El Imperio Xi tenía el control total sobre su cuerda de salvación. Si quería que Bao Hwa sobreviviera, tenía que rogar por la misericordia del Imperio Xi, ¡pero eso era imposible!
Tampoco quería perder la empresa que había construido, sin Bao Hwa, no tenía nada....
No, no podía permitirse perderlo todo. Tenía que haber una forma de salvar esto.
—¡Xia Xinghe, sólo espera! —exclamó Lin Jing y se dio la vuelta para irse, no tenía sentido perder el tiempo discutiendo, ella necesitaba pensar en un plan pronto. Mi familia Lin es tan poderosa que debe haber una forma de derrocar a Xia Xinghe.
Xinghe gritó mientras Lin Jing se precipitaba a la puerta: —Lin Jing, recuerda mi advertencia porque no mostraré bondad hacia aquellos que me han hecho daño.
Lin Jing apretó con fuerza sus puños, tratando de controlarse para no volver a estrangular a Xinghe. Se calmó diciéndose a sí misma que Xinghe recibiría su merecido muy pronto. Xinghe pagaría por tratarla así.
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