1 Capítulo 0: "Ellos"

Era una mañana acalorada que se cernía sobre una pequeña ciudad, tal era el calor que muchas de las personas despertaban empapados de sudor temprano por la mañana y a pesar de ser domingo casi nadie había podido dormir hasta tarde, aunque curiosamente ese no era el caso de Santiago Stetward, un joven pelinegro de 18 años que dormía plácidamente bajo el frío de un aire acondicionado, no parecía tener la menor intención de levantarse pero pronto el sonoro ruido de su puerta abriéndose de repente le despertaron a la fuerza y aún adormecido abrió sus ojos solo para ver de quién se trataba, aunque podía imaginarlo.

-¿Cuanto más planeas dormir? Mamá dice que te levantes a desayunar algo aunque sea.

Desde la puerta se hizo escuchar la enérgica voz de una pequeña chica que no parecía tener más de 13 años hacia eco por la habitación, está era Silvy Stetward, una alegre niña de cabello negro al igual que su hermano, cabello que parecía bien cuidado ya que a diferencia de su hermano quien al recién estar despertando lo tenía todo alborotado, el de ella estaba ya arreglado y presumía de ser un lacio bien cuidado.

-Dile que ya voy... -Santiago respondio sin mucha fuerza mientras agitaba una de sus manos de lado a lado y volvía a cerrar sus ojos.

Conociendo bien a su hermano esta ya veía venir que se volvería a dormir si lo dejaba por lo que se acercó hasta estar junto a este y extendió sus brazos, dejándose caer repentinamente en el estómago de Santiago quien dejó escapar el aire de golpe por aquel "Ataque", afortunadamente ella no pesaba casi nada por lo que dejando de lado la sorpresa no le había causado nada, aunque era cierto que lo había logrado despertar del todo por lo que este solto un largo bostezo para luego notar que Silvy no se levantaba, simplemente le sonreia con aquella malicia infantil que decía que no planeaba levantarse y liberarlo tan fácilmente.

-... Si no sales de encima mío no podré ir a comer, podría morir de hambre.

-Esta bien eso, así podré quedarme con tus cosas. -Una simple respuesta de parte de la chica que lo había "Atrapado".

-No pasará, ya escribí mi testamento y le dejé todo al perro.

-Pero si no tenemos perro.

-Ah... cierto mi plan infalible falló...

Luego de este curioso intercambio ambos comenzaron a reír divertidos mientras que Santiago la agarraba con uno de sus brazos y comenzaba a levantarse terminando de pie con ella cargada a un costado, esto era fácil para el por lo liviana que era ella y por el hecho de que no era ningún debilucho, sus 1,80 de altura y su complexión física que hacia notar que entrenaba. Al ser cargada Silvy simplemente sonreia mientras era llevada así hasta el comedor, donde en la mesa se encontraban puestas dos tazas y dos platillos, más allá en la cocina la madre de estos chicos estaba lavando unas tazas y platillos que parecían eran de ella y del pequeño niño que se encontraba a su lado, cuando notaron que Silvy y Santiago se dirigían a la mesa su madre volteó a verlos con una amable sonrisa.

-Se llevan tan bien como siempre ¿Por qué no son así con su otro hermano?

Su tono más que una pregunta seria era tan suave y amable que se notaba preguntaba como una "Queja en broma", quizás por esto ni Santiago ni Silvy se lo tomaron en serio y luego de que él la dejó en el suelo ambos se sentaron en sus lugares.

-Porque nuestra madre es cruel y solo desayuna con nuestro hermano pequeño ignorandonos cruelmente. -Santiago fue el que respondió mientras endulzaba su taza.

Su madre, una mujer de apariencia madura y cabellos castaños, solo sonrió ante esa respuesta para mirar hacia abajo al niño que al escuchar eso también estaba mirandola, el pequeño de 4 años tenía el color de los cabellos de ella pero estos eran crespos a diferencia del Lacio de ella.

-Si esperábamos a que despiertes tu hermanito hubiera muerto de hambre, si quieres desayunar con mamá tendrás que madrugar.

-Tentador pero creo que paso.

