—¿Cuán tonto crees que soy? —dijo Qin Chu, dejando a Huo Mian sin habla. Ella sabía que él no era un rico estúpido.
En este momento pagar una compensación sería un equivalente a admitir que era culpable, y además la familia pidió varios millones, lo cual no era nada razonable.
—¿Qué dijo el director Wu?
—Él se encargará de las cosas en el hospital, no tienes que preocuparte más por él.
—Mhm.
—Arreglé la negociación para que comience a las 6pm, te llevaré a casa a descansar en un rato.
—Iré contigo.
—No, confía en mí—dijo Qin Chu, rehusándose.
Huo Mian no insistió más, y a decir verdad, no sabía que podría decirle a ese grupo de gente. Ella tenía fe en Qin Chu, quien siempre hallaba la manera de lidiar con las cosas. Luego de comer, Huo Mian regresó a su casa y envió un mensaje por WeChat a Zhu Lingling, antes de quedarse dormida.
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