Era un poderoso mago nivel 9. ¿Cómo no iba a conocer el tiempo de invocación de estos hechizos?
Ese Pantano Putrefacto ya era anormal. Solo 5 segundos para materializar un hechizo nivel 3. Ni siquiera un mago nivel 9 era capaz de hacer algo así. Sin mencionar que el hechizo de Carámbano siguiente fue invocado sin ningún encantamiento. Se trataba de un Encantamiento Instantáneo o metamagia Acelerada.
Era solo metamagia. Los magos de nivel 5 tenían una o dos clases de ella. Pero normalmente no podía ser utilizada con tanta ligereza. Utilizar la metamagia con un hechizo aumentaba considerablemente la cantidad de maná consumido. Un mago ordinario no sería capaz de soportar el costo, así que solo se empleaba en momentos críticos.
Alguien como Mafa Merlin, que había usado dos clases de metamagia tan pronto, era un novato sin experiencia para el mago nivel 9. Si desperdiciaba su arma secreta y agotaba su maná, ¿qué usaría para revertir la situación?
Por supuesto, no iba a advertirle al joven sobre su mala decisión.
Dejaría que aprendiera las consecuencias de molestar a un mago nivel 9. No eran fáciles de afrontar.
Comenzó a recitar su encantamiento.
No utilizó metamagia. No quería exigir más a su remolino de maná para acortar el tiempo del hechizo. Quería derribar a este tipo para demostrar su fuerza y hacerle entender por qué el mundo de la magia era tan jerárquico. Hasta un nivel de diferencia era un factor enorme. No era algo que la metamagia pudiera compensar.
El mago nivel 9 estaba recitando el encantamiento para el hechizo Tormenta de Rayos. Le llevaría unos veinte segundos y una gran cantidad de maná. Este era uno de los hechizos más poderosos, por debajo del nivel de los Grandes Magos.
El cielo despejado se cubrió de nubes negras conforme el mago continuaba su encantamiento. Comenzaron a surgir rayos de entre las nubes, juntándose entre ellos. La feroz electricidad inestable dejaba salir chirridos y crujidos.
El poder de la Tormenta de Rayos era aterrador. Aunque el hechizo aún no estaba completo, la escena que había materializado era suficiente para hacer que la gente se sobrecogiera.
Pero no parecía tener efecto alguno en Lin Yun.
Él estaba parado al lado del Pantano Putrefacto con una expresión indiferente, como si no hubiese notado el cielo cubierto de nubes negras. Levantó su mano y otro Carámbano salió volando, igual al anterior. Sin ningún encantamiento, ni ningún gesto. Otro arquero fue clavado a un árbol.
«¿Cómo podía aún tener maná? El mago no pudo evitar fruncir el ceño mientras continuaba con su hechizo.
«Parece que debo apresurarme».
Obligó a su remolino de maná a acelerar la finalización del hechizo.
Pero mientras lo hacía, el joven mago lanzó otro Carámbano.
Un arquero más fue empalado. Ese era el tercero.
En ese momento, el mago nivel 9 se sintió arrepentido. Si hubiera sabido con anterioridad que este mago tenía suficiente maná para soportar cuatro usos de su metamagia, no hubiera invocado su Tormenta de Rayos de esa manera. De este modo, quizá podría haber salvado al tercer arquero de tal destino.
«Esto es malo. ¡Debo apresurarme!»
Pero Lin Yun era más rápido que él.
Otro Carámbano.
Seguido por otro, y otro, y otro.
La Tormenta de Rayos aún no estaba lista cuando la lluvia de Carámbanos atravesó a una docena de hombres clavándolos a árboles o al suelo. Una vez que todos estaban inmovilizados, Lin Yun lanzó un hechizo de hielo y, al igual que Fario, todos los guerreros quedaron atrapados dentro del Pantano Putrefacto.
Había terminado de preparar la poderosa Tormenta de Rayos, pero el mago observaba la escena, estupefacto, con una expresión vacía en su rostro. La sorpresa era visible en sus ojos. Estaba ahí parado en un trance, sintiéndose alarmado y derrotado al observar a ese joven mago.
Había lanzado una docena de Carámbanos con Encantamiento Instantáneo, incapacitando a todos los arqueros.
¿Qué clase de concepto era este?
Él se consideraba bastante poderoso, incluso era capaz de invocar un Tormenta de Rayos en solo 20 segundos. Pero una docena de Carámbanos instantáneos, en ese corto tiempo, era impensable. Eso estaba más allá de las posibilidades de un mago, ya fuese mediante el uso de metamagia o la invocación tradicional. Era imposible.
Creía que incluso era imposible para la mayoría de los Grandes Magos. Quizás alguien que estuviese avanzado en ese ámbito hacía mucho tiempo o aquellos en el límite de graduarse a Alto Mago lograrían invocar una docena de Carámbanos así, en menos de veinte segundos.
Pero ahora, este joven mago veinteañero, lo había hecho frente a sus ojos.
Sentía que no debería haber escogido pelear esta batalla.
Para un mago con habilidades tan poderosas, sería muy fácil matarlo. No solo a él, todo el Nido de Víboras no era merecedor de su tiempo.
«¿Qué debería hacer...?»