La charla entre el hijo mayor y su madre parecía bastante divertida ya que ambos hermanos menores miraban a estos con unas animadas sonrisas en sus rostros, sin embargo estas sonrisas e incluso los rostros de Santiago y su madre cambiarían a una expresión de sorpresa y desconcierto al todos presenciar un evento de lo más extraño, cada uno de ellos había comenzado a emitir un leve brillo que iba en aumento lentamente, pero en el momento en el que este brillo aumentó repentinamente al punto de empezar a cegarlos el grito de los niños se hizo escuchar mientras que la madre abrazaba con fuerza a su hijo pequeño y Santiago estiraba su mano hacia Silvy logrando tomarla de la muñeca instantes antes de que la luz los cegara por completo y luego cesara repentinamente, cuando la luz desparecio la cocina de aquella familia había quedado completamente vacía y aunque ellos no lo supieran en ese momento, aquel extraño fenómeno se repetía en cada rincón del mundo y con cada persona en este.

Luego de aquel destello Santiago pudo ver a una mujer de dorados y largos cabellos con una expresión de dolor en su rostro y lo que parecía una herida profunda en su hombro ya que la parte de su largo y blanco vestido se encontraba empapada de rojo en este. En ese momento esa mujer parecía estar diciendo algo que el chico por el movimiento de sus labios y lo poco que pudo escuchar entendió era un "Salvenme", antes de desvanecerse y despertar en un suelo de tierra negriza. Se sentía aún adormecido como si acabara de despertar por lo que lo primero que hizo fue sentarse mientras llevaba su mano a su cabeza, sentía una leve jaqueca pero debía intentar recordar que había ocurrido, en el momento en el que lo logró sus ojos se abrieron de golpe y comenzó a buscar a su alrededor apresuradamente, sin embargo su búsqueda duró poco ya que a su lado a pocos metros de distancia se encontraba quien buscaba, Silvy su hermana yacía en el suelo pareciendo desmayada, sin dudarlo un instante este se levantó para correr junto a ella y tomar con cuidado su cabeza levantandola levemente.

-¡¿Silvy?!¡¿Me escuchas?! ¡Silvy!

La voz del chico emitía una gran preocupación, pero esta preocupacion se convirtió en alivio al ver como esta comenzaba a apretar sus ojos para luego abrirlos y mirar adormecida a su hermano.

-¿Santi?...

Aún sin despertar del todo se sentó en su lugar para comenzar a mirar a todos lados.

-¿Donde estamos?... ¿Donde está Mamá? -Silvy ahora miraba a su hermano asustada.

-Yo...No lo se. -Al responder esto no pudo evitar apretar sus puños, no parecía haber rastros de su madre o su hermano pequeño.

Se encontraban los dos completamente solos en algo similar a un bosque, pero los árboles de este bosque estaban desgastados, en mal estado, aunque eso fue lo último que habían visto ambos ya que luego de haber empezado a observar su alrededor la mirada de ambos estaba fija en el cielo mientras tenían una expresión de sorpresa y confusión, después de todo aquel cielo que se cernía sobre ellos estaba teñido de un carmesí profundo...

Sin embargo no tuvieron mucho tiempo de empezar a pensar en lo que deberían hacer ya que pronto escucharon un llamado a lo lejos, cuando ambos voltearon a ver pudieron divisar a lo que parecía ser otra persona que los llamaba y agitaba su mano de lado a lado. Ambos no estaban seguros de cómo reaccionar o si era seguro ir pero no tenían muchas opciones por lo que luego de ayudar a levantarse a su hermana, Santiago comenzó a acercarse lentamente a la persona que los llamaba, siendo seguido de cerca por su hermana que se ocultaba detrás de él. Por su parte esta persona se comenzó a acercar a ellos también, era un señor que parecía estar en sus 25, el cual se detuvo frente a estos dos mirándolos con cuidado.

-... ¿Ustedes también despertaron aquí de repente?

Esa simple pregunta les provocaba una mezcla de esperanza y a la vez preocupación ya que por el tono de voz de ese sujeto parecía tampoco saber mucho, pero el simple hecho de que pudiera haber más personas cerca ya aliviaba bastante a ambos, por lo que Santiago no perdió tiempo para responder.

-Así es... Soy Santiago y ella es mi hermana Silvy. Estábamos en casa cuando de repente una luz nos envolvió y lo siguiente que supe es que despertamos aquí.

