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En la Llanura Escarlata...

El de dos cabezas, cuyo cuerpo era tan largo y estrecho como el de un lagarto, estaba parado dentro de la formación de rocas, completamente quieto. Sus escamas de color rojo oscuro reflejaban un resplandor extravagante bajo la luz solar. De los espacios entre las escamas estaban creciendo retoños, como si semillas hubieran sido plantada dentro de su carne, vistiendo al demonio con un "uniforme" verde.

La sonrisa presuntuosa y artera, mezclada con un poco de sorpresa, quedó congelada en la cabeza de cabra del Soberano de la Sangre, mientras que la cabeza de perro estaba simplemente abrumada. Ninguna de las dos podía comprender por qué fueron atrapadas tan fácilmente cuando igualaban a las leyendas de tercer nivel dentro de su "semiplano legendario". Incluso si no podían derrotar al enemigo, ¿por qué no pudieron escapar? ¡Estaban en su propio "terreno"!