Li Sicheng no quería prestarle atención. Fue hacia el asiento del conductor, con las llaves en la mano.
La policía le agarró de la manga y habló con rabia:
—Señor Li.
La expresión de él no cambió en absoluto. Le miró la mano con frialdad, y mencionó con calma:
—La señora Li está sentada en el coche. Intenta acosarme sexualmente delante de mi esposa. Me temo que no es apropiado.
Ella no esperaba que él dijera eso. Inmediatamente, le soltó el brazo y su expresión cambió.
—¡Por favor, espere! —pidió, acercándose al coche y gritó—: ¡Tráiganlos!
Puso la mano encima del capó del coche para que no se fueran. Otros policías trajeron con rapidez a los sospechosos. La policía le dijo a Su Qianci:
—Como la tuvieron retenida la última vez, debería poder reconocer la voz y el tipo de cuerpo del sospechoso. Mire a estos dos; ¿es alguno de ellos?
Su Qianci no salió del coche. Después de mirarlos durante un rato, sacudió la cabeza.
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