2 Capítulo 1

Me encuentro en mi habitación, organizando mis pertenencias, sonrío al ver mi cuaderno preferido, allí se encuentran mis más recientes dibujos, la coloco en mi nueva cama, la que hace unos minutos tendí, con un forro morado lila, uno de mis colores preferidos.

Me dirijo a una de las cientos de cajas que se encuentran aquí y en ésta encuentro unas cortinas blancas, las tomo y me dirijo al ventanal, cierro el cristal para que sea más sencillo y tomo una pequeña meseta, para poder alcanzar la varilla que sostiene las cortinas.

Al poner las cortinas, las corro a los lados y miro hacia el exterior, solo observo el jardín, mi habitación se localiza en la segunda planta, así que tengo una vista clara de todo, permanezco observando la pequeña pradera que tenemos en la parte lateral de la casa, es bastante llamativa, aún estando de noche.

Es una noche fría y clara, tal y como me gusta.

Pasan los minutos y continuo observando mi nuevo hogar, pero sucede algo que atrae toda mí atención:

En el jardín delantero veo un celaje, cruza muy rápido así que no puedo detectar qué es, en unos segundos desaparece hacia la parte trasera de la casa.

Me pareció una sombra, pero fue algo claro, un color blanco, pero a la vez turbio, no se si fue una persona o algo más.

Luego de permanecer con la vista fija en el jardín decidí no darle importancia al tema e ir a ver que hace Jon, mi mejor amigo, hace unos días decidimos mudarnos juntos.

Salgo en dirección a la cocina y me burlo mentalmente al ver que las cajas de la mudanza de Jon permanecen intactas al salir de su habitación.

Entro a la cocina y encuentro a un tonto mirando de manera sorprendida el frigorífico.

- Jon- lo llamo, el me mira- ¿qué haces?- pregunto alzando una ceja y sonriendo, mientras coloco mi mano derecha en mi cintura.

El niega aún confundido.

- no hay nada de comer, pensé que irías al supermercado- dice y hace un puchero.

- no- digo sarcásticamente mientras me burlo- te dije que fueras e incluso te di una lista- digo riendo- pero buen intento- digo palmeando su hombro y dirigiéndome a la sala.

Me recuesto en el sofá y Jon se sienta en el sofá de al lado.

-¿compramos comida china?- pregunta y asiente.

- por mi está bien- digo y sonrío, mientras observo la pantalla de mi celular.

El se levanta y se dirige a su habitación, en búsqueda de su celular.

Empiezo a contemplar la casa, el techo es muy alto, es en forma de diamante y de el cuelga un hermoso candelabro.

Continúo inspeccionando las paredes del pasillo, el pasillo es muy largo, lleva a un baño, a una habitación y a los escalones que llevan al segundo nivel.

Al fondo del pasillo veo un parentesco a la pequeña pradera que tenemos en el jardín lateral, hay un hermoso tapiz de flores.

De un momento a otro veo acercándose la figura que hace rato vi, es lenta, a diferencia de ahorita, parece de un material o componente transparente, algo nada sólido, mas bien un líquido evaporado, parece humo, continúo observando con atención, deseando que Jon se aparezca.

Sea lo que sea no me da un buen presentimiento, ya atravesó el pasillo, continúa por la sala y viene en mí dirección.

Mis nervios aumentan y el aire me empieza a faltar.

- ¡Jon!- grito algo asustada y la criatura acelera su paso.

Al llega a mí, no se detiene, es como si quisiera introducirse en mí, pero al rozar mi piel, ésta quema, sale una lágrima de mi ojo derecho y de una manera áspera y brusca,  la criatura me lanza al suelo.

Me asusto más, grito el nombre de Jon de nuevo, veo a la criatura acercarse nuevamente y cierro los ojos.

Pero no sucede nada, solo siento unos brazos que me alzan y me sientan en el suelo, abro los ojos y veo un Jon sorprendido.

- ¿qué pasó?- pregunta inspeccionandome con la mirada.

- ¿no lo viste?- pregunto histérica.

- ¿de que hablas?- pregunta Jon confundido, observa su alrededor y examina mis ojos de manera confundida.

Es cuando pienso:

¿Qué gano con explicarle lo sucedido?

De todas formas el no me creerá.

Pensará que estoy enloqueciendo, se asustará y me llevará a un psicólogo, o peor, pensará que bromeo y se burlara.

- no, digo...- analizo un poco mi respuesta- había un insecto- digo haciendo una mueca.

- ¿desde cuando te asustan los insectos?- pregunta de manera sarcástica.

Rayos, olvidé que cada vez que aparece un insecto en nuestro camino, la encargada de alejarlo siempre soy yo, el es la nenita que siempre corre enloquecida.

- era una rata enorme- digo de manera brusca mientras me levanto.

Hago una mueca de dolor al levantarme y el me observa aún confundido.

- ¿cómo llegaste al suelo?- pregunta.

- choqué con el sofá al intentar asesinarla- digo balbuceando de brazos cruzados y éste empieza a reír.

- llamé al restaurante, es extraño que la comida aún no halla llegado- dice dejándose caer en el sofá.

Me siento a su lado y empiezo a contarle todo lo ocurrido en la universidad esta mañana, fue un día realmente agotador.

Kaprow.

Luego de ser desterrado del cielo, pasando a ser ángel caído, y convertido en un niño de apenas 5 años italiano.

Recuerdo que me encontraba vagando en las calles de Polonia cuando un vehículo enorme y negro aparcó a mi lado y de él salió una señora de unos 30 y tantos, habló unos minutos conmigo, preguntando por mis padres o algún familiar, pero se imaginarán que yo solo negaba, trataba de no mentir y por ende no podía decir nada.

Aquella señora posteriormente se convirtió en mi madre adoptiva Emely Evans y en conjunto con su esposo, quien ahora es mi padre, el señor Carlos Kaprow de unos 40 y tantos.

Es una familia de raíces italianas, pero actualmente su residencia se encuentra en Arabia.

Lo único lamentable son sus negocios deshonestos, pero aparte de esto, son las personas más dulces que conozco.

Todo el tiempo he tratado de mantenerme apartado del negocio familiar, pero luego de sentir afecto por ellos, me fue imposible no ayudar.

Me he convertido en el hijo que jamás pudo tener el señor, y la señora fue para mí como la madre que jamás tuve.

Sí, tuve, falleció cuando mi cuerpo carnal alcanzó la madurez de 15 años.

El mundo es tan nefasto y a la vez curioso, me he adaptado en el mundo de tal forma que he empezado a desarrollar sentimientos humanos, como ira, odio, repulsión y hasta cierto punto cariño.

~

¿Por qué desterraron a Scott del cielo?

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