Ya eran las 9 AM cuando Huo Mian se despertó a la mañana siguiente.
—¡Demonios, es tarde!
Intentó salir de la cama, pero se percató de que le dolía todo el cuerpo.Estúpido Qin Chu, había jugado con ella hasta casi matarla la noche anterior. Parecía querer devorarla. Claro, aún eran recién casados, pero, ¿no estaba yendo demasiado lejos?
Mientras entraba en pánico, notó que había una nota junto a su almohada y reconoció en un instante que era la letra del señor Qin. "Cariño, te di la mañana libre, deberías dormir. Gracias por tu trabajo duro anoche".
Huo Mian sintió ganas de llorar al leer la última oración; sí, realmente había sido "trabajo duro".
Sus caderas estaban a punto de salirse de lugar y sus piernas dolían tanto que ni siquiera podía estirarlas.Sentía que había subido el Everest la noche anterior...
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