Ee Chen se sobresaltó.
—¿Quiere ir tras la familia He Lan?
—Así es —continuó Xinghe con naturalidad como si estuviera hablando del tiempo—. Sólo acorralándolos podemos obtener la información que queremos de ellos.
Ee Chen se sorprendió aún más, no por su confianza, sino por su voluntad de confiar en él tan fácilmente. ¿No le preocupaba que le estuviera mintiendo?
Ee Chen exclamó con dificultad.
—¿Cree todo lo que dije?
—¿Por qué no lo haría? —preguntó Xinghe con curiosidad.
—¿No tiene miedo de que le haya inventado una historia y eso le cause daño a una familia de inocentes? —expresó Ee Chen la preocupación en su corazón. Era normal para él tener esos pensamientos, cualquiera lo haría.
Sin embargo, la respuesta de Xinghe le sorprendió.
—Tengo mi propio juicio. Ya que he decidido cooperar contigo, naturalmente tengo un cierto grado de fe en ti.
—Pero, la traicioné una vez antes...
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