Annick miró a su maestro con nerviosismo, pero también con gran determinación. Tímido como él, oponerse a su maestro era básicamente como saltar al suelo desde las afueras de Allyn sin ninguna protección mágica. No obstante, su propia comprensión del dominio microscópico lo instaba a dar un paso al frente y expresar su propia opinión.
¿Se enfadaría el Señor Evans con él? ¿O estaría decepcionado?
No obstante, cuando Annick miró a los ojos del Señor Evans, para gran sorpresa suya, no le vio enfadado ni decepcionado. Tenía un rostro muy tranquilo y pacífico.
—¿Cuál crees que es el problema que piensas? —Bajo la mirada de los arcanistas, Lucien preguntó con tono tranquilo.
Annick respiró hondo y dijo.
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