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cap. 27

- ¿Quién era? - Preguntó Patch.

Todo mi cuerpo estaba rígido. Me llevó un momento contestarle.

- Vee se metió en la escuela con Elliot y Jules. Querían que yo fuera con ellos. Creo que Elliot va a hacerle daño a Vee si no voy. - Miré a Patch - Creo que va a hacerle daño aún si voy.

Él cruzó sus brazos frunciendo el ceño.

- ¿Elliot?

- La semana pasada, en la biblioteca, encontré un artículo que decía que él había sido interrogado durante la investigación de un homicidio en su vieja escuela, la preparatoria Kinghorn. Él entró a la sala de ordenadores y me vio leyéndolo. Desde esa noche he percibido una mala vibración de él. Una vibración realmente mala. Creo que él incluso se metió a mi habitación para llevarse el artículo de nuevo.

- ¿Algo más que yo deba saber?

- La chica que fue asesinada era la novia de Elliot. Ella fue colgada de un árbol. Justo ahora, en el teléfono, él dijo "Si no vienes aquí, hay un árbol en el área común con el nombre de Vee en él".

- Yo he visto a Elliot. Él parece presumido y un poco agresivo, pero no lo veo como un asesino. - Él metió la mano en mi bolsillo delantero y sacó las llaves del Jeep - Voy a conducir hasta allí a comprobarlo. No me tardaré mucho.

- Creo que deberíamos llamar a la policía.

Él sacudió su cabeza.

- Vas a entregar a Vee por destrucción e invasión de propiedad privada. Otra cosa. Jules. ¿Quién es ese chico?

- El amigo de Elliot. Él estaba en el Arcade la noche que nos encontramos contigo.

Su ceño se profundizó.

- Si había otro chico yo lo hubiera recordado.

Él abrió la puerta y yo lo seguí afuera. Un encargado usando pantalones negros y una camisa de trabajo marrón estaba barriendo trozos de palomitas en el vestíbulo. Él nos dio una segunda mirada cuando vio a Patch saliendo del baño de mujeres. Yo lo recordaba de la escuela. Brandt Christensen. Estábamos juntos en Inglés el semestre pasado y yo lo había ayudado a escribir un ensayo.

- Elliot está esperándome a mí, no a ti. - Le dije a Patch – Si no voy, ¿quién sabe qué puede pasarle a Vee? Ese es un riesgo que no estoy dispuesta a correr.

- Si te dejo ir, ¿vas a escuchar mis instrucciones y a seguirlas cuidadosamente?

- Sí.

- ¿Si te digo que saltes?

- Yo salto.

- ¿Si te digo que te quedes en el coche?

- Me quedo en el coche. - Eso era casi verdad.

Afuera, en el estacionamiento del cine, Patch apuntó con su llavero hacia el Jeep y las luces parpadearon. De repente,se detuvo bruscamente y maldijo silenciosamente.

- ¿Cuál es el problema? - Pregunté yo.

- Las llantas.

Bajé mi mirada y, en realidad, las dos llantas del lado del conductor estaban pinchadas.

- No puedo creerlo. - Dije - ¿Conduje hasta aquí sobre dos clavos? Patch se agachó junto a la llanta delantera, pasando su mano alrededor de la circunferencia.

- Destornillador. Esto fue un ataque intencionado.

Por un momento pensé que esto podía ser otro truco mental. A lo mejor Patch tenía sus razones para no querer que yo fuera a la escuela. Después de todo, sus sentimientos hacia Vee no eran ningún secreto. Pero algo faltaba. Yo no podía sentir a Patch dentro de mi cabeza. Si él estuviera alterando mis pensamientos, entonces había encontrado una nueva manera de hacerlo, porque hasta donde yo sabía, lo que yo estaba viendo era real.

- ¿Quién haría esto?

Él se levantó por completo.

- La lista es larga.

- ¿Estás tratando de decirme que tienes muchos enemigos?

- He molestado a unas cuantas personas. Un montón de hombres hacen apuestas que no pueden ganar. Después, ellos me culpan por llevarme sus coches, o más. Patch caminó hacia un coupé, abrió el lado del conductor y tomó asiento detrás del volante.

- ¿Qué estás haciendo? - Pregunté de pie al lado de la puerta. Era una pérdida de aire, dado que yo estaba bien consciente de lo que hacía.

