—Eh...
El doctor Xu estaba en una posición difícil, tal vez él no debía decirle la verdad.
—No debes preocuparte por mí, también soy doctora y no podrán ocultármelo de todas maneras. Puedo ver que están manteniendo vivo a Qin Chu con transfusiones de sangre, tubos, y una máscara de oxígeno. La bala sigue en su cuerpo, ¿no?
El Dr. Xu asintió. —Dra. Huo, lo siento, hicimos todo lo que pudimos ayer. Lo bueno es que la herida del cuchillo no es fue tan grave, o si no hubiera muerto en la mesa. Lo complicado es la bala, está justo al lado de su corazón. Es un punto muy delicado, a menos de un centímetro del corazón, por lo que la cirugía será difícil. Eres doctora, así que no necesito explicarlo demasiado. Si no la sacamos a tiempo, tal vez se infecte. Por lo tanto, deberá pasar por otra cirugía en cuarenta y ocho horas para extraer la bala.
—¿Cuál es la taza de éxito de la cirugía? —preguntó Huo Mian calmadamente.
—Menos del veinte por ciento.
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