental hacia el Director Vincent.
Un Psiónico de Rango A podía generar ataques mentales a gran velocidad, pero cuando se enfrentó a un Rango SS.
"…" El Director Vincent no hizo nada, pero la barrera natural de su cuerpo repelió ese ataque como si fuera un juego de niño.
Agitando su dedo el hombre se tomó su garganta como si le faltara oxígeno y cayó al piso buscando respirar.
Con su control solo estaba impidiendo que pudiera obtener el oxígeno necesario que los humanos necesitaban.
"¡No! Vincent por favor… Es mi culpa… Es mi culpa… ¡Perdónalo!" Gritó la Profesora Villacrés con pánico y miedo.
"No, no es tu culpa. Tal vez él se aprovechó luego de tu divorcio o quizás antes, de todas formas, será juzgado por las autoridades y…"
"¿Divorcio? ¡Yo nunca estuve casada!" Interrumpió la Profesora Villacrés y sin saber de lo que hablaba el Director Vincent, anunció. "¡Este es el primer hombre que amo!"
Al escuchar esas palabras el Director Vincent frunció el ceño y cuando estaba por hablar sintió una ligera perturbación.
Fue tan sutil, tan minúscula que le fue casi imposible de notar.
Esa perturbación no fue mágica, sino que se trataba de una energía psiónica remanente, eso lo que hizo que casi le fuera imposible sentirla.
"…" Pero, aun así, la notó.
Y al mismo momento que la notó volvió a hacer que el hombre respirara, pero ya era demasiado tarde.
"¡Yann!" La Profesora Villacrés gritó al ver que el hombre se quedaba quieto como si estuviera muerto.
Solo que esta vez respiraba de forma irregular, pero no podía responder a ningún estímulo que la Profesora Villacrés desesperadamente realizaba.
El Director Vincent se dio cuenta de lo que sucedió, ese hombre había entrado en un coma… La causa no fue la falta de oxígeno en su cerebro que derivo en coma, sino que se trató de causa externa.
Como un Gran Archimago de Rango SS, el Director Vincent tenía un muy buen control de sus habilidades y solo hizo uso de su poder lo suficiente como para dejarlo inmóvil y producir que se desmayara.
Esa era su pequeña venganza por poner en peligro a sus estudiantes… Sin embargo, esa pequeña venganza terminó con una persona en coma y con un problema mayor.
"Esto es preocupante…" Murmuró el Director Vincent.
Una fuerza externa había intervenido… Una fuerza que no se podía ignorar con facilidad.