Intentando demostrar que no estaban mintiendo ya que el sujeto los observaba con algo de cuidado, trató de explicar lo mejor posible lo que les había ocurrido y parecía que había funcionado ya que al escucharlo el hombre frente a ellos se relajó un poco.

-Ya veo, también les ocurrió lo mismo... En todo caso no perdamos más tiempo y acompañenme, tenemos un pequeño grupo y nos estamos refugiándo en una cueva que encontramos más adelante. -Mientras explicaba esto señaló en dirección hacia lo que parecían unas montañas que se podían ver a no mucha distancia.- Acompañenme, allá les explicaremos lo que podamos pero tampoco es que hayamos descubierto mucho, al parecer todos empezaron a despertar hace no más de medio día.

-Ya veo... -Santiago volteo a ver a su hermana quien seguía aferrada a él, dándole una cálida sonrisa para intentar calmarla mientras tomaba su mano.- Vamos entonces.

La pequeña chica solo asintió en silencio mientras se aferraba ahora a la mano de su hermano, para luego comenzar los tres a caminar en dirección a donde el sujeto había señalado, con justamente el liderando la caminata.

-Ah, me llamo Bred por cierto. -Este había volteado a ver a los hermanos sin detenerse ya que recordó no se había presentado.

Esta fue toda la charla que mantuvieron ya que luego de que Santiago y Silvy asintieran, no cruzaron otra palabra, ellos estaban demasiado tensos para charlar y Bred parevia entender esto por lo que tampoco los presionaba.

Poco antes de que el sol se terminara de ocultar, llegaron a la entrada de la cueva que Bred les había mencionado y aunque aún dudando un poco, entraron detrás de este. Pronto encontraron lo que eran unas antorchas rústicas hechas a mano colocadas en los orificios de las paredes de la cueva, funcionando para iluminar bastante la cueva, por lo que no tuvieron problemas en llegar hasta donde vieron una luz más fuerte la cual se debía a una gran fogata que tenía a varias personas sentadas a su alrededor, sin embargo estas no eran las únicas, la cueva era realmente grande por dentro y en total habían alrededor de 50 a 60 personas tranquilamente, algunas junto a pequeñas fogatas las cuales tenían unas rocas suspendidas sobre estas mientras parecian estar cocinando carne que empalaban en ramas, otras en una zona más alejada iluminada solo por las antorchas quienes parecían estar Armando unas "Camas" improvisadas a base de grandes Hojas y lianas de las cuales habían visto muchas de camino hacia aquí y por último un grupo que parecía ser el que dirigía todo, de este ultimo uno de los hombres en este notó a Bred y a quienes le seguían, Santiago y Silvy, por lo que pronto se acercó a ellos sonriendoles con calma.

-Volviste y veo que encontraste a más.

-Así es, estos son Santiago y Silvy, al igual que todos despertaron repentinamente aquí.

-Ya veo... lo lamento en verdad, al menos les puedo ofrecer que se queden con nosotros, todos estamos en las mismas circunstancias así que debemos ayudarnos.

La amable sonrisa de aquel señor algo mayor lograba calmar un poco a Santiago y Silvy, estaba apunto se agradecerle pero un repentino grito hizo eco por toda la cueva. Cuando voltearon a ver de que se trataba observaron Horrorizados como una de las Mujeres que se encontraba trabajando en las "Camas" ahora yacia en el suelo con la mirada en blanco mientras unas criaturas similares a Sanguijuelas con robustas cuatro patas y del tamaño de un perro grande la devoraban, impregnando el lugar con el aroma de la sangre que se derramaba en el suelo. Pronto un segundo grito de una de las que miraba esta escena se hizo escuchar y esta otra mujer salió corriendo sin dudar en dirección a la salida de la cueva y todos los presentes no tardaron en imitarla, todo el lugar repentinamente se había vuelto un Caos.

Santiago y Silvy observaban esto horrorizados mientras la niña se aferraba a su hermano totalmente asustada, pero quien tenía la expresión más atónita era Bred quien no parecía creer lo que estaba viendo.

-¿Como es posible?... Estoy seguro que inspeccionamos toda la cueva y no había nada...