La Tormenta de Rayos ya estaba lista y centelleando con electricidad. Las nubes negras recubrían el cielo y los truenos comenzaron a surgir. Con solo pronunciar la última palabra y dirigir el hechizo, arrasaría con todo a su paso en diez metros.
Pero el mago se contuvo de pronunciar esa palabra.
La demostración de magia de su enemigo lo llevó al borde de la desesperación.
Ni siquiera tenía la intención de luchar. Solo seguía ahí parado, en un trance, sus pensamientos llenos de impotencia y miedo. Ya no era el mago poderoso en la cima de su categoría, era un cordero listo para ser sacrificado.
—Sígueme. Luego de lidiar con la docena de arqueros, Lin Yun no continuó haciendo las cosas difíciles y le indicó al mago que lo siguiera adentro de la casa.
Por supuesto, no había necesidad de hacerlo difícil. En este punto, estaban aterrados. No eran tontos ni lunáticos, así que no se atrevieron a causar problemas. Incluso Fario, el gritón, estaba escondido en un costado, sin atreverse siquiera a respirar.
Lin Yun cruzó la puerta con el mago nivel 9, para luego toparse con el ansioso mayordomo.
—Joven Maestro, Fario trajo mucha gente esta vez. ¿Le dieron muchos problemas?
Al oír la pregunta del anciano, el corazón del mago casi se detuvo—. Abuelo, ¿no puede ver? Hay guerreros atrapados en un pantano congelado allí afuera, arqueros clavados a árboles, ¿quién le está dificultando las cosas a quién?
—Está bien, me desharé de ellos. Por cierto, tío Pavey, ¿nos traerías algo para comer? No he comido nada desde que desperté.
—Por supuesto, tomen asiento, enviaré a alguien a conseguir comida.
Tras despedir al viejo mayordomo, Lin Yun guio al mago hacia su estudio.
—Primero, preséntate.
—Sí, sí—dijo el mago temblando, con miedo de causar de alguna manera el enojo de ese poderoso mago con habilidades mágicas tan temibles. Si Lin Yun lo interrogaba, ¿cómo se atrevería a esconderle algo?— Soy Larry, uno de los cuatro líderes del Nido de Víboras. Cumpliré 40 este año y alcancé el nivel 9 hace dos años.
—Bien, detente —dijo impaciente. No tenía tiempo para escuchar a este sujeto divagar. Después de conocer su identidad, lo interrumpió y preguntó—: Así que, Larry, trajiste tantas personas a rodear mi casa, ¿cuál era tu intención?
—Eso...
—Y por supuesto, no menciones nada sobre capturar a un ladrón.
—No me atrevería, no me atrevería —contestó, verdaderamente aterrado. Los arqueros de afuera seguían empalados, quizás muriendo. ¿Cómo se atrevería a insistir en que se habían presentado para capturar a un ladrón? Luego de dudarlo, lo explicó todo—: El jefe Sossu nos envió. Principalmente para proteger a Fario.
—¿Solo protegerle?
Al ver la expresión de disgusto de Lin Yun, Larry escuchó a su propio corazón acelerarse—. No, no solo por protección. El jefe Bossu dijo que, de ser necesario, usáramos la fuerza para entrar en la propiedad.
—¿Qué quiere el jefe Sossu de esta casa?
—No estoy muy seguro.
—¿No estás muy seguro?
—Sí, en verdad, ¡no lo sé! —Larry estaba muy ansioso. Temía que el joven perdiese la paciencia y lo castigase. Así que sólo exclamó—: El jefe Sossu siempre trabaja de esa forma. Rara vez dice la razón de nada. Esta vez nos dijo que, sin importar que pasara, debíamos apoderarnos de esta casa.
—Apoderarse de la casa…—meditó Lin Yun asintiendo.
Después de mostrar un ejemplo de la docena de arqueros, Larry sabía que no debía mentirle. En otras palabras, verdaderamente no sabía cuál era el secreto de la casa. Esa respuesta le sorprendió. Un mago en su posición no era algo menor. Como uno de los cuatro líderes del Nido de Víboras, era considerado un miembro clave. Si ni él mismo lo sabía, eso sugería una cosa.
El secreto de esta casa era sorprendente, al punto que ni un mago de su nivel estaba calificado para conocerlo. Quizás solo Grandes Magos o Altos Magos tenían permitido saberlo.
Parecía que Mafa Merlin no conocía a su padre lo suficientemente bien.
En las memorias del joven Merlin, Locke era un simple empresario. Aunque monopolizaba el negocio de la alquimia y había amasado una gran fortuna, no había llegado al punto de hablar directamente con un Gran Mago o Alto Mago.
Ahora parecía que este no era el caso.
Luego de que Lin Yun lo pensase, agitó su mano—. Bien, mago Larry. Eres libre de irte.
—¿Eh...? —titubeó. No había dado una buena respuesta. Larry estaba en el borde de su asiento, acechado por toda clase de pensamientos, preguntándose qué haría el joven con él. Quizás lo torturaría, interrogaría y demás. Pensarlo le aflojaba las rodillas.
Al escuchar que era libre de irse, Larry pensó que su ilusión lo engañaba. Quedó aturdido, pestañeado sin poder creerlo—. ¿Acabas de decir que soy libre de irme?
—Si, mago Larry. Puedes irte. Recuerda limpiar la entrada en tu camino de vuelta.