—¿Estás loco? ¡Eso es un nido de bandidos, corramos!
Huang Qi casi se volvió loco, sus ojos estaban llenos de ira y quería maldecir a toda la familia de Zhao Feng.
Estos once bandidos feroces y letales no eran algo con lo que pudieran compararse. Los tres tipos del sexto rango serían problemáticos para ellos, y aparte había muchos cultivadores del cuarto y quinto rango.
—Hermano Feng, es demasiado peligroso... No estás bromeando, ¿verdad? —dijo Zhao Yufei con sorpresa. A través de los encuentros que habían tenido con los bandidos, ahora entendían sus métodos letales.
—¡Corramos! ¡Retrocedamos! ¡Todavía podemos hacerlo!
El corazón de Huang Qi se sentía como si estuviera en llamas. Si fueran encontrados por los bandidos, recibirían un destino inimaginable...
El rostro de Zhao Yufei estaba extremadamente pálido e inconscientemente agarró la mano de Zhao Feng.
—¿Por qué nos trajiste aquí si sabías que este lugar estaba lleno de bandidos?
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