Sin embargo como si el universo le contestara, las paredes de la cueva comenzaron a moverse, pronto algunas zonas de la pared perdían su color y su "Rocosidad" para comenzar a adoptar el color negro y unas bocas iguales a las que tenían la Bestia que atacó a la mujer aparecían en estas, esta criaturas se habían camuflado en las paredes e incluso imitaron su texturas, seguramente no reaccionando por ser criaturas nocturnas, por lo tanto ahora que se había hecho de noche estad empezaban a despertar. Una risa rota escapó de Bred quien solo se dejó caer de rodillas viendo como más y más de esas criaturas aparecían y atacaban a todas las personas, incluso a él mismo se le comenzaron a acercar varias de estas bestias y al estar cerca de el Santiago y Silvy retrocedieron y este sin dudarlo un solo instante comenzó a correr en dirección a la salida tomando la mano de su hermana, dejando atrás a Bred quien era atacado y devorado por estas criaturas, sin embargo se detuvo al notar como la salida estaba bloqueada por más de estas "Sanguijuelas", pero estas estaban siendo enfrentadas por un pequeño grupo que se había armado con palos, "Lanzas" improvisadas hechas de piedras y Lianas así como martillos de este tipo. Liderando este grupo estaba el Hombre que había saludado a Bred y quien parecía haber logrado organizar a las demás personas, esto era un leve alivio por lo que Santiago corrió junto a estos aún llevando consigo a Silvy, sin embargo la desgracia les seguía porque la pequeña al no poder seguir el ritmo de su hermano termino cayendo al suelo y soltandose de este fue solo un desliz de un instante y él ya había volteado y la estaba por tomar nuevamente de la mano, pero tanto el Como el "Lider" del grupo quien también se había volteado observaban aterrorizados aquella "Cosa" que velozmente se Acercaba hacia Silvy, era una de estas Criaturas pero era mucho más grande, tranquilamente media 3 metros de alto y de ancho, abarcando casi todo el espacio de la cueva. Esta desorbitante criatura se abalanzaba sobre la indefensa Silvy que apenas se estaba levantando de vuelta, su hermano quien veía esto solo podía pensar en una cosa, no podía dejar algo así, por eso en esos cortos momentos el también se abalanzó sobre silvy jalandola de la mano con todas sus fuerzas no solo ayudándola a levantarse, si no que también lanzándole detrás suyo lo más lejos que sus fuerzas le daban, su hermana quien cayó varios metros lejos de Santiago por aquella, veía recién con terror la "Cosa" que tenía a sus espaldas todo ese tiempo y como esa Criatura abría sus gigantescas Fauces mientras se abalanzaba sobre su hermano. Por su parte este en esos instantes pudo ver a su hermana ya alejada del peligro y como El "Líder" se acercaba a ella para tomarla entre los brazos y salir corriendo, o eso parecía que haría, ya que antes de lograr ver esto las fauces de esta bestia se cerraron engullendo de un solo Bocado a Santiago.

