—Oye, apenas estas a salvo. No hablemos de mí. ¿Tienes hambre? Te haré algo de comer.
Zhu Lingling sabía que ella estaba evitando su pregunta, lo que significaba que aún había algo entre ella y Qin Chu.
—Si tengo. ¿Puedes hacerme unos fideos instantáneos?
—No tengo ese tipo de comida chatarra aquí. Te haré algo de sopa de fideos caliente en lugar de eso. Espera un segundo.
Dicho esto, Huo Mian se puso el delantal y se dirigió a la cocina.
Con la compañía de Huo Mian, Zhu Lingling se puso más tranquila y estable. Luego de la sopa tomó una ducha caliente y se durmió de inmediato.
Al día siguiente, salieron juntas del condominio, y Huo Mian fue al trabajo y Zhu Lingling se fue a su hogar.
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