Las sinuosas Montañas del Dragón Carmesí se extendían hacia los infinitos horizontes. Ni siquiera los practicantes Inmortales podían ver hasta el final de ellas.
Sobre uno de sus picos, una enorme red de teletransportación comenzó a brillar con una luz. ¡Whoooosh! Ji Ning y el resto de los cincuenta y dos practicantes aparecieron de repente dentro de la formación.
—Eso fue rápido.
Ning miró a su alrededor. Aunque ya había usado la matriz una vez, la velocidad a la que transportaba a una persona aun lo hacía suspirar de asombro.
—Esperen aquí. Los Guardias del Dragón de Lluvia enviarán algunas personas para recibirlos muy pronto —dijo un anciano de cara roja en voz alta. Él era uno de los diez ancianos que estaban ubicados alrededor de la red para custodiarla.
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