Jian Qingyang tenía un gran tesoro en sus manos, junto con dos copias de manuales antiguos. También controlaba un Sello Real de Señor Divino. Por lo tanto, había mucha gente con la mira puesta en sus tesoros y su posición.
Él siempre fue de mente abierta. No se dejaba contener por convenciones y se dedicaba a las artes marciales. También se hacía amigo de héroes de todo el mundo.
Era generoso con sus amigos, y los ayudaba sin pedir nada a cambio.
Se mostraba firme contra sus enemigos, y decidido a acabarlos. Nunca era indulgente y los mataba sin dudar.
El tiempo demostró el poder de Jian Qingyang. También demostró que tenía la habilidad de aferrarse a la posición de Señor Yang Azul. Poco a poco, el número de personas que lo desafiaban disminuyó.
Por lo tanto, quienes se atrevían a enfrentarse a él, ¡también eran más fuertes!
Finalmente, un día, una figura inigualable llegó al Territorio Divino del Estado Central.
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