Hoy hace frío, bastante. Dirijo mi mirada hacia el techo agrietado, húmedo, y con astillas. De verdad, está inmundo. Hay veces en la que desearía irme de este asqueroso lugar que se hace llamar "Monowi", en realidad vivo en el Distrito 12 que está localizado en un pequeño país que se llama Panem; sino que así le llamo ya que mi Padre nació en una ciudad que se llama así y tiene un aspecto parecido al Distrito 12. Aunque no es tan fácil salir de aquí, Monowi no permite que ningún habitante salga ya que ese pequeño error te puede costar la vida, así que si vas a salir de ese lugar debes tener una razón válida para hacerlo, como cazar, recolectar, o lavar la ropa. Todas esas cosas se hacen en un solo lugar, en el Bosque.
Sigo mirando el techo y puedo notar que unas cuantas gotas de agua traspasaban la madera y me caían en la frente, y esto es muy insoportable para mí. El frío es cada vez mayor y me siento como un Mamut congelado, y esas gotas de agua eran muy frías así que sería mayor sufrimiento.
De repente la puerta de mi cuarto se abre, en ese instante me levanté de golpe y me encuentro con el rostro de un ángel que parece haber caído del cielo. Es Piper, mi hermana menor de doce años. Noto que tiene el rostro mojado así que le lanzo una pequeña sonrisa y por medio de señas la invito a sentarse a mi lado. Ella asiente también con una sonrisa y viene casi corriendo a sentarse a mi lado.
—¿Por qué estás tan mojada? —le pregunto mientras tomo un cepillo y peino su cabello.
—Mamá me envió al Bosque a buscar unas cuantas moras para la cena, encima estaba lloviendo. Conseguí muy pocas ya que vi a unos hombres de blanco aparecieron con armas y querían apuntarme.
Espera... ¿¡Habla del Bosque Throne!?. Se me olvidó mencionar algo, el famoso Bosque del que hablaba hace rato, es muy peligroso. Hay animales salvajes, frutos venenosos, cazadores, agentes de la paz vigilando... y mucho más. Un niño puede ir a ese Bosque pero debe ser acompañado por un adulto ya que si un agente de la paz ve a un niño deambulando solo en ese tenebroso lugar lo más probable es que asesinen ese niño. Y lo que más me enfada de eso es que no se hacen responsables de ese acto y no se pueden levantar cargos en su contra ya que esto también dirige a la muerte.
—¡¿Qué?! —digo muy asombrada, preocupada y enojada al mismo tiempo—. ¡Piper! ¿¡Tienes idea de lo peligroso que puede ser eso?!
—Pero... Mamá dijo que no podría acompañarme porque tenía que ir a la panadería a hablar con los panaderos, y dijo que no había nadie más que podría acompañarme. —dice Piper estando al borde del llanto y haciendo pucheros.
Más decepcionada no puedo estar, ¡¿Como se atreve a hacer eso?! no puedo permitir que Piper ande sola en el Bosque expuesta al peligro mientras que mi Mamá está chismeando con la panadera. Suelto un suspiro molesto y me levanto de mi cama para luego dirigir mis pasos hacia mi madre que se encontraba en la sala viendo televisión, cada vez mis pasos eran más pesados y fuertes, supongo que no soy la única que se ha dado cuenta ya que ella voltea su cabeza mirándome y en sus ojos se puede ver como nota mi enojo.
—¿Ahora que quieres? —me pregunta mientras que analiza mi rostro.
—¡¿Acaso estás demente?! —le empiezo a gritar y esta salta del susto—. ¡¿Como se te ocurre envíar a Piper al Bosque SOLA?! —me acerco a su rostro solo para que me tome enserio— ¡Tan solo tiene doce años! ¡Doce años!
—¡Pero necesitaba las moras! —Mamá me responde en modo desafiante, cree que me después de una disculpa ya estamos en paz. No es así— No pienso morir de hambre y mucho menos en este lugar.
