—Son niñas. Son idénticas y muy bonitas.
—Niñas, es grandioso... —a la señora Su siempre le habían gustado las niñas y estaba muy feliz de escuchar la noticia.
A Yang Meirong le temblaban las manos de la emoción.
—¿Entonces oficialmente soy abuela? Oh... Dos pequeñas niñas... —Yang Meirong sentía que se le derretía el corazón.
Su Yu aún estaba sorprendido y su rostro mostraba diferentes expresiones. No podía describir con palabras esa emoción. Era como si las niñas de Huo Mian fueran suyas.
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