Meng Hao se sorprendió ante las palabras de Xu Qing. Sus ojos brillaron y después los entrecerró. No respondió inmediatamente.
Él enfocó su atención en examinar su apariencia física. Sus rasgos faciales eran completamente suyos. No había ningún cambio.
Fue en ese momento en que se dio cuenta de que él pasó por alto por completo ese punto.
Xu Qing, Ji Mingfeng, y seguramente el resto de los Cultivadores de Cielo Sur se veían completamente diferentes. Al venir aquí sus almas se fusionaron con otro cuerpo.
Pero ese no era el caso de Meng Hao. Él podía abrir su bolsa de posesiones y sacar ítems de ahí. A pesar de que no podía poner cosas en la bolsa, él estaba claramente en una posición completamente diferente a los otros.
Antes, él había dudado un poco al respecto, pero no lo había pensado mucho. Sin embargo, Xu Qing había dado en el punto con esa observación. El corazón y la mente de Meng Hao de repente sintieron como si les cayera un rayo.
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