Astucia

El altar había sido congelado y fundido en "Misericordia de la Diosa de las Nieves", y una capa delgada de ladrillos ante la Puerta Azul era todo lo que quedaba. El tridente de oro y la Garra del Emperador yacían allí en silencio. El tono azulado de la llave y el dorado en el tridente resonaron entre sí.

De repente, el tridente de oro salió volando, como si alguien lo estuviera sujetando. Entonces, una mano plagada de escamas negras apareció en el cuerpo del tridente, cubierto de fuego y que liberaba el hedor a azufre.

Los nudillos de las manos, las cuales parecían llevar un guante de llamas cada una, tenían un espolón de hueso. En cada espolón, había grabados patrones malignos y complejos. Mientras tanto, las largas y pálidas uñas eran como espadas de muerte y destrucción, dando la sensación de que podían destruir a todo aquel que lo mirara.