- Buscando una llave de repuesto. - La mano de Patch reapareció sosteniendo dos cables azules. Con cierta habilidad, removió los extremos de los cables y los pegó juntos. El motor se encendió y Patch me miró - Cinturón de seguridad.

- No voy a robar un coche.

Él se encogió de hombros.

- Nosotros lo necesitamos, ellos no.

- Eso se llama robar. Está mal.

Patch no parecía ni un poquito consternado. De hecho, se veía demasiado relajado en el asiento del conductor. Esta no es la primera vez que lo hace. Pensé.

- Primera regla del robo de coches. - Dijo él con una sonrisa - Trata de no quedarte en la escena del crimen más de lo necesario.

- Espera un minuto. - Le dije levantando un dedo.

Corrí de regreso al cine. Camino dentro, las puertas de cristal reflejaban el estacionamiento detrás de mí, y vi a Patch saliendo del coupé.

- Hola, Brandt. - Le dije al chico, que terminaba de tirar las palomitas a un recogedor.

Brandt me miró de nuevo, pero su atención se dirigió rápidamente sobre mi hombro.

Escuché las puertas de cristal abrirse y sentí a Patch moverse detrás de mí. Su acercamiento no era muy diferente al de una nube eclipsando el sol, oscureciendo sutilmente el paisaje, presagiando una tormenta.

- ¿Cómo va todo? - Dijo Brandt con incertidumbre.

- Tengo un problema con mi coche. - Dije yo mordiendo mi labio y tratando de poner una cara amistosa - Sé que te pongo en una situación incómoda, pero, ya que yo te ayudé con el ensayo de Shakespeare el semestre pasado...

- Quieres tomar prestado mi coche.

- De hecho... sí.

- Es un pedazo de basura. No es ningún Jeep Comando. - Él miró directamente a Patch, como si se estuviera disculpando.

- ¿Funciona? - Pregunté.

- Si por funcionar te refieres a que las ruedas giren, sí, funciona. Pero no está disponible para préstamos.

Patch abrió su billetera y le entregó lo que parecían tres billetes arrugados de cien dólares. Frenando mi sorpresa, decidí que lo mejor que podía hacer era seguirle el juego.

- Cambié mi opinión. - Dijo Brandt guardándose el dinero.

Buscó en sus bolsillos y le entregó a Patch un par de llaves.

- ¿Cuál es el modelo y el color? - Preguntó Patch atrapando las llaves.

- Difícil decirlo. Parte Volkswagen, parte Chevette. Alguna vez fue azul. Eso antes de que se oxidara y se pusiera naranja. ¿Vas a llenar el tanque antes de devolverlo? - Preguntó

Brandt sonando como si estuviera cruzando los dedos tras su espalda, presionando su buena suerte.

Patch sacó otros veinte.

- En caso de que nos olvidemos. - Dijo metiéndolos en el bolsillo delantero de la camisa de Brandt.

Afuera le dije a Patch:

- Yo hubiera podido convencerlo de que me diera sus llaves. Sólo necesitaba un poco más de tiempo. Y por cierto, ¿para qué sirves mesas en el Borderline si eres millonario?

- No lo soy. Gané el dinero en un juego de billar hace un par de noches. - Él metió la llave en la cerradura y abrió el asiento del pasajero para mí – El banco está oficialmente cerrado.

*****

Patch condujo a través del pueblo por las oscuras y silenciosas calles. Detuvo el coche de Brandt en el ala este del edificio y apagó el motor. El campus estaba empantanado, las ramas se retorcían y sonaban en medio de la neblina. Detrás de ellas se levantaba la Preparatoria Coldwater.

La parte original del edificio había sido construida a finales del siglo XIX, y después del ocaso se parecía bastante a una catedral. Gris y pensativa. Muy gris. Muy abandonada.

- Yo tengo un muy mal presentimiento. - Dije mirando los huecos oscuros de las ventanas de la escuela.

- Quédate en el coche y mantente fuera de vista. - Me dijo Patch entregándome las llaves

- Si alguien sale del edificio, márchate.

Él salió. Estaba usando una ajustada camisa negra de cuello redondo, Levi's y botas. Con su cabello negro y su piel morena, era difícil distinguirlo en el fondo. Cruzó la calle y, en cuestión de segundos, se mezcló totalmente con la noche.

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