No hubo grito, no hubo dolor, simplemente aquella viscosa lengua que al tener a Santiato sobre ella lo lanzó hacia atrás como si lo Tragara, Cayendo este en lo que sería el estómago de La bestia, el cual podía sentir como empezaba a llenarse de un líquido amarillento que al hacer contacto con su piel le causaba una leve picazón. El sabia que era esto, jugos digestivos, estaba siendo consumido y su única salida, la boca, se encontraba sellada por la lengua que se había quedado allí formando una "Puerta Cerrada", sabiendo esto y su tragico destino, la reacción de este fue solamente sentarse apoyando su espalda contra las paredes estomacales de las que se encontraba rodeado, había aceptado su destino con bastante facilidad y parte de la razón de esto era que sentía como aquella criatura no se movía, seguramente no podía hacerlo mientras digeria y eso significaba que al menos Silvy pudo escapar, este simple pensamiento era lo que lo había ayudado a dejarse ir y solo esperar su muerte que se acercaba rápidamente mientras sentía como aquel líquido empezaba a llenar el lugar, la picazón aumentaba y empezaba a ser algo dolorosa pero aún así decidió cerrar sus ojos y resignarse, no podía hacer nada de todas formas. Sin embargo cuando estaba apunto de este liquudo llegar a su cuello, la imagen de su hermana destello en su mente y abrió sus ojos de golpe, no quería morir, quería seguir viviendo, quería protegerla, quería ayudarla, no podía dejarla sola en un lugar como ese, en cuanto pensó aquello se levantó mientras sentía todavía aquel ardor por toda la parte de su cuerpo que había estado sumergida en los jugos gástricos, pero más fuerte que eso aún era el calor interno que empezaba a sentir en si mismo, calor que poco a poco se juntaba en el brazo derecho de este, en el momento en el que sintió esto de alguna forma lo supo, sabía lo que tenía que hacer y como hacerlo. Sin dudarlo comenzó a prepararse para golpear la pared del estomago que tenía junto a el y en ese mismo instante unas llamas blancas envolvían su brazo, podía sentir la fuerza de estas llamas, llamas de esperanza, llamas que le decían que siga adelante, que no se rinda, la esperanza fluía en él y se condensaba en su brazo, con el cual lanzo un puñetazo con todas sus fuerzas mientras gritaba. Era normal, en las Historias el "Heroe" que debía salvar el mundo tenía un poder único, un poder abrasador que lo hacía lograr enfrentar cualquier situación y cualquier mal, su puño en ese momento estaba lleno de aquel poder y en el momento en el que este impacto con la pared estomacal, una gran explosión blanquecina iluminó la oscuridad de todo aquel estomago, una explosión que no hería a Santiago a pesar de que envolvió el lugar en llamas, luego de aquel gran ataque este observó a lo que su esperanza lo había llevado.

-...N-no es cierto...

La mirada hasta ahora tranquila de este ahora tenía una expresión de completa desesperación y Horror, en el lugar que había golpeado con aquel poder... no había ningún daño, apenas se podía notar un leve color negro como si se hubiera quemado pero este lentamente desaparecía. Toda la esperanza que tenía del deseo de vivir se había esfumado y simple desesperación se podía ver en el rostro de este, se sentía tan "A salvo" que el volver a caer repentinamente en el hecho de lo inútil que fue todo su esfuerzo, de saber cual seria su destino, fue un golpe destructor para el, estar en la cima y caer era peor que haberse quedado en el foso, la esperanza lo había abrazado tanto que esta vez la muerte que se acercaba lentamente a medida que el líquido del estómago seguía llenando el lugar era... desesperante.

-No puede ser... no puede ser... ¡NO PUEDE SER NO PUEDE SER NO PUEDE SER!

Comenzó a golpear desesperadamente la pared, pero aquel golpe no había logrado nada, sus simples golpes normales estaban aún más lejos. Lagrimas de desesperación aparecían en su ahora deformado rostro por el pánico mientras este se aferraba a la pared y sentía como su piel se comenzaba a deshacer, un dolor insoportable que poco a poco se esparcía por todo su cuerpo al ya tener el líquido hasta su cuello aún estando parado.

-No... no puede ser...no quiero morir... no quiero... alguien... ayúdeme... ¡POR FAVOR ALGUIEN AYUDEME! ¡QUIEN SEA!... No quiero morir... no quiero morir...

Sus palabras salían entre fuertes sollozos mientras el dolor y la desesperación desfiguraban su rostro el cual poco a poco terminó siendo cubierto por aquel líquido amarillo, su voz ya no podía salir, al gritar por el dolor de sentir sus párpados derretirse y tener sus ojos expuestos a aquel "Acido", un grito que fue ahogado por el mismo líquido escapó de él, gritó que consumió todo el aire que este tenía y por lo tanto terminó ahogándose lentamente en el ácido que comenzaba a ingresar a su cuerpo por su boca, nariz y oídos, derritiendo lo dolorosamente por dentro al igual que por fuera, hasta que al final no quedo nada de él... Ningún "Heroe" acudió a su llamado, asi como tampoco Ningún Héroe acudió al grito de auxilio desde fuera, donde el último hombre que luchaba contra las bestias caía y era devorado frente a los ojos de Silvy y el resto de mujeres y Niños los cuales eran rodeados por las criaturas que terminaron abalanzandose sobre ellas. Nadie fue al rescate, nadie las salvo, aún cuando sus gritos de dolor continuaron por un tiempo antes de empezar a perder fuerza hasta que lo único que se escuchaba era el sonido del masticar sobre la carne y huesos que estas criaturas hacían al comer.

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