MengLinlang respondió infelizmente: —Tenemos una invitada, así que, por supuesto, ¡debo cocinar algunos platos para demostrar mi sinceridad!
—Sí, tenemos una invitada. Al menos, ella sabe que quieres darle las gracias, o si no, pensará que quieres vengarte —murmuró ZhuangRongguang.
MengLinlang inmediatamente le echó un vistazo. Aunque estaba enfadada, todavía había amor en sus ojos. —¡Mocoso!
Keer se apoyó en los oídos de Ning Xi y se rió mientras explicaba: —Mi madre no es buena cocinera...
—Ahh…—Había una envidia indistinta en los ojos de Ning Xi mientras observaba la interacción entre la señora Zhuang y sus hijos.
—Xiao Xi, diviértete con Keer y Rongguang por un tiempo. ¡La cena estará lista pronto!
—¡De acuerdo, no te preocupes por mí!
[…]
Momentos después, la cena estaba lista.
En la mesa redonda, la familia Zhuang se reunió en una ocasión inusual.
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