—¡¿Te estás escuchando?! —esta vez grito más fuerte— te importa más una simple fruta que la puedes conseguir en CUALQUIER LADO, que tu propia hija.
—Lucy, no me hables así —dice en un modo de alerta, como si me fuese a golpear.
—Ya, ya. No pienso escucharte más —por lo que se ve, el enojo se apoderó de mí. Ya estaba harta de vivir con esta mujer, no le importa nada, solo lo material. Prefiero que una flecha atraviese mi corazón en vez de estar con ella— ¡Me voy! ¡Me voy de aquí para siempre!
Sin decir nada más me dirigí directamente hacia mi habitación y empecé a agarrar mi ropa a montones colocándola dentro de la maleta sin ninguna precaución. Mi madre colocó la palma de su mano en su frente tratando de no llorar y perder la cabeza, mientras que Piper era todo lo contrario, lloraba sin consuelo, me dolía ver aquella escena ya que Piper es mi mayor debilidad y sé que yo sería capaz de dar la vida por ella.
Justo cuando crucé la puerta hacia el exterior pude sentir una mano bastante fría tuvo contacto con mi antebrazo, en ese momento sentí una ligera corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo. Cuando doy la media vuelta para ver de quien se trataba vi que Piper me estaba observando con sus típicos ojos de cachorro regañado.
—Lucy... por favor n-no te vayas —dijo Piper con dificultad y con tartamudeo ya que se podría decir que se estaba ahogando con sus propias lágrimas.
Esos ojos que ponía eran muy poderosos sobre mí y eso se veía claramente. Así que me agaché a su altura y acariciaba uno de sus mechones dorados que eran muy extraños para mí, pero eso no es importante ahora. Con delicadeza tomé una de sus manos finas y les daba una leve acaricia con los ojos cristalizados.
—Prométeme que volverás —dice Piper mientras una lágrima caía por su mejilla izquierda.
—Lo prometo —acerco mis labios hacia su mano y deposito un pequeño beso— ¿Quieres que te traiga algo?
—Solo quiero dos cosas —pongo en posición mi pulgar para limpiar sus lágrimas— Quiero que vuelvas a salvo como si nada te hubiera pasado —Dios... esas bellas palabras que me dicen me están derritiendo por dentro, quiero llorar— Y la otra cosa es que quiero unas zapatillas de Ballet de color rosa.
—¿Y las que te regaló Papá?
—El gato del vecino las destrozó —Piper baja la mirada y humedece el suelo con sus lágrimas— Tú sabes que quiero ser bailarina de Ballet, ese es mi sueño, Lucy.
—Piper... —acomodo un mechón que estaba sobresaliendo— Sería una mala hermana si no conociera tus sueños. Te prometo que te las traeré.
Por último le doy un beso en la frente a Piper para luego levantarme del suelo. No pienso despedirme de mi madre, no quiero nada con ella hasta ahora, además, ya tengo diecinueve años, ya soy independiente, no puedo vivir a su lado para siempre. Sin decir nada más voy caminando hacia la estación de trenes ya que hoy están dando viajes gratis, quiero irme a una ciudad o a otro país pero que esté lejos de esta porquería de pueblo.
Cuando llego a la estación veo a un montón de personas reunidas con una mujer que en su cabello tenía una combinación de rosa y rubio, lo cuál no se le veía tan bien. Me acerco un poco más y veo que detrás de aquella mujer había una pancarta que decía "Representación de Distritos en THG". De repente la mujer pelirosa vuelve al micrófono con una sonrisa un poco aterradora; primero prueba el sonido para no tener alguna interrupción.
—Buenos días a todos, es un placer tenerlos a todos aquí —dice la pelirosa con un tono alegre— Mi nombre es Bianca Cacciatore, yo junto a Katniss Everdeen y Peeta Mellark —De repente un hombre y una mujer que estaban detrás del telón del escenario aparecieron con unas caras muy serias, ¿ellos son los mentores?—. Nos daremos la tarea de orientar a los nuevos tributos del Distrito 12 este año.