Huo Mian volteó para ver a su madre seguirle el paso.
—Mamá, ¿qué sucede?
—¿Ese bastardo te dijo algo cuando fuiste? —preguntó Yang Meirong con una expresión seria.
Huo Mian inmediatamente supo de quién hablaba su madre, y bajó la voz.
—Me preguntó cómo te ha ido en estos últimos años.
—Maldito, si me fuera bien ¿abriría un almacén en este horrible lugar? Maldito idiota desalmado.
El rostro de Yang Meirong estaba lleno de ira. Huo Mian se mantuvo en silencio.
—Lo que quise decir fue, ¿te pidió que trabajes para la Corporación Huo? Eres su hija, después de todo.
—Ah sí, me preguntó si quería volver y le dije que no —respondió Huo Mian con honestidad.
—¿Qué? ¿Dijiste que no? ¿Eres estúpida?
Yang Meirong empujó a Huo Mian tan fuerte que casi cayó al piso.
—Madre, sabes que nos ha ido bien sin su ayuda todos estos años.
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