—¡Vamos! —le dijo Wade al distraído Leylin—. ¿Qué, te gustan estos?
Wade señaló a la criatura que estaba frente a Leylin, la que se parecía a un elefante, pero tenía una capa de plumas blancas que le gustaba.
—¡Me interesa mucho esta clase de criaturas extrañas!
Leylin sonrió un poco y, en sus adentros, tomó una decisión: Iría a ese lugar con frecuencia a echar un vistazo y, si tenía suerte, ¡incluso podría haber allí algunas criaturas con linajes antiguos!
—¡Vamos!
Wade llevó a Leylin hasta donde estaban dos Chotacabras Corona de Dragón.
Aquellas aves enormes parecían águilas, pero tenían plumas negras que parecían de acero y les cubrían todo el cuerpo. Sus cuellos estaban teñidos de color rojo. Sobre la cabeza, tenían un hueso que sobresalía en forma de corona, lo que era muy bello.
Wade soltó a los Chotacabras Corona de Dragón, que tenían un collar de bronce en el cuello, y le tiró una de las láminas de metal verde a Leylin.
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