Chen Yucheng observó a Gu Jingze.
—Creo que está todo en tu cabeza. Mire, no hay sarpullido. El medicamento tendría que haber ayudado esta vez, pero es más probable que se deba a que aún no estás acostumbrado a tocar a las mujeres.
Gu Jingze miró a Chen Yucheng y suspiró.
—Yucheng, ¿puedes llamar a otro tipo de médicos también?
—¿Otro tipo? Mi pericia no es limitada. Todavía puedo tratar asuntos pequeños como este. Cualquier pregunta que tenga, Señor Gu, solo hágamela.
Gu Jingze levantó sus ojos oscuros y miró a Chen Yucheng con desdén. Aun así, él vaciló antes de decir:
—Tengo… algunas preguntas acerca de las partes privadas…
—…
Hubo una gran pausa. Chen Yucheng observó a Gu Jingze en silencio.
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