—¡Yo también quiero un abrazo! —dijo Rayo y se apresuró.
—¡Y yo! —gritó Nana.
—¡Cooouu! —expresó Maggie y siguió de cerca a los talones de Nana.
Roland se quedó allí, reunido con las brujas de la cesta del globo aerostático y todas las brujas de la Unión de Brujas lo abrazaban una por una. Al ver esto, Tilly no pudo evitar reír.
—¡Ah! Eres realmente bueno con las chicas.
—¿Y tú quieres un fuerte abrazo de tu hermano? — bromeó Roland.
—No, gracias —dijo sonriendo y sacudió la cabeza —. Todavía puedo recordar que una vez me levantaste y me tiraste al suelo duro.
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