Las violentas explosiones dejaron temblando sin parar a la Pagoda de Cielo Despejado. Una conmoción se produjo en la ciudad al pie de la Pagoda de Cielo Despejado. Varios discípulos salieron rápidamente de sus respectivos campos de entrenamiento.
Sus rostros todavía debían recuperarse de la sorpresa, todos muy aturdidos por la repentina explosión. Explosiones así no habían ocurrido allí en años. ¿Qué estaba pasando?
Había mucha información a la que estos discípulos regulares no tenían acceso, ya que todavía no habían alcanzado cierto nivel.
Las diez mil llamas bestiales eran una llama de obsidiana de cielo y tierra que la Pagoda de Cielo Despejado había protegido por años. Este tipo de fuego tenía una amenazante cantidad de poder. Si no fuera por la supresión del pulso del dragón de las Cien Mil Montañas y la formación mágica de la Pagoda de Cielo Despejado, todo este pedazo de tierra ya se hubiera incinerado en cenizas.
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