Hao Ren esquivó el golpe y agarró su pequeña mano. Inesperadamente, Zhao Yanzi tenía otro golpe aguardándolo. Su otro puño apuntó al estómago de Hao Ren y lo golpeó con firmeza.
Recogió su brazo y miró con furia a Hao Ren.
Toc, toc, toc … Alguien golpeaba la puerta. Hao Ren y Zhao Yanzi se dieron vuelta y miraron hacia la puerta. Zhao Guang abrió y entró.
—¿Cómo va la lección? —preguntó, entrando a la habitación.
—Ah, va muy bien, —respondió Hao Ren, mientras frotaba su estómago.
El rostro de Zhao Yanzi se tornó rojo y no se atrevió a hablar.
—El inglés de Zi es muy pobre. Queríamos conseguirle un profesor, pero ella no lo aceptaba. Es por eso que tuvimos que pedirte a ti que le ayudaras a estudiar, —dijo Zhao Guang a Hao Ren.
—Sí, ella está trabajando muy duro, —dijo Hao Ren.
Zhao Yanzi miró a Hao Ren; no pensó que él diría algo bueno de ella.
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