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43: En su lugar

Caden

Bajé a la mesa del comedor y Suzy estaba lavando los platos, mientras que Noah estaba sentada aún en la mesa.

—No tenías que hacerlo, Suzy. Planeaba hacerlo cuando saliera del baño.

—No se me caerán las manos por hacerlo— miró a Noah, y sonrió.

—Ven, vamos a bañarte— le dije a Noah soltando la cadena—. Voy a preparar el futón luego de bañarla— le avisé a Suzy.

—No te preocupes, yo espero— sonrió, mientras seguía lavando los platos.

Subí a la habitación y metí al baño a Noah.

—Caden— Noah acarició mi mejilla, y la miré. Nunca había hecho eso y supe que algo quería decirme, no es difícil darse cuenta de por dónde viene.

—¿Qué?

—¿Ya no me amas?

—¿Qué pendejadas dices? Claro que lo hago, ¿Crees que si no lo hiciera, estarías aquí ahora?

—Demuéstramelo.

—Si tu forma de que te lo demuestre es sacando a Suzy de la casa, lamento decirte que no lo haré. ¿Algo más?

—¿Te das cuenta de cómo estás conmigo? ¿Viste cómo me tratas? Tal parece que te gusta esa mujer.

—Es insoportable tu actitud últimamente, Noah. No me quieras hacer ver cómo que soy el único que está haciendo las cosas mal. Yo me estoy esforzando, pero tú no. A mí me encantaría que fueras la misma chica de siempre, pero ahora que has cambiado, no sé si pueda continuar de la misma manera.

—¿Eso qué significa?

—Que no sé si pueda soportar tus cambios. Te amo, pero mi paciencia está llegando a su fin— quité su mano de mi mejilla—. Esto demuestra que quieres manipularme y no me agrada para nada. Báñate, Noah— me quedé mirándola mientras se bañaba, pero ya ni siquiera eso me causa lo mismo. Cada día la veo más distante de alcanzar, más distante de tenerla.

Al salir del baño la acosté en la cama y la amarré.

—Solo por hoy no me amarres, por favor— me pidió.

—Lo siento, Noah— aún con su petición y suplica, la amarré. No puedo arriesgarme a que huya como siempre trata de hacer.

Fui a buscar el futón y lo puse al lado de nuestra cama. Pensaba dejar a Suzy en la sala, pero es muy incomodo allá y hace calor. Luego de preparar todo la busqué y ella se acostó.

—¿Está cómodo?— le pregunté.

—Bastante. ¿Así que este es tu cuarto? Ya habías conocido el mío primero— su comentario me hizo recordar lo que hicimos y creo que lo hizo con esa intención.

—No lo recuerdo— me acosté en la cama, y ella se acomodó.

—¿Y cómo ibas a recordarlo, si estabas muy concentrado en otra cosa?— al escuchar lo que añadió, quise mirarla y me fijé en que se había acostado de lado y se podía ver parte de su cuerpo. Era muy claro que lo hacía intencional.

—Buenas noches, Caden—dijo Suzy, y apagué la luz de la mesa de noche.

—Buenas noches— me giré hacia Noah para abrazarla, pero se movió para evitarlo. Supongo que todo seguirá así entre los dos.

Quedé de ir a buscar trabajo con Suzy hoy. Ya había preparado el desayuno junto a Suzy y estábamos sentados en la mesa.

—A ella si la dejas salir, ¿No? A ella ni siquiera la amarras como a mí y dices quererme— comentó Noah, dañando por completo el ambiente de paz que había.

—La única necia que busca escaparse cada vez que le doy una oportunidad, eres tú. Ella no tiene cara de que quiera hacerlo o ya lo hubiera hecho.

—¿Por qué trataría de huir? A mí sí me gusta estar al lado tuyo, Caden— añadió Suzy con una sonrisa. Por su comentario tuve que mirar a Noah y ella desvió la mirada.

—Son tal para cual.

—Lo sé— respondió Suzy, a lo que Noah le dio un golpe a la mesa.

—¡Ya no lo soporto!

—¿Qué no soportas? — solté el tenedor en el plato, y la miré.

—Mátame, pero no me obligues más a vivir en este lugar. No quiero seguir aquí. Si no me vas a dejar ir, entonces ¡mátame! Prefiero eso, que tener que vivir con dos psicópatas y amarrada peor que un perro lo que me resta de vida.

—¿Escuchas eso, Suzy? Luego la escuchas quejándose. Estás muy harta, y no sabes cuán harto estoy yo— me levanté de la silla, y me acerqué a ella—, pero aún así me controlo. Dejando en claro que deseas morirte que compartir tu vida conmigo, más razón me das a lo que hablamos ayer. Quieres privilegios cuando solo tratas de hacer todo lo contrario a lo que te digo, pues te diré una cosa— me fui al respaldo de su silla y me acerqué a su oído—; ¿Cómo ves que no irás a ninguna parte? Vas a permanecer toda tu miserable vida al lado mío, quieras o no. Dejaré de ser tan bueno contigo, creo que es hora de que aprecies y eches de menos todo lo que hago, porque eres una maldita que menosprecia todo mi esfuerzo, mi amor, dedicación y todo lo que hago porque, según tú, está mal. Entonces no te quejes ahora, si antes era muy bueno contigo, ahora prepárate para lo peor— le quité la cadena y arrastrada la llevé al sótano, la dejé suelta y cerré la puerta con candado. Aún si grita, nadie la escuchará allá abajo. No me gusta ser así con ella, pero espero eso le ayude a comportarse mejor. Mucha paciencia he tenido con ella, pero ya no lo soporto. Regresé a la mesa y Suzy me miró—. Siento mucho que hayas tenido que presenciar otra pelea entre mi novia y yo—Suzy se levantó de la silla y se acercó, sentándose encima de mi.

—Te tengo una propuesta; ¿Qué tal si le damos razones suficientes para que se dé cuenta de lo que se pierde? Así quizás ella aprecie todo lo que haces por ella, que está claro que no le importas ahora, pero llegará un momento en que lo hará— llevó su dedo índice a mis labios—. ¿Lo hacemos?— sonrió, y me encaró.

—Eso me suena a doble sentido.

—Sabes que lo es— rio. 

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